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Laura Caccavo o la obsesión por las líneas

La artista, nieta, hija y sobrina de artistas, es una personalidad inquieta que te hace bailar con sus obras de arte óptico.

Líneas perfectas en formas geométricas, colores vivos, colores flúo. ¿Qué vemos? «La danza de la vida, geometría sagrada en movimiento», apuntan sus amigos. Ella lo define como «arte luminical» y en realidad estamos bautizando un estilo único. A la técnica del arte óptico, la artista le agrega luces leds de frente que cambian al ritmo de la música y le dan movimiento a su líneas y colores. Entonces su obra se vuelve arte cinético. En cualquier caso su arte es festivo, luminoso.

Laura Caccavo Hoffmann expone por estos días una muestra exclusiva en el Ultra Hotel de Buenos Aires, mientras prepara las obras que se verán en una galería de Londres y en el MAXXI (Museo Nazionale Delle Arti del XXI Secolo), de Roma.

Sobrina de Eduardo Hoffmann, hija de Silvia Hoffmann, nieta de Rubén (acuarelista que le dio vida a toda una familia de artistas), tiene una obsesión: la línea recta, la perfección del color.

A los 19 años, de viaje por  Italia, en Cerdeña, se metió a estudiar en la Accademia delle Belle Arti, donde cursó pintura y restauración. Gigantes como Miguel Angel y Leonardo Da Vinci la inspiraron para seguir el camino del arte, sin embargo su espíritu inquieto encontró en los ópticos la forma para manifestarse.  Su obra «está impregnada de un colorido salvaje y luminoso, puro e intenso que nos remiten a los fauvistes», dicen los críticos. «Todo en ella es una explosión vibrante de color».

Le preguntamos si el mendocino Julio Le Parc ha influido en su rumbo. «Claro, veo sus obras y me inspiro, me gusta Le Parc. No hay gente que haga arte óptico por acá, excepto él»,  nos dice mientras enciende los leds y la música para que lo óptico se vuelva definitivamente cinético.

–La sensación de las obras en movimiento al ritmo de la música es similar a la que generan los VJ. ¿Sos como una VJ que trabaja con la materialidad?

–Jaja, no se me había ocurrido, pero sí puede ser. En ese sentido el triángulo es muy power .

(Lo dice mientras cambia las obras para que un reflector de leds las ilumine, y efectivamente el efecto de un triángulo es poderoso, te dan ganas de bailar).

–¿Tu obsesión?

–La línea recta. Lo mío es estudio de cálculos, calculadora, transportador. Es como un estudio de geometría. Mido todo el tiempo, llego a hacer diez rayas del mismo color.

–¿Cómo entra el arte en el cálculo, en la geometría?

–Los colores te lo dan. Son como dos procesos. Primero tengo el lienzo blanco… hago todos los cálculos, mido y llego a hacer diez rayas del mismo color para intentar lograr la perfección. Es algo muy complicado alcanzar la perfección.

–¿Qué te da placer cuando pintás?

–Al principio me obsesiono con lograr la perfección geométrica. Después viene la etapa del color, y entonces el trabajo se vuelve más lúdico. Pongo musiquita y me relajo un poco más, es el momento que me da más placer. Hace 20 años que pinto y siempre me han gustado las cintas para laburar.  Es todo sentimiento esto, yo no digo nada, son puras sensaciones y creo que  al espectador le sucede lo mismo.

–¿Con qué música se sienten mejor  tus obras?

–Van muy bien con mucho reggae pero depende del estado de ánimo, yo bailo cuando hago los cuadros.  Estoy estudiando cómo los leds cambian los colores de la obra, es como un viaje. Me metí a investigar cuáles son los colores que mejor quedan con las luces, cuáles son los que se apagan o se prenden. Mi  próximo paso es colocar las luces de leds alrededor del marco, que la luz sea parte de la obra.

–¿Cómo vas con eso de ser hija y sobrina de artistas?

–El grosso era mi abuelo, Rubén Hoffmann, un acuarelista que pintaba un cuadro en tres minutos, él le enseñó a Eduardo (Hoffmann) las técnicas. Es tremendo tener una madre de la misma profesión, es tremendo porque mi mamá es muy exigente con lo que hace, es parte del desafío.

–¿Vas a exponer en Roma, cómo surgió eso?

–Una artista vio un cuadro mío en Bolivia y me contactó para preguntarme si quería exponer en el MAXXI  de Roma, le dije que sí, así que ahora estoy preparando esta próxima muestra, también me invitaron de una galería en Londres.

–¿Y en Mendoza?

–Al mendocino le cuesta mi obra, no cualquier mendocino la cuelga en su casa, tienen que ser modernos con casas minimalistas, los que me han comprado cuadros están enamorados pero no todos se animan.

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