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Paula Rosas: “Tenemos que cuidar la curiosidad y creatividad” 

La pianista mendocina desnudó su alma en una charla en la que nos permitió conocer su universo de canciones y poesías. 

El piano estuvo presente en la vida de Paula Rosas desde niña, a los cuatro años escuchó «Claro de Luna» del compositor Debussy y sin lograr comprender en ese entonces qué le sucedió, hoy lo recuerda como la primera vez que algo la conmovió, su alma vibró al mismo compás. “Se plantó una predisposición a conmoverme por cierta música”, expresa. 

Paula es pianista, compositora y docente mendocina; formó parte de varias bandas locales, entre ellas, Té con King Kong. En 2019 comenzó su carrera solista con «Corazonada», su primer álbum que la presenta como creadora de canciones. Cuatro años después vio la luz su segundo disco «Kintsugi», en donde se atrevió a utilizar su voz para darle melodía a sus poemas y así lograr cinco hermosas composiciones. 

La cultura japonesa le llama poderosamente la atención y es su fuente de inspiración, tanto, que curiosamente  en sus rasgos hay algo de aquel otro hemisferio, sin tener una ascendencia en su ADN. “A veces me dicen ‘china’ en broma”, comenta entre risas. 

Con un programa para pc (Window 95) que su papá le consiguió, aprendió el abc del teclado, “las teclas de ese instrumento se pintaban de rosa a medida que iba transcurriendo la canción, era hermoso”, comenta Paula. A los 6 años comenzó su educación musical en una academia y aunque hubo un impasse en su formación, finalmente en 2012, con 20 años, rindió el ingreso para aplicar a la carrera de piano en la Facultad de Música de la UNCuyo. 

Hoy es una pianista con un estilo singular y también profesora de piano, reparte su tiempo entre la creación, la composición y el acompañamiento a sus alumnos con una gran vocación. “Me parece lindo plantear que desde mi lugar lo más importante no es que no se equivoque sino poder ir encontrándose con el instrumento en un aprendizaje que es infinito”. 

Corazonada, Kintsugi y Ciruelo: La colección musical de Paula Rosas

Sus melodías comienzan siendo una idea que puede verse representada en un poema o una imagen y a partir de allí se siente dispuesta a crear. Sus canciones son impresionistas, la melodía se desdibuja y fragmenta, la atmósfera es imprecisa como las manchas de pintura de un cuadro de Monet. Aprendió la importancia de los silencios en una composición y cómo aplicarlos por la filarmónica de Tokio que escuchó una vez en Buenos Aires. Su música es versátil en cuanto a géneros musicales, son melodías para imaginar. 

“A mí me llama la atención cómo la vibración del sonido en la imaginación me puede despertar imágenes, colores y sensaciones”, reflexiona. En su disco Corazonada, podemos disfrutar de canciones que tienen muchas referencias a la música latinoamericana: “Hay milonga y chacarera, en otra podemos apreciar ritmos parecidos a una cueca chilena, otra que es como una símil tonada. Todo está mezclado, tomando esas referencias pero fusionando con melodías más jazzeras, también europeas”. 

En su segundo disco Kintsugi, incorpora su voz acompañando las melodías y aquello tiene todo un significado. “Al reconstruirme sentía que quería hacer música que también creciera. Siempre me gustó mucho cantar pero me cohibía ante mí misma, el hecho de escribir poemas y cantarlos, fue algo que fui trabajando”, comparte. Este concepto lo engloba el nombre del disco que en japonés significa reparar la cerámica con oro.

Además Paula se encuentra en la producción de un disco de Wen, haciendo los arreglos del piano.También trabaja en la grabación del disco solista de Camila Millán, con los arreglos de teclado. 

Descubriendo a la pianista Paula Rosas
¿Por qué el piano? ¿Hay otros instrumentos en tu vida? 

Me gusta mucho, hasta el día de hoy sigue siendo mi favorito y es la música que siempre elijo escuchar. El piano es el instrumento que mayor posibilidad de notas tiene (88) entonces te permite un montón de cosas, tocar a 4 manos por ejemplo. También toco un poco la guitarra, me divierte hacerlo en reuniones con amigos, jamás me subiría a un escenario a tocar la guitarra, pero sí con amigos o haciendo canciones bizarras, mientras más bizarras mejor. 

Aparte de la música, ¿qué te inspira?

Me inspira muchísimo escuchar a otros maestros de la música, muchas canciones que me agradan están inspiradas en fragmentos de la historia, en mitología, en fábulas. La cultura japonesa y la naturaleza son grandes inspiraciones, en mi casa tengo una selva de plantas, la vegetación me cautiva. Los animales también me encantan, podría englobarse en la naturaleza, somos parte de ella y no hace falta que sucedan cosas extraordinarias para inspirarme, ya es un milagro que existamos, somos esporas flotando en el universo, eso ya es épico. 

¿De qué hablan tus canciones?

Trato de que cada canción tenga el nombre de la consigna que me llevó a desarrollarla, hablo de mis procesos personales de autodeterminación como por ejemplo la canción “Lágrimas de Geisha”, que dice “arde en llamas la luna cuando eliges tu propio nombre”. Romper el molde en el cual te han puesto y ponerte tu propio nombre. Admiro a las personas que eligen cómo vivir su vida y hablo también un poco de eso. Trato de hacer catarsis con mis canciones.

¿Cómo son tus procesos creativos? 

Me gusta siempre partir de un concepto, me puedo sentar horas frente al piano a tocar porque sí, pero si no hay un concepto detrás no me sirve para componer. A veces es difícil saber qué decir, me pasan tantas cosas que ninguna resalta sobre otra. Siempre voy al piano y me grabo, inclusive en el error de lo que primero pensé encuentro cosas que sirven.

¿En qué estás trabajando actualmente? 

El 14 de junio saldrá en todas las plataformas el soundtrack “Solid Virtuality” para el proyecto Pavilion de Secondary Bounce. Es un trabajo que comenzó en el 2023, al que fui convocada por Mauro Muñoz para musicalizar el recorrido del espacio virtual para exhibir piezas de arte en cualquier escala y formato. Los sonidos que compuse son bien diferentes a los que he hecho ya que están grabados con instrumentos virtuales, no como estoy acostumbrada a componer, con el piano. 

¿Un sueño por cumplir con la música?

Componer música para una orquesta, de hecho, estoy trabajando en eso, pronto comienzo con la tecnicatura de arreglos orquestales de la Universidad del Litoral. Más allá de que amo el piano, en mi cabeza yo me imagino componiendo música para orquesta, sin dejar nunca el piano obviamente. 

Su voz apacible y sus frases repletas de poesía hicieron de esta entrevista una distinta, plagada de reflexiones. “No puedo tocarte el alma, puedo tocar el instrumento que lo aloja, el cuerpo… Lo mismo sucede con la música, hay algo del alma con la música que conectan”, fue una de las expresiones de Paula Rodas que me llegaron profundamente y define en pocas palabras lo que para ella significa la música. Podes escucharla por Spotify y enterarte de todo a través de su IG 

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