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Los monjes de Gualtallary y un convento de película

Como en cuento medieval, el Monasterio del Cristo Orante domina los paisajes de Tupungato. Los monjes ofrecen hospedaje para retiros de oración y talleres de iconografías religiosas. Elaboran chocolates y un Malbec producto de la Vendimia Monacal.

Camino a Gualtallary, Tupungato, nos encontramos con el Monasterio del Cristo Orante, un lugar inesperado para quienes no transitamos habitualmente por estos preciosos parajes. Apenas un cartel lo anuncia sobre el camino, por curiosidad decidimos internarnos en esta variante que ofrece la ruta, sin imaginar la mística ni la importancia del lugar.

 

Monasterio
El letrero de la entrada nos advierte que no es un lugar turístico, pero somos bienvenidos a orar.

 

 

Una alameda joven y por estos días plenamente amarilla nos deja en la puerta de un parque jardín. Al fondo, un templo solitario con el estilo arquitectónico de las construcciones religiosas europeas, llama aún más nuestra atención. Inmediatamente un letrero nos aclara que no hemos llegado a un lugar turístico ni a un predio para acampar.

 

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El pasaje que une la capilla con la morada de los monjes.

 

Estamos en la casa de Dios y la belleza del entorno nos invita en silencio a la oración. Respetando la premisa y el silencio caminamos casi en puntas de pie por los jardines simétricos. Pero antes de subir la escalinata que lleva a la capilla, -como en las búsquedas del tesoro-, un nuevo letrero nos da la consigna. En una vitrina, un portero eléctrico podrá utilizarse, el escrito dice: “si desea pasar a rezar a la iglesia, pase sin avisar, están abiertas las puertas laterales. Si necesita comunicarse con alguno de los monjes marque 12 ó 13 ó 14 ó 15”. Decidimos entrar.

 

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La capilla del Monasterio del Cristo Orante, rodeada de un parque perfecto.

 

Fundado en 1988, el Monasterio cuenta con una capilla nueva que todavía se encuentra en construcción. Es plenamente blanca con imágenes religiosas modernas y coloridas y una cúpula que se observa a lo lejos entre tupidas arboledas.

El templo está rodeado por un parque y cuenta con anexo donde se venden productos elaborados por los monjes, el famoso vino Malbec Monasterio del Cristo Orante, elaborado con uvas de los viñedos que Atamisque donó a la congregación; chocolates artesanales, velas e iconografías religiosas, arte que los monjes enseñan en los cursos que se dictan en el templo.

 

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La morada de los monjes, en lo alto, rodeada de la cordillera andina.

 

En lo alto y dominando las montañas de Tupungato, siguiendo un túnel natural de arboledas y pasando un estanque, a metros de la capilla, la morada de los monjes parece un castillo medieval. En invierno, rodeado de nieve, no tienen nada que envidiarle a los paisajes de la película El Señor de los Anillos. En verano, la cosecha de uvas para la Vendimia Monacal –como ellos la llaman– se realiza con la colaboración de los fieles que acuden voluntariamente y peones de la zona.

El monasterio cuenta con hospedaje para quienes deseen quedarse y hacer los talleres de iconografía o retiros espirituales. También reciben visitas diarias y los domingos ofrecen misa a las 11 de la mañana.

 

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El interior de la capilla donde todos los domingos se celebra la misa.

 

Conectados también con la sociedad a través de las redes sociales, el Facebook del Monasterio del Cristo Orante consigna su fecha de fundación el 15 de octubre de 1988. En su perfil explican que «en soledad y vida fraterna, los monjes buscan vivir y manifestar a Cristo orante y Maestro de oración. En el monasterio se busca llevar una vida simple, hogareña, de oración y trabajo como la de Jesús de Nazaret en su vida oculta».

 

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Los fines de semana se pueden adquirir el Malbec Monasterio del Cristo Orante, libros, chocolates artesanales e iconografías.

 

«Los monjes acuden a la capilla para el rezo del Oficio Divino y celebración de la Santa Misa. Realizan en silencio labores agrarias y trabajan en talleres donde elaboran imágenes religiosas, velas, dulces y otros productos artesanales».

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El portero eléctrico mediante el cual se puede hablar con un monje.

 

En conjunción con la vida contemplativa, realizan un moderado apostolado que consiste en recibir diariamente visitantes, rezar con ellos por sus intenciones y escuchar confesiones. Brindan hospedaje a sacerdotes, religiosos y laicos que permanecen por unos días en retiro de oración y meditación, compartiendo con los monjes algunas de las liturgias del día».

 

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La Vendimia Monacal durante la cual monjes, fieles y peones de la zona levantan la cosecha para hacer el Malbec Monasterio.

 

Periódicamente, los monjes organizan retiros espirituales –en especial de la Lectio Divina–, charlas sobre la oración y Talleres de Iconografía, y una vez al año bajan para predicar en la ciudad de Mendoza. También hacen Escuelas de Oración, que duran una jornada, generalmente desde la mañana hasta el atardecer.

El 18 de mayo se inicia el último taller de iconografía de la temporada. No se realizarán más hasta octubre. Este curso dura una semana y se hace del 18 al 23 de mayo, hay que hospedarse en el monasterio.

 

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El taller de iconografía religiosa que ofrecen los monjes.

 

Taller de Iconografía. Retiro de Lectio Divina. Palabras sobre Oración. Tel: (02622) 488967 // [email protected]

Nota: Valeria Mendez

 

 

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