La Ruta de los Cementerios de Edimburgo, con sus leyendas de fantasmas y apariciones, la ciudad de Nueva Orleans, donde los muertos no pueden ser enterrados bajo tierra, el Père La Chaise de París y hasta el famoso Cementerio de la Recoleta, uno de los más importantes y “coquetos” del mundo, dan cuenta de la importancia que le damos a lo que pueda haber más allá. Estos “encantadores” lugares reciben miles de visitas al año. Aunque no se trata de familiares que van a dejar flores sino de turistas ávidos por descubrir historias y nuevas experiencias.
Los mendocinos no tenemos que ir tan lejos para disfrutar de uno de estos paseos. Las Visitas Guiadas al Cementerio de la Capital, ya son un clásico en el calendario anual de actividades turísticas. Un tour impensado para muchos, y apasionante para todo aquel que se anima a conocer y quiere saber un poco más.
Los hermanos Fabián y Ariel Sevilla –guías de esta experiencia- comenzaron su investigación en 2001. “Fabián, como periodista de un diario, tenía que hacer una crónica sobre el incendio del santuario del Gaucho Cubillos. Vino a hacer esa nota y descubrió que existía una parte del cementerio poco circulada, con tumbas muy antiguas, monumentales, muy distintas a todas las demás. Más adelante me invitó para que viniéramos a recorrerlo los dos un poco más tranquilos”, relata su hermano Ariel.
Así surgió el interés de estos dos mendocinos en el sector más antiguo del cementerio de la Capital. “Descubrimos que fue el lugar donde se creó el primer cementerio laico, público y extra muros, que tiene un periodo histórico de mayor auge o uso. Empezamos a ver que había nombres conocidos, fundamentalmente gobernadores, bodegueros… Fueron apareciendo distintos lenguajes artísticos que tuvimos que estudiar, como imágenes y símbolos que antes eran comprendidos y compartidos por toda la sociedad”, explica el historiador.
Una “ciudad” para conmemorar. El Cementerio de Mendoza se divide en antiguo, viejo y nuevo. El antiguo se ubica al norte del complejo. El gobierno provincial lo creó en 1829, en sintonía con lo que ocurría en otros sitios del país, donde comenzaban a crearse los cementerios públicos, laicos y extramuros -alejados de los poblados-, ya que hasta ese momento los muertos se enterraban en el interior o en torno de las iglesias y templos. Las obras concluyeron en 1846, por lo que el cementerio fue inaugurado ese año.
El terremoto de 1861 hizo que las edificaciones y paredes se desplomaran y el lugar se volviera un caos. Así estuvo durante décadas. Recién en 1868 se creó la Municipalidad de la Ciudad de Mendoza, y si bien el cementerio quedó incluido en el actual departamento de Las Heras, su dependencia administrativa – funcional se mantuvo a cargo de la comuna capitalina.
A mediados de la década de 1880, el intendente Luis Lagomaggiore decidió rescatarlo y a él se deben entonces sus actuales trazado y fisonomía. Así, el cementerio antiguo estuvo en actividad hasta 1915, cuando -por falta de espacio- se habilitó el sector viejo.
Gobernadores, políticos, militares, próceres civiles, bodegueros, intelectuales, artistas, víctimas de epidemias y de asesinos seriales, criollos e inmigrantes y hasta algún bandido célebre tienen un lugar en el sector antiguo del Cementerio de la Capital.
Es una verdadera ciudad, solo que las construcciones no son para habitar sino para conmemorar. Y la memoria se mantiene “viva” gracias al arte, la arquitectura, la simbología y los epitafios de mausoleos, criptas, tumbas y lápidas.
Detrás de cada tumba, una historia. “Hicimos un ‘barrido’ minucioso de los cuadros y fuimos tomando nota de todos los personajes, buscando en diarios, en diccionarios biográficos, mandando a pedir información a distintos organismos y así fueron surgiendo no solo las biografías de los personajes, sino también las historias y las anécdotas. Más allá del aporte de la gente, por supuesto”, explica Ariel acerca de la exhaustiva investigación.
Las visitas guiadas por los hermanos Sevilla comenzaron en 2003. Con el tiempo tuvieron que ir añadiendo tours por la cantidad de gente que se iba sumando. “Hemos llegado a tener 300, 400 personas y a poner dos turnos. Aunque tenemos un promedio de 30 personas por grupo”, señala Ariel. También agregaron las visitas nocturnas.
“Caminos del vino por el más allá” -los mausoleos de importantes bodegueros de Mendoza- y “El rincón de los angelitos” -sector donde se sepultaba a los niños- son algunos de los temas elegidos para las visitas. También se realizan tours para fechas especiales como Semana Santa, el Día de la Virgen o el Día de los Muertos.
Si la temática es “Plástica de ultratumba / Arte funerario”, por ejemplo, la visita guiada se centrará en apreciar la historia del arte plasmada en las esculturas y pinturas presentes en los distintos sepulcros.
Para conmemorar el “Día Internacional de la Mujer”, por ejemplo, la visita abarca un recorrido por monumentos, criptas y tumbas de mujeres que han sido parte de la historia de la provincia, para traer a la memoria su recuerdo descubriendo las particulares historias de amor y sacrificio.
Las “celebrities” del cementerio de la Capital
En el mausoleo de la familia Lencinas yacen José Néstor (1858 – 1920) y Carlos Washington (1888 -1929), padre e hijo respectivamente. Ambos fueron gobernadores de Mendoza, muy progresistas y destacados caudillos políticos de corte populista. Desarrollaron su propia corriente interna dentro de la Unión Cívica Radical, el «lencinismo», enfrentada al presidente Hipólito Yrigoyen.
En medio de una atmósfera caldeada que incluía hasta una amenaza contra su vida, Carlos Washigton fue asesinado de un balazo al asomarse a uno de los balcones del Club de Armas durante un acto partidario. El delito fue atribuido a un tal Cáceres -con la excusa “oficial” de un crimen pasional-, aunque muchos historiadores señalan como instigador del magnicidio al mismísimo Yrigoyen.
Juan Francisco Cubillos (1868- 1895) nació a mediados del siglo XIX en Chile. Conocido como el “Gaucho Cubillos” -lo llamaban también “el Moreira de Las Heras”-, fue perseguido por cuatrerismo y muerto por la policía en Paramillos. Cubillos se convirtió en un verdadero mito por la devoción popular de quienes le dejan ofrendas. Se dice que era una especie de Robin Hood -les robaba a los ricos y compartía con los pobres-, que es el santo popular de los delincuentes y de quienes tienen “problemas con la ley”; que lo visitan actualmente importantes empresarios y que no es “cobrador” con los exvotos.
Rito Baquero fue un bodeguero español que llegó a Mendoza en 1881 enviado por el rey Alfonso XIII en una misión diplomática. Se enamoró de una mendocina, se afincó en la provincia y fundó la bodega “El Baquero” en Maipú. Fue un activo miembro de la comunidad española local -estuvo involucrado en la creación y formó parte de las comisiones directivas de la Sociedad Española de Socorros Mutuos y del Hospital Español-. Falleció en 1939. Su monumental mausoleo de piedra, traído en piezas desde Barcelona, es de estilo neogótico. Se dice que fue construido por discípulos de Antoni Gaudí.
Enemigos en vida, vecinos en la eternidad
Emilio Civit (1856 – 1920) fue dos veces gobernador de la provincia y es recordado como impulsor de la creación del parque General San Martín. Por su parte, su contemporáneo Adolfo Calle (1854 – 1918), destacado abogado e intelectual, fue diputado y ministro de gobierno y pasó a la historia como fundador del diario Los Andes.
Estos dos personajes tan poderosos eran enemigos en lo político y en lo personal. Se hicieron la “vida imposible” en la Tierra, hoy son vecinos en la eternidad. Sus mausoleos se ubican en la avenida del Panteón y están diagonalmente enfrentados.
Parte de nuestra historia e identidad
Éste y otros relatos forman parte de la investigación de Ariel y Fabián Sevilla que está plasmada en el libro “Vecinos en la eternidad” (2012), obra que rescata la historia del casco fundacional de la primera necrópolis, las biografías de muchos de los finados célebres e ignotos que yacen ahí y el arte y la simbología funeraria que pueden apreciarse en los sepulcros. El libro y sus exitosas visitas guiadas logran transmitir una pasión difícil de explicar.
“He visitado cementerios en otros países, pero los que más me han llamado la atención están acá en Mendoza. El de Barrancas, Maipú, es apasionante. Al igual que los dos cementerios en La Asunción, Lavalle. Al haber estudiado el de la Capital, puedo comprender mejor qué quiso decir la comunidad. En otro lugar es más difícil”, relata, apasionado, Ariel.
Y continúa: “Nos gustaría que la gente, a partir de la valoración del cementerio pueda comprender la importancia del patrimonio para la memoria y para la identidad. Ya sea un cementerio, un parque o un monumento en el medio de una plaza. Creemos que ahí esta expresada parte de la historia y de la identidad de los mendocinos”.