Con un ojo creativo, el observador casual puede ver personas o rostros en los objetos cotidianos que nos rodean. El artista francés Gilbert Legrand llevó esto un paso más allá mediante la pintura, ya que modificó distintos objetos para convertirlos en divertidos personajes.
Las esculturas de Gilbert Legrand nacen a partir de herramientas, utensilios de cocina y otros objetos comunes y corrientes para transformarse en personajes únicos y entrañables. Un rastrillo, un gancho para colgar ropa y hasta un teléfono celular pueden ser convertidos en personajes perfectamente delineados a través de la creatividad y el talento del artista, que usa diferentes materiales como pintura, pegamento, alambre, madera y casi cualquier cosa que permita expandir el límite que le abre paso a sus figuras.
La aparición de estos personajes está casi siempre ligada a la ironía; es así es como podemos ver a un divertido mozo hecho a partir de un saca-corchos, llevando una botella de vino en su pequeña bandeja, o a un muy concentrado jugador de pingpong a punto de ejecutar su juego cuando su cuerpo está ilustrado sobre una raqueta.
Legrand expone regularmente su producción escultórica desde hace 10 años, en salas de arte en Toulouse y otros lugares públicos de Alto Garona (en francés Haute-Garonne). Además, muchos de estos trabajos pueden verse en un libro recientemente editado: “Le Grand Show des Petites Choses (El gran show de las pequeñas cosas)”.
La parte más divertida al ver sus trabajos es la de descubrir los objetos menos pensados detrás de la configuración de sus personajes.
Sobre el artista
Gilbert Legrand nació en París y trabaja en Toulouse desde hace 20 años. En la década del 80 fue ilustrador independiente para una editorial y de gráficas publicitarias, luego de cinco años de trabajar en distintas agencias.
Graduado en Artes Plásticas y Diseño, actualmente se divide entre dos actividades: el diseño gráfico a pedido (creación de personajes, portadas de libros, montajes digitales) y la realización de ilustraciones que tienen como punto de partida objetos de la vida cotidiana transformados en personajes poéticos y humorísticos.