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Mirá quién habla: Cons y Cami Cerezo

Febrero nos deja una entrevista a dos hermanas que vinieron a consolidar sus sueños a tierras mendocinas. Tan distintas como complementarias, Cons y Cami conversaron y posaron para Inmendoza en una producción única. 

Cuando visitamos Quimera, el restaurante de Achaval Ferrer, allá por junio del año pasado, conocimos a Cons Cerezo, su chef, quien nos sorprendió con platitos únicos y deliciosos. Nunca nos imaginamos que casi un año después conoceríamos a su hermana Cami, sommelier de Ruda.

Oriundas de Buenos Aires, llegaron a Mendoza hace algunos años con la premisa de disfrutar más de lo cotidiano y de la naturaleza, pero siguiendo a pleno sus pasiones: la comida y el vino. Ahora, además, Cons espera una preciosa bebé y Cami no aguanta más para conocerla y consentirla cual tía primeriza.

Su familia está compuesta por sus padres y dos hermanos más grandes (Cons es la más chica). Desde niñas, su casa fue un lugar donde la comida era rica y abundante. Su abuelo materno era pastelero y su mamá siempre se esmeraba para hacerles la mejor torta de cumpleaños. Su papá, fiel al asado y a las pastas. 

Cons arrancó haciendo galletitas a sus 12 años para después no parar y seguir incursionando en el mundo gastronómico. “Yo salí del colegio y empecé en el IAG (Instituto Argentino de Gastronomía) la Licenciatura en Gastronomía. En 2015 arranqué a laburar en el rubro, antes laburaba en un local de zapatos. Un día, llamé al número de reservas para pedir el mail de la jefa de cocina de Tegui y el chico que atendía las reservas estudiaba en el IAG, así que me lo habilitó más fácil. Les mandé el mail, me hicieron la entrevista y me tomaron. Empecé laburando mil horas gratis. En ese momento no entendía nada pero siempre tuve muchas ganas de aprender. De ahí nunca más mandé un CV, me fueron referenciando de todos lados y laburé en muchos restaurantes buenos”.

Cami, en cambio, descubrió su pasión por los vinos siendo más grande. “En la mesa de casa siempre hubo vino, yo tomaba cuando me juntaba con amigos y tenía la intriga de descubrir más, pero mis intereses iban por otro lado”, nos cuenta. Mientras cursaba Ciencias Políticas en la UBA, trabajaba en una punta de la Ciudad y estudiaba en la otra, manejándose en colectivo. Toda esta vorágine la llevó a pensar en algo que le gustara y pudiera estudiar como complemento. En 2015 hizo dos cursos de vinos, “cuando estaba haciendo el primero me di cuenta que tenía facilidad para la degustación y me anoté en el segundo pero no era suficiente, quería aprender más”, dice Cami. Mientras, arrancó a trabajar en una Escuela de Guerra, con horarios flexibles y complementarios con el estudio.

Y ahí comenzó todo, se metió de lleno en la carrera de Sommelier en CAVE, trabajando un montón y en consecuencia, conociendo gente y generando contactos. En un abrir y cerrar de ojos estaba trabajando en Anchoita, un restaurante muy reconocido de Buenos Aires. “Lo mejor de eso fue haber estado en el back de la apertura, eso te hace entender y aceptar las cosas de una manera mucho más abierta”.

Charlando, nos confesaron que de chicas venían seguido a esquiar a Mendoza, ¿se habrán imaginado que iban a terminar construyendo sus vidas acá?

Gas, novio y fiel compañero de Cami, había tenido experiencia previa en Mendoza. Ambos trabajaron en Buenos Aires, La Pampa, Trevelin y finalmente, en 2021, les llegó una propuesta para abrir un restaurante en Tupungato. Así fue como decidieron emprender la aventura de abrir un restaurante desde cero, y nació Ruda.

Todo esto fue un cambio radical para Cami. La saturación y la vida a las corridas de Buenos Aires hizo que en Mendoza encontrara un lugar ideal, sin tantos controles (debido a la pandemia en ese momento) y una conexión más cercana con la naturaleza. La posibilidad de vivir en un entorno más relajado y disfrutar de la vida al aire libre fue un atractivo clave.

Cons, por su parte, compartió sus experiencias gastronómicas en diferentes partes del mundo, desde su ciudad natal hasta Australia. La pandemia la agarró en  lugares impensados como Alaska y Hawaii y aprendió mucho, pero mucho. A Mendoza llegó a través de un llamado de Cami. Ruda buscaba personal y quién mejor que la hermana chef. Su participación allí fue seguida por una oportunidad en Achaval para liderar un restaurante de una bodega, desafiándola a transmitir su identidad culinaria en un nuevo contexto. Hoy, Quimera, dicho restaurante, tiene una mención destacada en la Guía Michelin.

Estas enérgicas hermanas encuentran en Mendoza una conexión única con sabores y productos locales, tanto en la gastronomía como en los vinos. Cons destaca la importancia de estar cerca de los ingredientes que utiliza para cocinar y cómo el ambiente mendocino ha influido en su vida personal, mencionando que la decisión de ser madre se sintió más natural en este contexto, donde se valora la familia y los pequeños momentos.

Y aunque sostienen que su laburo es 24/7, ambas cuentan con un truco infalible para volver a su eje. Cami necesita de una ducha y una cerveza bien fría, fiel a su signo Virgo. Cons, en cambio, con ahogarse en un abrazo de su novio Lauti o de su gato Roku, está realizada. 

¿Qué conlleva estar a cargo de un restaurante y cómo logran la armonía?

Como líder en Quimera, Cons busca fomentar un ambiente de diálogo, normalizar el error y garantizar condiciones laborales equitativas. Destaca la importancia de evitar el exceso de horas de trabajo para preservar la salud mental y promueve la idea de que el ocio y el descanso son fundamentales para la creatividad.

Cami, por su parte, aboga por la capacitación en gestión de personal y manejo del recurso humano en la gastronomía. Destaca la importancia de mantener un equipo feliz, preciso y espontáneo, evitando perder la identidad a lo largo del tiempo. 

Ambas coinciden en la necesidad de crear ambientes laborales positivos y saludables, buscando el bienestar general y desafiando la noción de que «se vive mal» en la gastronomía.

¿Cuál es la canción que las hace bailar incluso cuando nadie las está mirando?

Cons: “Play That Funky Music de Wild Cherry”

Cami: “Bizcochito de Rosalía. Me pone de buen humor, hasta me inventé mi propia coreografía”

Si fuesen un vino, ¿cuál serían y cuál sería su mejor maridaje?

Cami: “Monastrell de Ver Sacrum, con viña en Chacayes. Tiene una uva super versátil, liviana pero con verticalidad, firme, segura. Me siento identificada con la versatilidad, soy muy adaptable a muchas circunstancias. Mi mejor maridaje sería una tarta de jamón y queso o un risotto de hongos sin dudas”.

Cons: “Quimera Blanco, tiene mucha estructura. Quedaría espectacular con carne a la parrilla”.

Si pudieran tener una conversación de una hora con cualquier personaje histórico, ¿quién sería y qué le preguntarían?

Cons: “Con Messi. Le preguntaría cómo le gusta el asado, a qué punto. Tipo… qué tira Messi a la parri cuando come un asado”.

Cami: “Con George Orwell. Me intriga cómo pudo tener en aquella época en su imaginación pensamientos que hoy se acercan cada vez más a la realidad. Él escribió de gastronomía también y me parece muy loco cómo volaba pero seguía teniendo los pies sobre la tierra”.

¿Qué serían si no fuesen chef o sommelier?

Cons: “Marinera. Trabajé de marinera en barcos chicos, veleros de hasta 30 pasajeros. Estar todo el día en el agua es re divertido”.

Cami: “Médica forense. Sí, siempre fue mi sueño”.

¿Un sueño por cumplir?

Cami: “Sueño con tener un restaurante junto a Gastrama (Gastón), ofreciendo acceso a libros y una amplia variedad de vinos por copa”.

Cons: “Anhelo tener mi propio restaurante con una huerta propia, donde pueda disfrutar de la compañía de mi hija y cenar en casa con ella. Aspiro a crear un espacio equilibrado entre la pasión por la cocina y una vida personal plena”.

La pasión, la exigencia y el disfrute de las pequeñas cosas son los pilares que sustentan tanto sus trabajos como sus vidas. Cons, un poco más soñadora y Cami, más con los pies en la tierra, nos demostraron en persona qué es la hermandad: el aguante, la admiración y el cariño. 

Nota: Rebeca Soria

Fotos: Agustina Agost y Paulina Gervasi

Dirección de arte: Paulina Gervasi

Video: Rocío Carloni

Locación: Playitas de Lunlunta

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