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Lacerna, invadido por la música

Leandro Lacerna, uno de los músicos más interesantes que ha dado Mendoza en los últimos años, pasa en limpio su historia y su presente, a propósito de su cuarto show en el teatro Independencia

Leandro Lacerna, uno de los jóvenes prodigio de la música mendocina, llega una vez más (la cuarta, según su propio conteo) al Teatro Independencia. Esta vez acompañando a Peter Júpiter, otro plato fuerte del rock local, bajo el mando de Joe Moya. «Faltan dos guitarras (de su banda Los Perros Orcos) así que yo voy a agarrar la guitarra eléctrica y rockear un rato», anticipa Leandro.

El show es una oportunidad perfecta para disfrutar de estos talentos locales, aunque la verdadera razón detrás de este encuentro en Mendoza es avanzar en el trabajo. Lacerna (30) está a cargo de la producción del próximo disco de Peter Júpiter, el que se sumará a la lista de más de 30 producciones que Lacerna ha realizado en los últimos diez años, entre bandas, solistas, música para televisión, teatro y hasta jingles.

[divider]Nada más que música[/divider]

Su relación con la producción fue instintiva al principio hasta convertirse en su profesión. «A mí me habían regalado una guitarra eléctrica, y en la secundaria conocí a uno que tenía una batería y a otro que tenía un bajo, íbamos reclutando gente que tuviera instrumentos. Y con mi amigo les decíamos “hacé así, vos hacé los acordes”; en ese momento éramos medio despóticos, pero después nos dimos cuenta que de esa era un poco la producción,  estar conscientes de todo. Me di cuenta de que era lo que me gustaba», resume.

Apenas terminó la secundaria se mudó a San Luis para estudiar Producción Musical, y poco después a Buenos Aires, en donde está radicado hace cinco años y donde tiene su estudio. «Pensé en estudiar Psicología porque no quería que la música fuera mi trabajo, creía que iba a perder el encanto. Después me di cuenta de que no quería hacer nada que no fuera música, y si tenía que perder un poco de encanto, bueno», recuerda.

–¿Y lo perdió?

–Para mí el mejor momento es cuando uno canta en vivo. Esa hora, cuarenta minutos que estás tocando. Todo lo demás es un poco desencantador: probar sonido, las fechas, manejar Facebook, todo, tiene poca magia. No me gusta armar, desarmar, ensayar, nada (ríe). Me gusta tocar, pero cómo hacer para tocar sin todo lo otro.

[divider]Equilibrista[/divider]

El 2014 fue un año bisagra para Lacerna. Después de ganar como solista en la Bienal Arte Joven Buenos Aires se subió a un tobogán que todavía dura. «Desde lo de la Bienal (en 2013) empecé a tocar en algunos festivales, en el Buenos Aires Rock, todo 2014 fue un año muy lindo, muy activo, pero muy heavy, que me superaba. Cuando alguien graba un disco le pone todo. La mayoría son personas independientes que laburan hasta las 17 en otra cosa y después van a grabar su disco y yo no los puedo hacer esperar. Era la persona que le debe cosas a la gente,  un rol que no me gustaba para nada. Dije “bueno, pará, esto me gusta, me encanta, es música, y encima me da dinero para vivir”».

En medio de esa reorganización de prioridades, llegó su separación de Los Coholins, la delirante banda que integraba junto a sus amigos de la facultad desde 2003. «Me fui de Los Coholins porque se me estaba colapsando el cerebro, el alma, y si bien seguimos siendo amigos, el laburo es laburo y lo otro, disfrute. Yo no estaba logrando responder; había que ponerle mucho corazón para que siguiera adelante y los chicos le estaban poniendo muchos de ellos, pero yo no», cuenta. «Lo bueno de Lacerna (en referencia a él como solista) es que cuando se me quema el arroz no toco, no busco fechas. Ahora estoy disfrutando más de tocar en lugares chicos (en Buenos Aires) y el que va, va porque le gusta. He encontrado un equilibrio».

Como si esto no fuera suficiente, Leandro integra también Submarino, un colectivo de solistas mendocinos radicados en Buenos Aires, junto a Pablo Di Nardo, Migo Scalone, Leo Costa, Emilio Cardone y Juan Farré. «Con Submarino decidimos no separarnos, pero vamos tranqui. Ahora están todos haciendo discos nuevos, es el año de la individualidad» cuenta Leandro.

Y como una cosita más que «se juntó con esto de que estuve colapsado por la música y pensaba qué otra cosa podía hacer» surgió A 1000 kilómetros de casa, programa que se emitió por Acequia TV y que significó el debut de Leandro como productor y conductor de televisión. Quizá allí los genes paternales (es hijo del actor Marcelo Lacerna) tuvieron algo que ver. Ahora ya delinea algunas nuevas ideas para la tele, aunque dice que esta vez prefiere quedarse detrás de las cámaras.

«Las ideas nuevas que hay serían más para producción, no sé si volvería a conducir. Lo que tenemos ganas de hacer es lo mismo pero con gente del interior en general, porque fue como una caja de Pandora, empezamos a ver toda la gente que hay en Buenos Aires de todas las provincias. Buenos Aires es la capital porque hay gente de todos lados».

[divider]Aguante todo[/divider]

Después de un 2014 de locura y de algunas reorganizaciones, a mediados de 2015 Lacerna dice que está «abriendo la cancha para laburar con más gente de allá. El mendocino en Buenos Aires es una bandera que me queda cómoda, hicimos un programa, nos juntamos, tocamos, pero me da curiosidad de trabajar con gente de otras provincias».

Actualmente trabaja en la producción de los discos de músicos de Salta, La Plata y Rosario, además de los de Joe Moya, Mariana Päraway, Mi Amigo Invencible y Lavanda Fulton, con quienes produjo ya tres discos. Una más: también está terminando la música para Mamut, una ficción mendocina sobre rock a cargo de Matías Rojo y Ariel Blasco. «Es una banda sonora que tiene rock y delirio», explica Leandro.

Como frutilla del postre, espera un nuevo disco para fin de año. Si bien todavía está componiendo las canciones, co-producirá junto a Gonza Elizondo un «micro disco» de 10 minutos con canciones cortas que se distribuirá vía WhatsApp. Sin duda, le espera otro año agitado.

Toda la información del recital de hoy, aquí.

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