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Wanda, la reina inquieta

Desde que fue electa en 2012, Wanda Kaliciñski se convirtió en una de las reinas de la Vendimia más carismáticas. Flamante abogada, chelista y viajera, hoy está al frente del programa A la vuelta de la esquina (Acequia TV). En esta charla, se define como «vikinga» y se muestra hermosa como siempre.

A Wanda Kaliciñski la conocimos en 2012 cuando se convirtió en Reina Nacional de la Vendimia y se ganó a la gente con su sonrisa y sus palabras. A partir de entonces no hemos hecho más que descubrirle talentos. Pianista, chelista, bailarina desde chica, y ahora flamante abogada y conductora de TV nominada a un Martín Fierro, Wanda (26) hace malabares con varias pelotitas y parecen salirle siempre bien.

«Tengo una bipolaridad tremenda en mi vida », dice. «Más mujer no me podrían haber hecho, todas las cosas de mujer me gustan, soy terrible» dice, y al rato parece que se olvida y agrega: «Yo siempre digo que he reencarnado muchas veces y varias he sido hombre. Creo que he sido un vikingo porque tengo esa necesidad de irme, de salir viajando, de partir a nuevos lugares».

Cuarta hija de un total de seis, creció en una familia muy unida que todavía se reúne los domingos a almorzar y son multitud, a pesar de que dos de sus hermanas viven en Buenos Aires. Y esa idea de familia es la que ella quisiera continuar, aunque confiesa que no tiene apuro. «Formar una familia me encantaría pero siento que ahora no es el momento. Tengo muchas amigas que quieren casarse ya, están esperando que se los propongan. Ese no es mi caso, quiero hacer otras cosas antes».

Hace siete años que está de novia con Marcos Genoud (29, diseñador gráfico y jugador de rugby) y reconoce: «somos bastante pegotes». Junto a él planea su próxima etapa: viajar. Quiere irse a Barcelona a hacer un posgrado en Derechos Humanos, o en Derecho del Agua, o a Estados Unidos, o no sabe exactamente adónde mientras implique partir. A lo mejor por eso de haber sido vikingo en otra vida.

Cuando terminó la secundaria estuvo tentada por estudiar Comunicación Social aunque al final se decidió por Derecho. Nunca se imaginó, dice, que terminaría en los medios, y menos en la televisión. «Igualmente me encanta, me divierto un montón con lo que hacemos que es turístico, vamos a restoranes, hacemos entrevistas a gente interesante, artistas, me encanta» cuenta Wanda, y reconoce que estas puertas se le abrieron gracias a la Vendimia.

La iniciativa surgió junto a Lilia Sance, productora (junto a Fernanda Alemán) y amiga de Kaliciñski: «La idea era seguir viéndonos y seguir viajando y mostrando Mendoza, entonces me dijo “hagamos un programa de tele” y así salió. Grabamos el piloto y cuando lo presentamos a Acequia nos propusieron agregar una figura masculina». Así se sumó Jose Bahamonde al programa A la vuelta de la esquina, que hoy ya va por la segunda temporada y estuvo nominado al Martín Fierro como Mejor Programa de Interés General del interior del país.

[divider]Una chica real[/divider]

Durante 2012 Wanda recorrió Mendoza, el país y el mundo representando a la provincia y sus encantos en distintos puntos del globo. Había bailado en la Fiesta Nacional de la Vendimia en algunas oportunidades y ese año arrasó como representante de Las Heras en la votación.

«La Vendimia fue como una de las cosas que te llegan y vos no estabas esperando, y yo sabía que era un año y que tenía que disfrutarlo. Era como una obra de teatro de un año. Después… nada. Te bajás del escenario y la vida continúa. Por eso traté de no hacer grandes cambios en mi vida, continué prácticamente normal. Incluso ese año rendí materias en la facultad» donde, cuenta, tuvo que cargar con los viejos prejuicios (¿mendocinos?): «era como que “si sos reina, sos tonta y más si sos rubia”; tuve un par de encontronazos con profesores que no entendían que antes de haber sido reina yo ya había rendido 20 materias de la carrera», recuerda.

Y ni bien terminó su mandato, a principios de 2013, se incorporó como empleada de la parte de Legales de la Municipalidad de Las Heras. En ese entonces todos le sugerían algo más «glamoroso», como Turismo, o Cultura «pero ese no era el fin», dice Wanda, «yo quería hacer algo, trabajar, pero para algo que me sirviera para lo que yo estaba estudiando, para el futuro».

Se define como «escorpianísima» y cuando le pido que me explique por qué, sólo agrega: «tengo un carácter…», así que no pregunto más. Dice que es muy amiguera también, y que no le alcanza el tiempo para juntarse con todos sus grupos. Finalmente confiesa que es hiperactiva: «siempre busco algo para hacer porque si no me aburro».

Entre sus pasiones están el chelo, que justo ahora está roto y tuvo que mandar al luthier, pero me cuenta que cuando lo reparen quiere volver a tomar clases. Además adopta el reiki y la meditación: «me gusta todo lo que tenga que ver con las energías, cómo manejarlas, cómo te afectan a vos y a los demás», cuenta.

Habiendo sido ya chica de familia, realeza mendocina, embajadora del turismo, abogada, empleada municipal, música y bailarina en tan sólo una vida, el destino tendrá que ingeniárselas para sorprender a Wanda Kaliciñski en su próxima «reencarnación».

Ilustración: Sebastián Hernández.

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