La infancia de Sofía Urrutigoity está marcada a fuego en su corazón y más aún lo están, las reuniones familiares en las que su abuela Pola reunía a sus nietos para narrarles anécdotas y declamar poesía. «Ella me inculcó el placer y el amor por la palabra».
Su papá es un ávido y apasionado lector por lo que la vinculó con el mundo de los libros mientras que su mamá disfrutaba de recitar poesías y en el colegio siempre fomentaron actividades en torno al libro, la música y la poesía, «que es sacarle música a las palabras».
Sus estudios en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNCuyo fueron fundamentales en su formación y en su elección por la poesía, sobre todo, el profesor Gustavo Zonana, quien la introdujo en el mundo de la poesía argentina y, en particular, la mendocina.
«La poesía te elige y a mí me sedujo. No sé bien en qué momento sucedió pero sí sé que fue una aproximación autodidacta», revela Sofi en una charla telefónica que tuvimos desde París, su actual lugar de residencia. «Me enamoré de ella y no paré, nadie enseña cómo escribir poesía sino que es uno mismo quien debe explorar y encontrar el estilo propio».
Con 27 años, la joven es una ferviente escritora de poesías con tendencia simbolista: «El simbolismo le da al poeta una función de saber observar la realidad externa y la vida interior a la vez; es ir traduciendo, jugando, con todo lo que se manifiesta en símbolos propios y culturales».
Esta tendencia es, en sus propias palabras, «un gran mundo, misterioso y atrapante» el cual ha plasmado en sus dos poemarios: «Un cielo de papel bajo mi cama» y «Matrioshka». «Me inspira el salir al mundo y toparse con la vida misma que grita a viva voz todo lo que resuena en nosotros. La vida cotidiana me parece lo más hermoso de este oficio de la escritura».
Con ese último libro ganó recientemente el Premio Internacional de Poesía Mística San Juan de la Cruz (Caravaca de la Cruz, Murcia, España) y al tenerlo en sus manos, transformó desafíos en logros concretados.
Sofi Urrutigoity y el proceso creativo de Matrioshka
En plena pandemia viajó a España a hacer un Máster en Literatura Creativa en la Universidad de Sevilla, luego se instaló en Chicago y ahora vive en Francia, junto a su marido e hija. Esta inquietud y tanto movimiento fueron «terreno fértil para la escritura» y lo cierto, es que Sofía ya vio los frutos.
Fue en esta última mudanza que decidió postularse al premio que varios de sus poetas favoritos habían obtenido, «dije ‘pruebo, me animo’ así que envié el proyecto de libro y tuve la gran dicha de resultar ganadora y poder publicarlo con la editorial Gollarín».
Fueron también esos cambios de países de donde nació la inspiración para escribir el poemario ganador, que es un repertorio simbólico en torno a la ‘casa’: «Matrioshka surgió de la inspiración de esa vida cotidiana en Chicago muy distinta de la que había tenido en Mendoza… Ese abandono de lo conocido, de esa ‘casa’ que habla de la identidad y de los vínculos de amor en ese espacio sagrado».
Sofi revela que, para fomentar su propia creatividad, se le ocurrió sacar fotos de casas que llamaban su atención «no sé bien por qué». Luego las dibujaba «de una manera muy rudimentaria» y lúdica, con primacía de muchos colores para que fueran fuente de inspiración pura. «Me pegaba los dibujos en las paredes de mi cuarto para ser lo primero al ver cuando despertaba, en ese estado de sueño y de vigilia en el cual ves bastante difuso y misterioso».
Esas casas fueron las que le susurraron a la poeta los poemas que forman Matrioshka y claro, varios de esos hogares bocetados están entrelazados con las palabras impresas en el libro. «Mientras uno lo lee saltan a la vista referencias de lo que yo iba conociendo o haciendo en ese día a día; busco transmitir una celebración a qué significa hogar, en armonía con mi mundo interior».
«Casa» es donde uno está y la que uno habita, a pesar de que uno se mueva y transite por un montón de lugares, se convierte en una especie de caracol con la casita a cuesta porque la forman nuestras vivencias, la familia, el amor y los vínculos.
Conociendo a Sofía Urrutigoity
El primer premio que recibió fue durante su estancia en la ciudad norteamericana, en 2022, en el certamen literario del Festival Poesía en Abril. Fue con su poema «Nunca se suelta una nereida».
«Un escritor es a medida que escribe, no puede nunca dejar de escribir. La escritura de poemas va muy de la mano de mi actividad laboral y de estudio que, en este momento, es el Doctorado en Poesía Española Contemporánea, el profesor Carlos Peinado Elliot me guía».
¿Y en qué proyectos estás trabajando actualmente tras la publicación del segundo libro?
Estoy con uno divertido que está tomando forma, es de poemas y se vincula y se nutre en taller, esa pequeña instancia de que uno socializa lo que va escribiendo.
¿Podemos leer algo tuyo en Mendoza?
Mi primer poemario «Un cielo de papel bajo mi cama» que lleva las ilustraciones de mi amiga artista plástica Cecilia Shortrede. Fue publicado en la colección Jardín de Agua de Fractura Ediciones, con la que se busca visibilizar poesías locales. Está a la venta en Antú Librería y en García Santos Libros.
