Trato de hacer mi propia historia», confiesa Sofía Pescarmona y sí que lo está haciendo. Con ella se habla del presente, se evoca al pasado y se mira siempre hacia el futuro. Ella encabeza las empresas de la familia pero su real trabajo es en red. «Soy parte de una trama más larga».
Bodega Lagarde, Fogón, Zonda, Planta Uno y Criolla la tienen como referente y a su lado están sus hermanos -Lucas, Luis y Lucila-, su esposo, sus padres y cada una de las personas que integran los diferentes equipos de trabajo. Es una convencida de que puede hacer lo que hace, tanto en su hogar como en las empresas, porque están los demás con quienes se complementa.
«Nos suelen preguntar cómo hacemos para llevarnos bien y nosotros venimos de una cultura de empresa familiar, que tiene sus cosas malas pero también un montón de bondades. Nos funciona la ecuación de trabajar juntos; somos un equipo y lo cuidamos».
Resalta que su marido -Lucio Boschi- es un gran compañero y que la tarea de padres la hacen a la par, «aunque me dice que soy un poco agotadora» (risas). Sofía es una persona muy activa que le agarró el gusto al hacer, aprendió a estar haciendo cosas y pesando proyectos permanentemente.
Podríamos decir que la creación constante es tu esencia…
Trato de desarrollar en mis empresas lo que a mí me va gustando en la vida. Me reconozco a veces desenfocada porque me gustan muchas cosas, tengo muchos intereses que van variando. Pero entendí que para que las empresas se mantengan vivas, tienen que ir a la par de la energía vital del emprendedor, tienen que ir mutando como lo va haciendo la persona. Así se mantiene el entusiasmo.
Ella hace «de todo un poquito» y lo vemos cada vez que visitamos su bodega o algunas de sus propuestas gastronómicas. El amor por la cocina y por el comer lo heredó en su sangre europea mientras que la pasión por la naturaleza, la agricultura y todo el trabajo en la tierra lo incorporó gracias a la industria vitivinícola. «Me gusta mucho la innovación, lo cual aprendí de mi familia; el hacer cosas nuevas y diferentes que mejoren un poquito el mundo. Por eso transformamos a Lagarde en empresa B o buscamos incorporar tecnologías renovables o zero waste».
«Puedo aburrirme fácilmente de las cosas», reconoció, «por eso y para que no me pase, siempre armo nuevas llamadas que generen novedad dentro del viejo proyecto así no queda en el olvido».
También madre de Sabina y Basilio, cada año se pone objetivos precisos. En 2022 lanzó el restaurante Zonda de bodegas Lagarde y en 2023 presentó en sociedad al mercado Planta Uno, en los antiguos talleres metalúrgicos de la familia.
¿Y qué sucederá en 2024?
Ya tengo mis proyectos, ninguno es nuevo, son para reconvertir, resurgir, re enfocar cosas que ya están en marcha. Es un año de consolidación y de trabajo en equipo. Trabajo con personas talentosas, no podría hacer todo lo que hago sin ellos. Me gusta delegar y soy bastante exigente pero mis equipos tienen motor propio.
La hija de Enrique Menotti Pescarmona y Lucy Pujals Quantin es una apasionada de su trabajo, con 22 años comenzó a dar sus primeros pasos empresariales, caminó varios senderos y trabajó sin cesar. Hoy, con la mayor parte de su vida adulta dedicada a las industrias, logra destacar qué es lo que realmente la apasiona: «Lo creativo, pensar los proyectos, hacerlos, estructurarlos para pasarlos a los equipos».
Sofía Pescarmona, fanática de la cocina
Una clásica escena italiana es la de una familia numerosa alrededor de una mesa, con muchos platos de comidas diferentes, todos alegres por compartir ese momento. Imagen que también se ajusta a los Pescarmona ya que les gusta comer, disfrutar de un rico banquete.
«Me meto mucho en la cocina», confiesa Sofía, quien no duda en dar su opinión a los chefs encargados de sus emprendimientos gastronómicos. Y es que tiene bien en claro lo que le quiere brindar a los comensales invitados en sus espacios: «Siempre es calidad y los productos locales».
Son tres los restaurantes que ha creado y, además de mostrar a Mendoza a través sus propuestas, ella está buscando las identidades individuales de cada uno. Así es que Fogón de Lagarde «es el auténtico steak house, el lugar para ir a comer la mejor carne, la mejor parrilla, con un nivel alto».
«Zonda es una cocina de innovación, de investigar aspectos de la cultura a lo largo de la historia; contamos una historia, es más conceptual y solo hay 30 cubiertos lo cual nos permite explorar». Mientras que Criolla, en Planta Uno, «es la parrilla de barrio de antaño, con muy buena carne, todo rico y casero, apunta a esa comida más relajada».
Y lo que los unifica es que brindan espacio a productores locales para hacer puente y generar vínculos, de esta manera les dan la oportunidad de desarrollo. «A Mendoza todavía le falta mucho en esta materia; para que la gastronomía local siga creciendo, se deberá buscar productores enfocados en la calidad, que puedan acompañar proyectos gastronómicos de nivel. Y existen».
¿En qué sí estamos a nivel?
En un montón de cosas, tenemos un nivel de frutas y verduras increíbles como tomate, alcaucil, espárragos, lechuga, la fruta de carozo. Tenemos maravillas sobre las cuales ya basamos nuestra gastronomía. Tenemos mucho y por eso creo que no es casual que Michelin nos esté mirando. Ya hay un desarrollo muy bueno, profundo y con muy buena calidad de productos.
¿Merecemos la llegada de la Guía Michelin?
Sí, re. Creo que hay proyectos increíbles, a precios súper accesibles a nivel internacional. Hay experiencias fabulosas en muchos lugares, me encanta. Un chef y un enólogo se convierten en marca país, nos ubican en el mapa mundial. De Mendoza tienen que salir más Francis Mallman, Ale Vigil o productos Alcaraz. Todo eso genera trabajo.
Sofía remarca que la industria vitivinícola ha logrado una comunidad, un trabajo en conjunto de productores, «creo que en la gastronomía tenemos que tomar ese ejemplo. Hay mucho vínculo entre gastronómicos, debemos compartir conocimiento y eso nos va a mejorar a todos».
Sofía Pescarmona, la abanderada de Mendoza
Todo marcaría que la vitivinicultura y la gastronomía son los pilares de las creaciones de Sofía Pescarmona pero al conversar con ella, notamos que también son dos posibilidades de encuentro con los suyos.
Si bien no cuenta con mucho tiempo para cocinar a diario, los fines de semana disfruta hacerlo con sus hijos y luego recibir el halago de sus recetas. «A mí me encanta, hice un tuco de cocción larga y les encantó. Y probé una receta de postre que me salió espantosa (risas). No soy tan buena pastelera, soy mejor para lo salado. Es que no soy tan precisa, soy ansiosa, invento».
Además del vino Proyecto Hermanas que creó junto a Lucila, está craneando un vino «para todos los primos, que conecte historias y la familia» y está a la espera de la tercera partida de Luminarias, un Malbec de viñas plantadas en Jujuy, su segundo hogar. «Es menos de una hectárea. Las primeras 100 botellas fueron experimentales, las segundas resultaron muy ricas y ahora le tengo fe a la tercera cosecha».
Sofía es una abanderada de la provincia, clava la bandera mendocina donde sea que viaje y por más que sea increíble el paisaje que esté viendo y la experiencia que está viviendo, nada «es tan lindo como Mendoza», frase que suele repetir y que hasta su cuñado norteamericano la imita en tono jocoso.
«Dicen que la sangre nos tira… Tenemos una geografía maravillosa, una cultura del trabajo que en otras partes del país se ha perdido. Tuvimos una parte industrial buena que tenemos que transformar, hay universidades buenas y grandes. Tenemos todo para ser una economía pujante dentro de un país muy complejo. Si se ordenara la macro, tendríamos que aspirar a más desde Mendoza, tirar la pelota más lejos. Y ese siempre es el rol del emprendedor. La industria del turismo tiene mucho por crecer, y dentro de ella hay muchísimos aspectos; hay oportunidades enormes».
Tenés como un olfato para detectar cosas innovadoras que funcionarán, apenas las ves ¿comenzás a imaginarlas?
Sí, siempre tengo proyectos alternativos, más de los que puedo abarcar y de áreas totalmente diversas. Eso me divierte. Ahora estoy más entusiasmada con el rubro turístico porque es complementario a lo que estoy haciendo pero hay mucho que me interesa.
¿Como qué?
Todo lo relacionado con comida y no solo un restaurante, pienso en la industria, por qué no ser exportadores de tomates a países limítrofes si tenemos tan buen tomate. Entiendo que se necesita una moneda estable; hasta que no haya previsibilidad es muy difícil armar estos proyectos porque son de largo plazo. Hay que esperar que quien ascienda como presidente de la Argentina sepa estabilizar la moneda, que sea previsible, que no cambie las reglas cada 5 minutos ni que le pegue al sector privado con impuestos
«Yo siempre tengo esperanza de que se va a corregir porque la Argentina tiene un potencial muy grande», dice con énfasis Sofía.
¿Qué traes a Mendoza y a tus proyectos, de cada viaje que realizás?
Me traigo miles de cosas, de los países de Europa me traigo la belleza ancestral, la sabiduría de generaciones; a nivel de cocina y de construcción siempre me inspiro en Europa. De EEUU me inspiro en la forma de renovarse constantemente, en la innovación; me inspira su cultura de filantropía, de esfuerzo y de meritocracia.
Las mil y una historia de Sofía Pescarmona
La historia está presente en cada creación de Sofía, ella es historia y está haciendo historia. Con todo lo que crea y lanza cuenta anécdotas, resalta épocas familiares, logros y desaciertos.
«Quizás lo hago porque no me gusta esa cosa egocéntrica de decir ‘yo hice todo y salí de un repollo’. Me gusta entenderme como parte de un proceso, yo soy como soy por el proceso de atrás… Soy parte de una trama más larga y me gusta entender lo bueno y lo malo porque trato de hacer mi historia y de no copiar la del otro».
Hay historias muy interesantes en la familia Pescarmona, donde hubo pujanza, destrucción y ahora renovación. De esas malas historias uno también aprende y saca cosas interesantes».
Una historia interesante es la suya, ahora CEO de Lagarde, pero en el paso tuvo y supo marcar la cancha en un ambiente de hombres, en una época donde el rol de la mujer en la industria y en las empresas no era ni pensado.
«En mis primeros años hubo muchos momentos de soledad y de hiper exigencia ‘para ser alguien’. Yo empecé de joven en una empresa de muchos hombres y a mí me parecía que para destacar tenía que trabajar más que ellos y por menos plata. Pero ahora lo miro como un aprendizaje, el lugar que me he construido ha sido a base de trabajo, sudor, lágrimas y tiempo. Espero que la juventud sepa construir la resiliencia como generaciones anteriores, que vean y entiendan que no todo es inmediato».
¿Es el legado que te gustaría dejarle a tus hijos?
Yo trato de transmitirles que no es todo tan rápido, que es esfuerzo, es trabajo, es humildad. Trato de que exploren sus talentos, que se animen a probar cosas que les gusten. Tienen mucho por explorar y no quiero condicionarlos, no me gustaría que hagan lo que hago yo por mandato. Me gustaría que encuentren algo que los apasione, que puedan desarrollarlo, trato de no influir tanto.
Y así es como esta mujer creativa e innovadora, nos regaló la oportunidad de conocerla como madre, esposa, hija, hermana y empresaria. Como una mendocina trabajadora que apuesta por su lugar de nacimiento, que busca contagiar al resto de hacer lo que a uno le apasiona.
Una persona culta y con una experiencia profesional intachable, que no camina sola, que arma trama, que genera puentes y que tiende la mano con oportunidades para que productores y hacedores crezcan, se luzcan y, entre todos, hagamos lucir a Mendoza.