El mundo del vino es enorme y la búsqueda de sabores nuevos es una necesidad. Con características excepcionales pero sin ser famosos en el mercado, existe una multitud de cepas que tenes que conocer. Desde la cautivadora Gewürztraminer italiana, pasando por la noble Nebbiolo piamontesa hasta la exótica Petit Manseng francesa en tierras mendocinas, cada una de ellas cuenta una historia única en cada sorbo.
Gewürztraminer
Originaria de la pintoresca localidad de Termeno, en el valle de Adigio, la Gewürztraminer es un tesoro vinícola con un encanto que se extiende más allá de las fronteras italianas. La historia de esta cepa, con su nombre que evoca lo ‘especiado’ y ‘aromático’, se entrelaza con la tradición vitivinícola de Alsacia y Alemania. La brillantez de esta uva, que derrocha frescura y sedosidad, es su característica principal.
En las tierras mendocinas, nombres como Luigi Bosca, Rutini y Las Perdices son guardianes de la tradición de la Gewürztraminer, ofreciendo vinos que capturan la esencia de esta variedad en su máxima expresión.
Nebbiolo
En las colinas del Piamonte italiano, la Nebbiolo reina como la realeza del viñedo. Con una historia que se entrelaza con la niebla que abraza los viñedos durante la cosecha, esta cepa da vida a miles de preciados vinos. De color claro en su juventud, los vinos de Nebbiolo evolucionan con el tiempo, revelando aromas que van desde alquitrán y rosas hasta piel de naranja, trufas y cerezas maduras.
En Mendoza, la bodega Durigutti rinde homenaje a la elegancia piamontesa con su interpretación de la Nebbiolo, mientras que Viña Alicia, en Lunlunta y Las Compuertas, presenta su versión personal de esta noble variedad.
Carmenere
La Carmenere, originaria de Burdeos, Francia, ha encontrado su verdadero hogar en los viñedos chilenos, donde florece con intensidad y carácter, aunque Mendoza no se queda atrás. Conocida como la «gran vidure», esta cepa aporta a los vinos tintos oscuros con su distintivo color carmín. Su capacidad para desarrollar taninos aterciopelados, frutas maduras y una sorprendente textura aterciopelada la convierte en una cepa única.
En nuestra provincia, Zuccardi explora el potencial de la Carmenere en sus vinos, mientras Ferraro Wines presenta su Reserva Carmenere como una joya digna de atención.
Tannat
Con raíces en el sur de Francia, la Tannat se ha convertido en una insignia vinífera. De color morado intenso, esta cepa ofrece aromas de frutos rojos y negros maduros, especias y un toque de chocolate amargo. Su presencia en boca es imponente, con taninos concentrados y una excelente estructura que la distingue.
En Mendoza, bodegas como Séptima y Las Perdices expresan sus interpretaciones de la Tannat, creando vinos que destacan por su intensidad y equilibrio.
Fiano
Desde la región de Campania, en el sur de Italia, la Fiano se eleva como una variedad blanca de calidad excepcional. Con su expresión máxima en la denominación de origen Fiano di Avellino, esta uva brilla con vinos de tonos amarillo pajizo y notas de frutas maduras, especias y frutos secos.
La bodega Caelum de Mendoza es pionera en el país con su vino Fiano Caelum Gran Reserva, una joya que lleva la elegancia italiana a los viñedos mendocinos.
Criolla
La Criolla, descendiente de uvas españolas introducidas en América, es un testimonio del legado vinícola en las tierras americanas. Con un 33% de la superficie cultivada en Argentina dedicada a sus variantes, esta cepa ha evolucionado a lo largo de los siglos, mostrando un «elevado potencial enológico».
En Mendoza, bodegas como Durigutti y Famiglia Bianchi celebran la diversidad de la Criolla, ofreciendo vinos que cuentan la historia del terruño argentino.
Riesling
Proveniente de Alemania, el Riesling encuentra su hogar en suelos pobres y bien drenados. Con una expresión máxima en aromas intensos y una acidez elevada, esta cepa blanca noble es versátil, dando lugar a vinos secos y dulces, ligeros y de cuerpo medio.
Nuestra provincia le hace honor a través de bodegas como Las Perdices, Doña Paula, Rutini y Luigi Bosca, que exploran las posibilidades del Riesling, creando vinos que capturan la esencia aromática de esta uva.
Petit Manseng
El Petit Manseng, una variedad antigua y casi desconocida del sur de Francia, encuentra su hogar inusual en los viñedos de Terrazas de los Andes. Traída a Argentina por el grupo LVMH, esta cepa da vida a un vino tardío excepcional, con un color amarillo intenso y equilibrio perfecto entre dulzura y acidez.
Terrazas de los Andes es la única bodega en Argentina que cultiva esta elegante variedad, ofreciendo un vino que revela los secretos mejor guardados de la región.