Estuvimos en la función especial de «Muere, monstruo, muere» en la que su director, el mendocino Alejandro Fadel y parte del elenco también compartieron. La historia de horror -y de amor- fue filmada íntegramente en la provincia y contó con la actuación los artistas locales Tania Casciani, Romina Iniesta, Víctor López y Francisco Carrasco.
«Inevitablemente esta película tiene que ver conmigo, con mi historia, con cierta vida de provincias y con una cultura masculina determinada, de cariz violento y conservador, de ciertas formas de poder históricamente masculinas, frente a la que siento tanta incomodidad como inevitable pertenencia», dice el cineasta y agrega: «Siempre me gustaron las películas de terror. Fue, sin saberlo, mi primer acercamiento a la cinefilia. Desde la marginalidad, el terror siempre es un género dispuesto a renovarse: es su obligación encontrar nuevas imágenes y sonidos que sacudan y reflejen su tiempo. Es vanguardia y tradición».
En el film se lucen muchos paisajes donde el mismo Fadel se crió; desde el norte mendocino y hasta el sur se identifican en la película: la Caverna de las Brujas, El Sosneado y La olla de Marte de Malargüe, las Huayquerías de San Carlos, Potrerillos, San Rafael, Ciudad, Tunuyán, Tupungato y el Hospital Psiquiátrico El Sauce de Guaymallén.
«Muere, monstruo, muere», producida por La Unión de los Ríos, tuvo su premier mundial en el Cannes Film Festival (2018), en la sección oficial Un Certain Regard, y en el Festival de Mar del Plata tuvo su estreno nacional.
Las críticas de la película, hablan por la cinta.
- Santiago, García / Leer Cine
«La maestría de Alejandro Fadel hace que el espectador quede sacudido desde la escena inicial y no tenga respiro hasta el final. No hay manera de encontrarse bajo control con un espectáculo estéticamente tan apabullante. Y ese es tan solo el marco, con una fotografía perfecta, que ayuda a crear cada momento. ‘Muere, monstruo, muere’ tiene una cualidad que solo las obras maestras tienen: está llena de escenas inolvidables. La mayoría no quisiéramos recordarlas, porque son pesadillas abrumadoras, pero en todos los casos son momentos de puro cine. Y no son solo las imágenes las que se fijan en la memoria, también el sonido, un sonido tan terrorífico como el guión, la fotografía, el trabajo de dirección y, finalmente, las actuaciones. Las voces de los actores, en particular la de Cruz, también se graban en el espectador. No hay muchas películas que consigan eso (…) Posee toda la locura, el riesgo, la originalidad y la desmesura de las películas inolvidables».
- Diego Lerer / Micropsia
«La nueva película del director de ‘Los salvajes’ es una exploración deforme y brutal acerca de la violencia psíquica y física de los hombres hacia las mujeres en una zona cercana a la cordillera de los Andes. Crímenes, locura y muerte se combinan en una exploración furiosa y abrumadora de la mente humana».
- Mariana Enríquez / Radar Pág 12
«El asesino de ‘Muere, monstruo, muere’, la película de Alejandro Fadel, también es una encarnación del paisaje: el aislamiento, lo reprimido y lo secreto, lo que se esconde en la belleza desoladora de las montañas. Hay, dice el director, una investigación sobre ciertas formas de control masculino: a través del miedo, de la policía, de la medicalización. Pero, aunque el estudio sobre las ideas patriarcales es claro –las mujeres pierden, cuando son asesinadas, la cabeza— no es posible reducir ‘Muere, monstruo, muere’ a una metáfora sobre la violencia machista, porque es solo uno de los temas que la película explora».
Sinopsis: Al pie de los Andes nevados, Cruz, oficial de la policía rural, investiga el hallazgo del cuerpo de una mujer decapitada. No será la única. Cruz, es amante de Francisca, esposa de David, quien es acusado de los crímenes y enviado a un hospital psiquiátrico. David atribuye las muertes a la inexplicable y brutal aparición del «monstruo». Cruz tropieza con una misteriosa teoría que involucra la geometría del paisaje, unos motociclistas de montaña y un mantra grabado en su cabeza: «Muere, monstruo, muere».
Tráiler
Fotos: Gentileza prensa «Muere, monstruo, muere»