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Mirá quién habla: Rosa Rous

Para cerrar el 2023 a pura celebración, te contamos y mostramos el «lado b» del Dj, bartender, productor y creativo gastronómico que no puede estar aburrido. Su autenticidad lo lleva a cambiarse de ropa, al menos, tres veces al día porque debe «marcar presnecia» donde vaya.

Rosa Rous es un mendocino de pura cepa, lo adoptamos y siempre querremos verlo haciendo de las suyas por nuestra provincia, aunque ahora está viviendo en su Buenos Aires natal. Artista desde su niñez, buscador de sueños en la adolescencia y todo un aprendiz y trabajador en su vida adulta. 

Con 30 años, dice haber cursado una carrera disidente, de la cual se recibió y consiguió el título. Pero su necesidad constante de aprender lo lleva a seguir estudiando, a buscar inspiraciones para su música como así también aromas y sabores para nuevos proyectos gastronómicos.

Rosa Rous es un artista multifacético que aceptó celebrar con Inmendoza este fin del 2023 y el comienzo del 2024. Tiene muchos motivos por los cuales brindar y los reveló en este «Mirá quién habla» especial que pareció una fiesta. 

¿Quién es Rosa Rous?

Nosotros diríamos que es un ser de estilo único, audaz y auténtico, que con todo lo que hace rompe los esquemas, aporta a la cultura LGBT, a la gastronomía y a la música. Pero… él ¿cómo se define? 

«No es sencillo. Mi nombre es Rous, me autoadopté con ese nombre para ser artista», revela quien lleva más de 12 años de carrera como Dj y 10 en una gastronómica galopante. «Todos esos resultados me han dado la identidad que ejerzo. Hay un nombre en el DNI que está fallecido, decidí no llamarme nunca más de tal manera por una cuestión de adoptar esta nueva identidad, de llevarla a cabo».

A los 18 años recibió la invitación para ser parte de la fiesta Fun Fun y allí decidió presentarse como Rous. «Si bien mis amigos me llamaban así por un personaje del cine, lo uso como a la flor, a la rosa pero lo escribí diferente para que sea más complicado (risas). Así suena más rudo, queda mejor para ser un Dj techno».

¿La música es un infaltable de tu vida?

Sí, siempre estoy con la música involucrada, con la disidencia y el underground de Argentina. La música me atrapa, es mi rutina, es mi todo. Escucho disco, me inspira para hacer techno, siempre recurro a los viajes psicodélicos a los que me transporta y en cuanto más rarezas encuentre, más placer auditivo para mí.

La playlist de La Central Vermutería es la que suena todo el tiempo en su casa o en sus paseos diarios, «siempre la voy actualizando, es la mejor del mundo». Además se reconoció fan del glitch-rock y confesó: «Bowie es mi Dios». 

«La virtud que tengo es ser multifacético y obviamente la inspiración y la información que recibo viene de muchos lados, es todo para poder ser una persona creativa», comparte el geminiano con ascendente en Leo. 

¿Esto abarca a tu faceta de Dj como a la de gastronómico y productor?

Sí, todo lo que he hecho y quiero hacer. Yo ahora siento que estoy recibido de algo, de una carrera outsider de todo lo que se conoce. Hice aventuras con cocineros, viajé, abrí barras y locales con equipos hermosos de mi escuela con Francis Mallman. Yo creo que todo lo que hice fueron ejercicios para llegar a un objetivo principal que es mi identidad.

«Siempre he sido buscavidas y así me enseñaron mis padres, está en mi instinto hacer de todo lo que me apasiona pero como dije, yo quiero ser Dj de grande, poner mi techno loco y luego irme a casa. Ser Dj es mi pasión».

Rosa Rous se hizo camino al viajar

Nacido en el conurbano, recuerda que se fue de Buenos Aires con una «mochilita y tres mil pesos»; se vino a Mendoza y comenzó a hacer churrascos en Chacras para juntar dinero y un día le tocó el timbre a Francis Mallman en su restaurante 1884 de Godoy Cruz. «Empecé como pasante, me destaqué y seguí con la coctelería. Soy muy exigente conmigo mismo, la gastronomía requiere un montón de aprendizajes como idiomas, protocolo y lo fui aprendiendo. Tanto que empecé a viajar y armé un restaurante en Santiago de Chile y luego La Central con mis amigues».

Y ahora, ¿qué te llevó de vuelta a Bs.As?

Temas de salud y la ambición de crecer, de buscar mejores y grandes objetivos. El año que viene voy a empezar con mi propia fiesta en Buenos Aires, una grande; estoy armando un equipo para marcar una contundencia en la historia actual de la cultura de Argentina y, ojalá, del mundo. 

Y aquí unos motivos por los cuáles celebra Rous este 2023: «La cultura es muy necesaria, sobre todo para la juventud, y que los jóvenes me reciban de la manera que lo hacen es muy importante, me siento recibido de mí mismo. Me gustaría darle una casa a alguien, un club, como lo hicieron conmigo.

¿Volverías a vivir a Mendoza?

Si, yo soy mendocino, es inevitable. Cuando pueda comprarme un terrenito voy (risas). Ahora necesito mucho más mundo y acá lo he encontrado. Soy una persona de mundo, necesito saber mucho más y hacer. Siempre soñé con vivir en la ciudad de México y quiero conocer Japón también. 

«La idea es no aburrirme, necesito divertirme, un lugar que me contenga para crear e ir por mis objetivos. No hay nada peor que yo aburrido, empieza a sufrir la gente, me pongo insoportable, soy pura adrenalina, no se sabe qué puede pasar con un Rous aburrido».

Hablaste de tu salud…

Sí. Si hay algo que tengo que festejar es todo lo aprendido y vivido gracias al problema grande de salud que estoy atravesando, que es fuerte y contundente pero lo agradezco porque me ha hecho crear objetivos. Estoy agradecido de la vida que tengo y siento que ahora tengo el doble de salud que antes. El problema me hizo dar cuenta que primero está uno y luego todo lo demás; me hizo encontrar lazos mucho más fuertes y un gran amor. 

Rosa Rous siente que puede venir lo que sea porque él está con una armadura de oro. Sus ganas de vivir y de convertir en realidad sus objetivos lo hacen enfrentar a diario situaciones complicadas pero que no lo achican ni le cortan sus alas creativas. 

«Lo que recomiendo ante estas situaciones similares es abrir la cabeza, hay mucho que entender y aprender sobre el cuerpo de uno; conocer quiénes son las personas que pueden ayudarte, yo he ido a brujos, chamanes, médicos, a todos. Y de todo eso armé mi ensalada; hay gente que tiene el poder de sanar, a veces solamente se trata de amor».

Y aquí apareció otro de los motivos por cuales Rous levanta su copa en este cierre de año: «Hay que celebrar que esta es la vida que nos tocó, no hay otra. Si los objetivos están claros, se aprende a llevarse bien con uno mismo y el mundo. Hay que atravesar todo los momentos y ser feliz con lo que se pueda». 

Así es el día a día de Rosa Rous

Dice que es muy rutinario y que a muchas personas le generaría envidia. A la mañana no puede faltar su desayuno de una lágrima con leche de almendras en el cafecito Marzo que queda a la vuelta de su casa; al mediodía atiende sus quehaceres burocráticos, a la siesta pasea, a la tarde se relaja y le dedica tiempo a la música, y a la noche sale a comer por ahí o cocina algo en casa con Claudio, su pareja. 

«No puede faltarme esto, si no están estas cosas me da mucho mal humor porque me gusta mucho disfrutar la vida; el derecho al goce es algo que aprendí este año».

¿Sos coqueto?

Me visto dos veces al día, tres, cuatro, las que sean necesarias… a la mañana soy más una señora que va a tomar el té, ahí voy más coqueto. Para pasear me pongo algo más suelto pero combinado con mi novio. Y para la noche, voy con un body, transparencias… yo a la noche tengo que ser demonio, tengo que marcar presencia, Bowie me lo dicta. 

¿Qué no puede faltarte?

Una boina; lamentablemente Dios me hizo pelado (risas). Uso sombrero desde los 18 años, boina, sombrero, gorrita… lo bueno es que ahora estoy maduro y lo llevo mejor. Tengo una colección.

¿Cuántas tenés?

No sé exactamente, imaginate que es lo que más me molesta en la habitación, ya no sé dónde ponerlas. Las uso de tapa lámparas, las cuelgo en esquinitas, las tengo en bolsas… cualquier persona que me vea me regala una, me las llevan al escenario. Tengo boinas de todos los estilos, a varias las intervengo.

¿Tu ropa también la intervenís vos? 

Siempre me gustó la moda, estudié dos años Diseño de Indumentaria y soy coqueto desde muy chiquito. Yo no compro marcas, me las arreglo con lo que tengo o compro mucho en ferias y a diseñadores del mundo de LGBT, tengo «muchos amichas» que me preparan vestuarios para mí.

¿Te gusta la lectura?

Sí, aunque estoy un poco detenido ahora, antes leía mucho en los viajes. «Las mil y una noches» de Cristina Civale, es mi lectura actual. Y puedo recomendarles «Mis modelos de conducta», de John Waters.

Rous elige una alimentación vegetariana y no dudamos en pedirle su Top 5 de lugares para ir a comer: «Vicente, La Central, Charco, Cocina Gardenia y Ruda Cocina. Para tomar una cervecita o cóctel es hermoso El Origen de i; para un café, Café Japón y Monono para un brunch».

Y también le consultamos por un motivo colectivo por el cual levantar la copa durante este año que está terminando para darle paso a 365 nuevas oportunidades de ser felices, aprender, bailar, comer rico y disfrutar de la vida. 

«Creo que todos tenemos un pensamiento propio y eso hay que celebrarlo. Estamos atrapados siempre por muchos medios, intereses y un montón de cosas que nos ofuscan los objetivos por eso, tenerlo es muy difícil. Celebro haber encontrado un montón de gente que tiene pensamiento propio y abogar por eso, con amor, audacia, respeto».

«Y también celebro que sigo en pie con una carrera estable, creciente, más allá de los problemas de salud y cosas que  te tiran para atrás; celebro estar rodeado de amor y lo más importante, haber encontrado en la cultura LGBT un recibimiento hermoso, estoy agradecido porque ahí hay una familia que ayuda y sostiene».

¡Salud Rous! ¡Salud por todos los «lados b» y los «Mirá quién habla» que vienen!

Fotos: Agustina Agost

Dirección de arte: Paulina Gervasi

Video: Rocío Carloni

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