Las rescatan de chacaritas o basureros; con valijas viejas les fabrican los puños y los asientos. Le cambian los piñones, los rayos y las cadenas. Las pintan del color que quieras, las dejan a punto para salir a pasear.
Sebastián Gil y Javier Flores son coleccionistas de bicicletas antiguas. Como un hobbie empezaron a recuperarlas y restaurarlas y hoy tienen su taller, Silverside Cycles, que restaura más de 40 bicicletas al año.
Como todos los buscadores de joyas antiguas, Javier y Sebastián se mueven entre chacaritas y basureros rescatando viejos cuadros de bicicletas descartadas. «Nuestro taller es a puertas cerradas, buscamos y guardamos cuadros que la gente tira a la basura, tenemos bicicletas que tienen más de 80 años de antigüedad que se pueden rescatar», nos comenta Javier y agrega que «antes las cosas se hacían de una manera que era perdurable en el tiempo, se fabricaban con mejores materiales».
En Silverside Cycles piensan en estimular a la gente a usar un transporte urbano inteligente, saludable y sustentable. «Rescatamos bicis del óxido, que terminarían en las chacharitas doblándose o fundiéndose, para darles una nueva vida y de paso le enseñamos a la gente que la bici sirve para la salud y también para bajar la contaminación. Al rescatar basura, contribuimos en el hecho de no seguir generando basura», dice Javier.
Las biciceltas de Silverside son únicas porque los cuadros rescatados son todos diferentes. En el taller se les ponen cubiertas y rayos nuevos por una cuestión lógica de seguridad.
«Los cuadros antes eran empipados, es decir la unión se hacía calentando el material y encastrándolo, en cambio ahora son caños soldados», destaca Javier para confirmar que antes las cosas se hacían de manera perdurable.
Las cadenas y los piñones suelen cambiarse y en los casos en que se encuentran con joyitas italianas o inglesas los conservan.
Un dato curioso es cómo fabrican los asientos y los puños. «Buscamos valijas en desuso y utilizamos el cuero para hacer los puños o alforjas, a veces también los asientos. Los puños en muchos casos eran de madera, de cuero con punteras de bronce o de baquelita (primera sustancia plástica totalmente sintética)».
Otra perlita es que en muchos casos les ponen luz a dínamo, algo difícil de conseguir pero Javier asegura que en algunas bicicleterías antiguas todavía encuentran.
Una vez restauradas les dan el color que el cliente elija, siempre con un estilo vintage (añejo).
«En la Argentina somos muy pocos los que hacemos esto. A mí me gustan mucho las bicis inglesas, con freno a varilla, o las francesas. A Sebas les gustan más las bicis sport, las de carreras de los años ’60».
En el taller también restauran biciletas para chicos, aquellas tipo choperas de los ’80, con el clásico «asiento banana» y respaldo.
Entre las piezas de colección que salieron de Silverside Cycles y hoy ruedan por la ciudad, encontramos una bici blanca Rondinella con cajón delantero de roble lustrado, puños de cuero y asiento restaurado en cuero terminado; una Sport celeste con asiento con resortes y puños de cuero; otra bici verde agua, estilo italiano también con cajón trasero de roble lustrado, asiento con resortes y puños de cuero. Son solo alguna de las decenas de bicicletas rescatadas, bellezas que hacen historia.
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