Un viñeteado desdibujado que enmarca misteriosamente la toma con fugas de luz, granos desmesurados, saturación y contraste de colores, pero por sobre todas las cosas el encanto de las sorpresas. Estas y otras características definen a la “lomografía”, una particular manera de fotografiar, derivada de la cámara de 35 mm compacta y automática marca Lomo LC-A.
Tres elementos de la cámara dan resultados fuera de serie, un lente gran angular llamado Minitar que intensifica los colores en el objeto fotografiado fundamentalmente en el centro de la foto, lo que le da un efecto túnel, provocado también por el oscurecimiento en las esquinas de la imagen. Otra característica es la palanca que permite ajustar el modo en automático o manual. En el modo automático la exposición se calcula automáticamente al detectar la cantidad de luz presente en el exterior. En condiciones de poca iluminación la exposición puede llegar a ser mayor de un minuto.
Con la Lomo se pueden conseguir efectos de velocidad o movimiento capturando deliberadamente con mucho movimiento. Finalmente el enfoque rudimentario de la cámara provoca que muchas fotos salgan fuera de foco pero con un cierto toque artístico.
La combinación de estos factores da resultados más que sorprendentes y estéticamente originales.
Antes hay que decir que las cámaras Lomo nacieron en Rusia y durante los años 80 esta fue la típica cámara del pueblo soviético, de los vietnamitas, cubanos y habitantes de la República Democrática Alemana.
Según un mito, la utilizaban los espías de la KGB para fotografiar planos secretos y armas; y según este mismo mito estas cámaras fueron copiadas de un modelo japonés que tenía la propiedad de fotografiar a oscuras, por lo que era ideal para el espionaje.
La Lomografía o el culto por este tipo de fotografías empezó por caprichos del destino a principios de los 90 cuando los estudiantes vieneses Matthias Fiegl y Wolfgang Stranzinger, de vacaciones en Checoslovaquia, en 1991 y en pleno auge democrático, compraron Lomo Kompakt Automat.
El resultado de las tomas: fotos enfocadas y desenfocadas, luminosas, saturadas y frescas, que transmitían una sensación de excitación explosiva. Los vieneses decidieron explotar como negocio la venta de cámaras Lomo y más tarde fundaron la Sociedad Lomográfica cuyo lema principal es: “No pienses, dispara”.
En su página web lomography.com declaran ser “una organización global dedicada a la expresión visual creativa y experimental, que disfruta con la combinación de nuevas y viejas tecnologías, y una institución cultural involucrada en una empresa de diseño y fotográfica comercial. Nos mueve la singularidad del estilo e imágenes de la fotografía analógica, y seguiremos contribuyendo a su desarrollo”.
Lomography.com sirvió como punto de enlace para los lomógrafos de todo el mundo. Al mismo tiempo, se establecieron tiendas y galerías lomográficas por todo el planeta y se hacen exposiciones, congresos mundiales, fiestas, instalaciones, colaboraciones y eventos, además de desarrollar nuevos productos, películas y accesorios.
No contentos con la declaración de principios establecieron las 10 reglas de oro como guía para el movimiento analógico, algunos de sus preceptos lo dicen todo:
+ Como cualquier impulso irracional, la lomografía ni se planea ni se predice. Es como si te dejaras llevar por tu voz interior y tus deseos más ocultos. La lomografía te asalta a cada momento y te susurra: “Ahí hay belleza, ¿probamos?”
+ Es la mejor adicción del mundo.
+ Llevar la LOMO LC-A a todas partes.
+ Utilizarla siempre: de día y de noche.
+ La Lomografía no interfiere en tu ritmo de vida, forma parte de él.
+ No olvidar disparar desde la cadera (de vez en cuando hay tomas increíbles).
+ Acercarte lo más posible a tus objetos de deseo lomográfico.
+ No pienses. Las percepciones más brillantes y atractivas son aquellas que nos regalan las primeras impresiones. Son momentos sensoriales totalmente sensuales y visuales, y que se suceden en ese lapso de tiempo que tiene lugar entre que la información captada por los sentidos llega al cerebro y permanece sin filtrar. Pasados unos milisegundos, ya es demasiado tarde: el razonamiento hace acto de presencia con su torpe melancolía y esa primera percepción de instantánea belleza se enmaraña en conceptos, abstracciones, ideas y problemas aburridos.
+ No necesitas saber de antemano lo que ha captado la película.