Cayetano y Federico Arcidiacono -padre e hijo- exponen juntos una colección de obras, en madera y fotografía, bajo el nombre Herencia compartida en Aristóbula Casa de Arte.
El propio título deja entrever un vínculo íntimo devenido en dos pasiones. “Es una herencia artística, una herencia de la sensibilidad, de la capacidad, de la creación, del poder de la imaginación que tenemos los dos que devienen, por supuesto, de mis abuelos, cada uno desde su lado, con sus cualidades genéticas, que da como resultado esta herencia que tenemos y que compartimos que es la sensibilidad y necesidad por el arte, que es nuestra energía y que saca nuestra mejor versión como persona”, explica Federico.
Federico Arcidiacono es uno de los escultores más reconocidos de la provincia y su padre, Cayetano Arcidiacono, uno de los fotógrafos más emblemáticos del país. Pero, además, en su familia hay un gran legado por la ebanistería. “Mi papá es ebanista y de ahí viene mi herencia por el trabajo con la madera. Él recibió el oficio de su padre en el mismo taller donde me lo transfirió a mí. Junto con mis hermanos somos la tercera generación de ebanistas y cada uno se ha ido abriendo hacia una rama del arte. El tema de la madera también es una herencia compartida”.
La exposición
Cayetano Arcidiacono presenta dos grupos fotográficos. Por un lado, una serie de fotografías analógicas impresas en laboratorio en blanco y negro. En ella predominan fragmentos de imágenes donde el leitmotiv es la naturaleza.
Por otro lado, una serie más actual realizada de manera digital y a color, que gira en torno a la naturaleza muerta en descomposición. “Son tomas directas de frutas y verduras que han estado sometidas a un proceso natural de descomposición y que, a través de la mirada de mi padre, pasan a ser algo súper bello”.
“Son todas abstracciones, imágenes que te hacen pensar, te hacen buscar en tu persona interna, en tu pensamiento qué es lo que hay ahí”, detalla Federico sobre la obra de su padre.
Por su parte, Federico expone un grupo de esculturas en miniatura que oscilan entre los 10 y 20 centímetros. Todas ellas figurativas y talladas en madera de una sola pieza.
“En esta serie toco el tema del hombre y ciertas imposibilidades que tiene, la forma de vida que tenemos con el estatus quo. Prefiero no hablar mucho de la obra porque siento que se direcciona la lectura, por eso mismo no le pongo nombres a las esculturas, pero, sin dudas, tratan sobre distintos aspectos del hombre y su paso por la vida. Son muy poéticas”.
Herencia compartida
Federico resalta la importancia que tiene para él poner en valor a su padre. “Cuando expongo individualmente siempre pongo una foto de mi papá, ya sea en un lugar público o privado. Me encanta que en el espacio que yo tenga para hacer una muestra también esté él”, explica al artista y continúa, “por lo tanto, exponer junto a él me encanta. De los alimentos artísticos de los que puedo nutrirme en Mendoza, mi papá es el primero, es un alimento que no tiene límites. Él hace fotografía y yo escultura, pero en cuanto a la estética él siempre ha sido un referente para mí. Exponer con mi viejo es una felicidad total”, cierra.
Herencia compartida de Cayetano y Federico Arcidiácono se puede visitar de lunes a viernes de 17 a 20 hs, en Aristóbula Casa de Arte (Aristóbulo del Valle 332 de Ciudad), siempre con cita previa. Los encuentros se coordinan a través de la cuenta de Instagram de la galería o por teléfono al 261 663 1964.
Fotos: Agustina Agost