Somos muchos los que, tras terminar con un buen almuerzo o cena y escuchar la esperada pregunta del mozo “¿Van a querer postre?”, compartimos una mirada cómplice con quien nos acompaña y respondemos con la frase: “siempre hay espacio para un postrecito”. Porque sí, si hay algo que los argentinos sabemos hacer bien es rematar cualquier comida con un platito dulce.
Algunos se sirven tibios, otros bien fríos; algunos vienen en copa, otros en plato hondo; algunos son puro azúcar, otros tienen el equilibrio justo. Lo cierto es que hay postres que se volvieron clásicos por algo.
Esta nota no busca coronar a un favorito absoluto (porque imposible elegir), pero sí trazar un recorrido para descubrir dónde probarlos.
Arroz con leche: fragancia a canela, naranja y nostalgia en Al Rescoldo
Aroma a comida de la abuela, tango de fondo, cuadros con las figuras más emblemáticas del país, pingüinos para vino, manteles a cuadrillé, antigüedades iluminadas por luces cálidas… Esto es lo que te espera en Al Rescoldo. Ubicado en Ozamis 519 de Maipú, desde hace nueve años, este es un bodegón con todas las letras.
Ahora bien, vayamos al protagonista de este apartado: el arroz con leche. Como devota de este postre desde tiempos inmemoriales, puedo decir con autoridad que el de Al Rescoldo es una obra de arte comestible. Con el arroz en el punto justo de cocción, bien cremoso y super perfumado por las cáscaras de naranja. Cada bocado es un viaje directo a la sobremesa en casa de la abuela. Podés pedirlo con canela (que para mí es la versión definitiva) o con dulce de leche.
Como si esto fuera poco, la carta nos regaló un plus inesperado: la torta Roxi, joyita de la casa. Una base esponjosa de pionono sostiene una crema de mascarpone sutilmente endulzada y coronada con un toque de dulce de higos. Una combinación que sorprende y enamora.
Al Rescoldo abre de martes a sábado 12 a 15:30 y 20 a 0:30 hs. y domingos de 12 a 15:30 hs.
Isla Flotante: una cucharada de cielo en Patio de Jesús María.
Lo admito, antes de pisar este lugar clásico ubicado justo donde la calle Arístides se transforma en Boulogne Sur Mer, jamás había probado la Isla Flotante. De hecho, no voy a negar que tuve que googlear. Si estás en la misma y no te suena este platito, te cuento: se trata de un merengue ligero sobre una base de crema inglesa y un topping de caramelo. Muchos amantes de este postre llegan a la misma conclusión: el mejor está en el Patio Jesús María. Es por eso que decidí que mi primera vez degustando este clásico fuera en ese mismo lugar.
Después de la primera cucharada confirmé dos cosas: es tan rico como suena, y la recomendación de ir a pedirlo a este lugar es un acierto total.
Para los que se empalagan con facilidad pero aman postrear con la misma intensidad que los que pueden comer kilos de azúcar sin inmutarse, les recomiendo cucharear con alguien más.
Encontralos en Boulogne Sur Mer 788 de Ciudad, de 12 a 15.30 hs. y de 20 a 0.30 hs.
Pera al Malbec: la obra maestra al vino tinto de Don Aldo
Si te tentás caminando por Arístides, entre Coronel Rodríguez y Olascoaga, hay un rincón que guarda un final dulce y glorioso: la pera al Malbec de Don Aldo. Este lugar, si bien es bonito y barato, definitivamente cumple con ser bueno, demostrándolo en este postre. La pera, cocida al punto justo, se deja romper con la cuchara. Jugosa, cálida, perfumada por el Malbec, se fusiona con una bocha cremosa de americana que suma frescura y balancea la intensidad del vino. Pero si no te convence acompañarla con helado (escuchamos pero no juzgamos), podés pedirla con crema.
Si bien esta pera la rompe, también hay otras opciones riquísimas como un tiramisú y un flan casero. Los tres son hechos en casa, con ese gustito a receta familiar que reconforta.
Te tiro el dato: de lunes a viernes Don Aldo tiene menú ejecutivo y de postre podés pedir la perita. Abren de lunes a domingo de 12:30 a 1 hs.
Vigilante: tradición con un giro gourmet en Flor del Desierto
Ubicado en Av. Sarmiento 681, Flor del Desierto tiene una premisa clara: tomar ingredientes tradicionales argentinos y reinterpretarlos con elegancia y creatividad. Y el clásico Vigilante, esa sencilla pero icónica combinación de queso con dulce, no escapa a esta filosofía.
Cuando lo trajeron a la mesa, lo primero que llamó mi atención fue la presentación: membrillo, batata y queso cortados en cubos pequeños. Una composición delicada que ya anticipaba lo que vendría. Cada cucharada era una armonía de texturas y sabores: lo dulce y lo salado en perfecto equilibrio, manteniendo el tradicional sabor, pero con una vuelta de rosca.
Como parte de su propuesta dulce, también podés probar el helado artesanal hecho en la casa o un tiramisú exquisito, ideal para quienes prefieren otros clásicos.
Sin embargo, lo que termina de elevar la experiencia es el entorno. El espacio está diseñado con un gusto exquisito, amplio, elegante, lleno de detalles que invitan a recorrerlo. Cada rincón parece pensado para hacerte sentir parte de un viaje estético y sensorial. Flor del Desierto no es solo un restaurante, es un lugar para perderse y encontrarse entre sabores.
Encontralos en Av. Sarmiento 681 de lunes a domingo de 12 a 0 hs.
Tiramisú: un clásico pero con alma moderna en Mijito
Hay postres que no necesitan demasiada vuelta para brillar, y el tiramisú de Mijito es uno de esos casos. No viene en porción ni en formato torta: lo presentan emplatado, con vainillas caseras (el verdadero corazón del postre) bañadas en espresso y coronadas con una crema de tiramisú suave y chocolate rallado.
La decisión de simplificar la presentación no fue casual. En Mijito saben que lo más importante son esas vainillas que hacen ahí mismo, con receta propia y mucha dedicación. La idea era respetar el espíritu del postre, pero con una mirada distinta, más cercana, más de casa.
Ubicado frente a Palmares, en el Parador Vitta, Mijito es de esos lugares que combinan estética nostálgica con alma moderna. Todo en su carta tiene ese toque de cocina de la abuela, y este tiramisú no se queda atrás. Si te gusta lo clásico, pero con un detalle que lo haga único, anotá este café en tu lista de lugares para ir a postrear.
Mijito abre de lunes a viernes de 8:30 a 13:30 hs. y de 17 a 21 hs., y sábados de 9 a 14 hs. y de 17 a 21 hs.
Volcán de chocolate: una explosión dulce en La Cabrera.
En La Cabrera Mendoza, la experiencia arranca apenas cruzás la puerta: el aroma a parrilla, los cortes al fuego, los vinos elegidos y ese ambiente que invita a relajarse y disfrutar con toda la magia de lo gourmet. Cada detalle está pensado para que vivas una comida única, de esas que se comparten entre risas, brindis y platos que llegan humeantes a la mesa.
Para cerrar, un final perfecto: el icónico volcán de chocolate de La Cabrera, un postre que es una caricia para todos los sentidos. Con un corazón de chocolate tibio que se mezcla con la frescura de la bocha de helado y frutos rojos que lo acompañan, es una combinación irresistible. Si sos fan de lo dulce, te va a encantar, pero si sos amante del chocolate, te va a dejar sin palabras. Sin dudas, este postrecito es el broche de oro que toda gran comida merece.
Visitalos en Hualta Winery Hotel (Primitivo de la Reta 1015, Ciudad), de lunes a domingos de 12:30 a 16 hs. y de 20 a 23:30 hs.
Flan: un clásico infalible en El Bodegón de Don Coco
Cerramos con el postre que, para mí, es el más clásico de todos: el flan. Don Coco es puro espíritu de bodegón: comida que sabe a casero, precios accesibles y una atención que te hace sentir en casa. Acá todo es a lo grande, como cuando tu abuela te llenaba el plato para que no te quedaras con hambre: carne a la olla, milanesas, ravioles, lasagnas… y, obviamente, un flan que para muchos es el mejor de Mendoza.
Este postre, en este lugar, es un mimo: casero, gigante y con esa textura que te hace cerrar los ojos en la primera cucharada. Podés elegir acompañarlo con crema, dulce de leche o ambos, si sos indeciso.
Si después de un platazo de tallarines o una tortilla de papa te empieza a agarrar esa necesidad de siesta, podés pedirlo para llevar. O, si simplemente querés que el momento no termine, podés caminar cuatro cuadras hasta el Parque Central o guardarlo para disfrutarlo más tarde en el sillón de tu casa.
Encontralos en Felix Bogado 401 de Ciudad, de martes a domingo de 12 a 15:30 hs. y martes a viernes de 20 a 0:30 hs.
Cada platito dulce tiene su momento perfecto. En Mendoza, entre bodegones que abrazan la nostalgia y restaurantes que reinventan sabores, el arte de postrear encuentra su mejor escenario.
Así que ya sabés: la próxima vez que te pregunten si querés postre, no lo dudes. Salí a descubrir, a saborear y a celebrar esas delicias que hacen que cualquier plan sea inolvidable. Porque sí, siempre hay espacio para un postrecito.