Muchas de las barras de nuestra ciudad ostentan bebidas de gran pedigrí. Las primeras líneas en sus productos las tornan confiables y la alta calidad que aseguran en los tragos que ofrecen, predispone bien a cualquier visitante ávido de ser sorprendido.
INMENDOZA.com recorrió la ciudad tras las más calificadas barras.
¿Qué hace que la barra de un bar o un restaurante se considere buena? Son muchos factores: un espacio adecuado, buena exposición de las bebidas, combinaciones acertadas, expertise y creatividad del bartender, pero por sobre todas las cosas, las mejores materias primas. Ese suele ser el punto débil -muchas veces- en las barras de una ciudad.
Sin embargo, en Mendoza, cada vez hay más espacios con bebidas súper Premium, tal como se consiguen en las grandes capitales del mundo, logrando satisfacer, de esta forma, las demandas más rigurosas.
Espacios especializados en maltas y whiskies; tabernas donde se destacan destilados y bitters; restaurantes especiales para aperitivos y hoteles con tranquilos bares, perfectos para ordenar las 24 horas del día. Queremos orientarte ¿nos dejás?
La calle Arístides Villanueva es un referente para la vida nocturna de nuestra ciudad, y por ende, un obligado stop en el recorrido. Los bares de estilo inglés, y las especialidades cerveceras son un must, aunque también su diversidad de antros, cantinas y restaurantes proponen disfrutar de buena y variada coctelería.
Basta pararse a cualquier hora del día en la esquina más concurrida de la arteria (Olascoaga y Arístides) para tentarse con William Brown, un pub y restaurante irlandés de gran concurrencia. Aquí se pueden encontrar algunas de las mejores maltas. Su ambiente característico -de tapizados bordó, paredes verdes y mucha madera- impacta desde la entrada e invita a hacerse amigo.
La carta ostenta una lista larga de bebidas entre las que se destacan más de 100 destilados y al menos 50 etiquetas de cervezas. Hay “happy hours” todos los días en cervezas tiradas, after office donde se disfrutan partidos de rugby y fútbol, y en ocasiones música en vivo. El pub promete “no more lonely nights”.
Las cervezas importadas (alemanas, holandesas e irlandesas), las artesanales tiradas, sus whiskies y una muy buena coctelería con tragos de autor son las estrellas del pub. William Brown también tiene una línea propia de cerveza tirada: WB Honey Beer; WB Lagger; WB Trigo; WB Porter y WB Strong Red, cuya disponibilidad rota según las épocas del año. Trabaja whiskies de primera línea y de gran sabor como Jim Beam Red Stag Black Cherry, Jim Beam Honey y Jack Daniels Honey, entre muchos otros.
Su bartender, Ezequiel Milessi, ha ideado gran parte de los tragos que se sirven en el bar. Entre sus tragos preferidos está el Red Pipper Mojito, un cóctel que lleva Bacardi Peach Red, almíbar casero de cuatro pimientas, menta, jugo de limón y Martini Rosso. También destaca el Irish Mojito de William Brown, al que se le añade Jameson, un whiskey irlandés mezclado, producido por primera vez en 1780 y originalmente uno de los cuatro whiskies más importantes de Dublín. “Esto le aporta una cierta carácter y se lo camufla con jugo de manzana”, dice Ezequiel, quien afirma que hoy es tendencia hacer este tipo de tragos: “tradicionales, pero con un giro”. Para las chicas, se inclina por el Baileys Brown cremoso, con Baileys, helado de menta, vodka Absolut y vainilla, se sirve bien frozen.
En cuanto a vodkas, el bar posee –entre otros- Absolut Elyx, uno de los mejores del mundo y en ron, el Barceló Imperial, un producto de lujo que se elabora en la caribeña República Dominicana.
En la misma zona, la barra del bar PH tiene un gran surtido de bitters y vodkas provenientes de diversos orígenes. Y Zitto, una elegante pizzería de reciente desembarco en la vía, sorprende también con muy buenos tragos.
Por otra parte, Antares – cuyo nombre remite a la estrella más brillante de la constelación Escorpio, la cual fue utilizada durante siglos por los navegantes de altamar para guiar sus destinos- es el bar de cerveza artesanal que asegura un “cuidado minucioso de la calidad del producto final y un respeto por las ancestrales técnicas de fabricación”. Sus cervezas son India Pale Ale; Imperial Stout; Kölsch; Scotch Ale; Porter, Honey Beer, Cream Stout y Barley Wine. Sus amantes, agradecidos.
También (aunque unas cuadras más abajo, en calle Colón) Believe Irish Pub o “El Irish” como lo llaman sus clientes, ofrece una envidiable variedad de cervezas nacionales e internacionales, más de 40 etiquetas de whiskies y un centenar de espirituosos y licores. Este pub funciona como las mejores tabernas europeas, donde se disfruta de grandes porciones de hamburguesas, sándwiches y picadas, acompañados de muy buena cerveza y bebidas de gran calidad. No se dedica especialmente a la coctelería, pero seguro sus productos te deleitarán.
Como bandera, posee una cerveza artesanal fabricada por Jagger exclusivamente para el Irish: O´Kelly Cream Stout y O´Kelly Irish Red Ale, en honor a Kelly Cheek, la esposa de Gonzalo Rodríguez, su propietario. Romántico, ¿no? Esta es la recomendada de la casa. Además, hay toda una gama de cervezas internacionales –cuya existencia varía de acuerdo a las restricciones de importación-, provenientes de Alemania, Bélgica, Holanda, Irlanda, Dinamarca, Chile, México, España y República Checa, que no se consiguen en otros lugares, y de precios más elevados.
“Contamos con 17 tipos de whiskies con marcas como Chivas Royal Salute de 21 años y Johnnie Walker Etiqueta Azul. También tenemos unas 14 maltas como la Single Malt Caol Ila; The Macallan; el irlandés Bushmills y la Pure Highland Malt Strathisla”, cuenta Gonzalo. El precio de la medida va desde los 100 a los 200 pesos. La carta se completa con Hennessy, el reconocido Jack Daniel´s y otras variedades entre las que se destaca el Wild Turkey, un Bourbon americano super – premium elaborado en Kentucky, EEUU.
En gin, vodka, tequila y ron, el bar cuenta con los espirituosos que hay en el mercado. Dentro de los shots, los más populares del bar son Sambuca -un licor dulce y fuerte basado en el anís, típico de Italia-, o el licor alemán, Jägermeister, una bebida de culto hecha a base de hierbas y realizada con una fórmula que combina canela de Sri Lanka, naranjas amargas de Australia, raíz de jengibre del sur de Asia, sándalo rojo del este de India y arándanos europeos, entre otras, que la convierten en una bebida mística. “Delicioso para tomarlo solo o mezclado con algún energizante”, dice Gonzalo.
No muy lejos de allí y a tres cuadras de la plaza Independencia existe un bar de gran reputación por la calidad de sus tragos. Se trata de Cachita, en calle Sarmiento casi Belgrano de la ciudad. Una carta de 60 cócteles que varía según las temporadas y una selección de bebidas alcohólicas importadas son la base de todos tragos. Estos llevan nombres o historias de celebrities y los tragos representan la bebida que cada una de ellas pidió elaborar en su honor. “Son creados con nombre de gente famosa que le pidió a algún bartender idear una bebida especializada”, cuenta Marcelo Yepez, un ecuatoriano a cargo de la barra, como el Bonnie Prince Charly y el Negroni.
¿El recomendado de Cachita? Old Cuban, un trago a base de Havanna Club Añejo -7 años-, súper especial que combina champagne, menta y jugo de lima. El bar tiene una colección de ron, gin y vodkas de calidad superior con los que preserva el sabor de cada preparación. Completa su oferta con una propuesta gastronómica que hoy es furor en las grandes capitales: el concepto de comida “fast food” -de primerísima calidad y presentación- en perfecta combinación con los tragos, una propuesta a la que cada vez más mendocinos se adhieren.
Es tiempo de aperitivos
Si el plan consiste en ir a cenar, algunos restaurantes de Mendoza ofrecen una amplia variedad de tragos para responder cualquier solicitud de coctelería. Aunque no es una tradición entre los mendocinos tomar un trago en el restaurante antes de cenar, la costumbre sí se sabe apreciar, y mucho. Basta con recordar el encanto de un pisquito previo a ordenar mariscos cuando comemos en Reñaca o Viña del Mar.
Sin especializarse en uno en particular, ciertos restaurantes cuentan en sus cartas con tragos que son universales y en muchos de ellos podés encontrar desde opciones realizados en base a vinos y frutas, hasta maltas, vodkas y destilados de autor.
De merecido reconocimiento y prestigio, 1884, el restaurante que lleva la firma de Francis Mallman (en Bodega Escorihuela, Godoy Cruz) ofrece un ambiente ideal para disfrutar –además de los mejores vinos argentinos- su barra con cócteles y destilados del mundo, con sabores bien marcados. Desde un Brandy (España) hasta un exclusivo Cognac (Francia). Francesco Ristorante, en el centro de la ciudad y de gran tradición italiana –famoso por las pastas de María Teresa Barbera-, cuenta con las bebidas italianas más tradicionales como el Aperol, Amaretto, Amaro, Vermouth, Limoncello, Grappa y Strega, entre otros. El restaurante Sofía, en calle Arístides, cerca del Parque General San Martín, tiene un surtido de bebidas y gran profundidad de categorías. Otro ejemplo es Praga –en la Quinta Sección-, que antes de disfrutar sus singulares pescados y mariscos también propone degustar alguna especialidad.
Finalmente en Chacras de Coria, el restaurante Dantesco se caracteriza por mimar a sus clientes con un Lemoncello de elaboración propia o con un buen espumante al terminar el postre. Sin embargo aclaran que el Pisco Sour, los Mojitos y el Fernet -aunque también el Gancia y el Campari- son los preferidos de sus clientes. En este mismo distrito, los restaurantes El Malecón (comida cubana) y Manos Morenas (comida peruana), por su tipicidad y vínculo con la gastronomía típica de esas naciones, ostentan especiales rones y piscos, ante los que un “no, gracias” es inadmisible.
El vino, un capítulo aparte
Mendoza, 8° Capital del Vino, no puede escapar a sus raíces ni ignorar su industria madre. Por el contrario, los espacios destinados a la promoción, educación, degustación y venta del vino figuran entre los más buscados especialmente por quienes apuestan a descubrir los mejores exponentes de nuestra tierra.
La sala de degustación The Vines of Mendoza, la cava del restaurante Azafrán –en un ambiente cálido de viejo almacén rodeado de exquisiteces y especias- y algunas vinotecas en pleno centro de la ciudad, además de las cavas particulares de las propias bodegas-, son espacios donde encontrar la bebida nacional y descubrir las más exclusivas creaciones de los enólogos argentinos.
Juliette Piotrovski, manager de Tasting Room & Vinoteca The Vines of Mendoza, ubicada en calle Belgrano 1194 y su equipo de sommeliers poseen etiquetas exclusivas y brindan un servicio personalizado con personal calificado. “Ofrecemos vinos tintos, blancos, espumantes y dulces. Más de 100 etiquetas de diferentes bodegas pequeñas o medianas, vinos de autor y ediciones limitadas”. Su carta se renueva cada 6 meses, ofrece vinos exclusivamente argentinos e incluye ejemplares de la Patagonia, el Noroeste Argentino y de la Región Cuyana. Dada la identidad Argentina, mayoritariamente tienen vinos tintos.
Aunque esta sala apuesta por la imparcialidad a la hora de presentar un vino, atesora buenas marcas, buenas añadas y los vinos de la línea Recuerdo, de su propia bodega. Aquí, sus responsables señalan a Recuerdo Gran Corte, como “un ejemplo de vino que prácticamente no se encuentra en el mercado y con excelentes críticas internacionales”, afirma.
El lugar es mayoritariamente frecuentado por extranjeros de Norteamérica, europeos del este y norte, brasileños y australiano. Este grupo de Wine Specialists, intenta que la gente se anime a probar varietales nuevos y que se destacan en el país: “Hoy recomendaría para los que prefieren un estilo más suave y frutado una copa de Bonarda, y para quienes desean vinos más voluptuosos y especiados, una copa de Cabernet Franc”, finaliza Juliette.
Coctelería de hotel
Los cinco estrellas por otro lado, se dan el lujo –porque es imposible que no lo hagan- de tener entre sus listas lo mejor y más variado del planeta. Provistos y recargados para cualquier demanda, sus barras son una opción que logra satisfacer paladares tan diferentes como huéspedes que lo transitan. Demandas en distintos idiomas y gustos sofisticados, que pretenden tomar allí lo mismo que solicitarían en su propio país.
Park Hyatt Mendoza propone tomarse un trago sentado en el lounge frente al patio interior del hotel, y con una vista imponente de la piscina. El bar tiene un diseño moderno, donde la madera y la piedra crean un ambiente que invita a relajarse, y todo el “glam” de un patio distinguido en el corazón de la ciudad.
De la mano del bartender Juan Pablo Simic, esta barra se especializa en coctelería clásica y cóctel Julep (una bebida con origen norteamericano, combinado preparado originalmente con Bourbon de Kentucky, azúcar, menta fresca y hielo picado grueso). El trago estrella es el Dry Martini y algunas variaciones. Entre sus bebidas cuenta con Rémy Martin Cognac XO; Hennessy XO (con un añejamiento de 30 años); Glen Ord 12 Year Old Single Malt Scotch Whisky y Bunnahabhain 12 Year Old Single Malt Whisky Islay.
Orgulloso, Juan Pablo cuenta que tiene el Gin Príncipe de Los Apóstoles, “el mejor Gin argentino”, que además es made in Mendoza, elaborado por el genial bartender Tato Giovannoni (oriundo de Pinamar). “El gin es una bebida que está de moda en todo el mundo y tiene grandes ejemplares de Inglaterra, España y Francia. Desde hace un tiempo también es argentino, con sabores que incluyen yerba mate, eucalipto, peperina y piel de pomelo rosado”.
Su clientela la conforman los huéspedes, turistas que visitan el hotel, socios de Club at the Hyatt, mendocinos y clientes vip de Casino. ¿Un recomendado? El trago Juliette, conformado por Campari, Cointreau, limón, azúcar y tónica.
Otra opción: Devas, el bar de Sheraton Mendoza Hotel, que se caracteriza por brindar un multiespacio compuesto por una cava privada de vinos selectos, cómodos livings y una mesa de pool. Luz tenue y música de fondo que acompaña el sonido de las cascadas de agua en los muros de su ingreso. Extranjeros y huéspedes del hotel frecuentan este bar. Su barra es de estilo americana, rectangular -que deja al descubierto una amplia gama de bebidas-, iluminada, extensa, lujosa. Posee una diversa variedad de licores y destilados, como el Cognac Remy Martin VSOP (con denominación de origen francesa), whiskies desde Single Malt como The Glenlivet; Pure malt como JW Green Label y Scotch como JW Blue Label; hasta los Bourbon, donde se destaca el Jim Bean Black, de gran expresión aromática, redondo y amable. La selección de las bebidas blancas como el vodka, gin, ton y tequila, se ajustan a una carta de nivel internacional.
Su bartender Paula Bagnato Burgos, además es sommelier y técnica enóloga. Sus preferidos son los cocktails Sour, y su trago estrella el Amaretto Sour. “Trato de recomendar en función de las bases que el cliente prefiera; si le gusta un trago dulce a base de ron, ofrezco un Daiquiri; además también considero si va a tomar sólo un aperitivo o lo va acompañar algún plato de nuestra carta para recomendar”.
Aunque el proteccionismo del Gobierno aplica restricciones adicionales a las bebidas alcohólicas internacionales, que derivan en un descenso de los volúmenes importados, largas demoras y aumento en los costos del comercio, muchas marcas de bebidas alcohólicas importadas sufren alguna escasez de inventario y ofrecen una ventaja a las marcas nacionales. Ojalá estas Premium nunca brillen por su ausencia.