Cacheuta crece y cada vez se abren más bares para disfrutar de la montaña a muy pocos kilómetros de la ciudad. En auto, moto y hasta en bicicleta, el cajón de Cacheuta es un buen lugar para llegar por una cerveza cuando cae el sol, después de una vuelta por el dique cruzando el flamante túnel. Y si te pesca la noche, quedarse a dormir en las cabañas al otro lado del río puede ser un programa relajante y tentador.
Entre las vías del tren y las abandonadas instalaciones del trasandino, casas de un pueblo ecléctico e improvisado se mezclan con bares de temporada que ofrecen tragos en sus terrazas o decks.
Construidos en piedras, madera y durmientes del ferrocarril, los bares se mimetizan con la geografía de montaña y los pocos árboles que tiene la zona. De día y de noche cada cual ofrece lo suyo.
Hay restaurantes como Bandidos Rurales o restó bares como Rock N’ Riel en las instalaciones del viejo correo argentino. Aquí además de tragos se pueden degustar más de 60 etiquetas de vinos de alta gama, en su mayoría vinos de autor.
Enfrente, las piletas termales atraen multitudes en verano. Y cruzando el puente se han desarrollado nuevos complejos de cabañas, lofts y departamentos que se esconden entre los cerros con piscinas y predios parquizados.
También del otro lado del río hay bares de música que organizan fiestas de temporada como Gira Mundo y hasta puestos de jugos y licuados de verano.
Los complejos de cabañas como Kiam Te son un mundo aparte. Este lugar es un complejo con hermosos alojamientos, hostel y tirolesas. Requieren de reservas previas y durante el verano las cabañas y los lofts de piedra están a full. Cruzando el puente colgante el pueblo de Cacheuta se extiende y en cada rinconcito hay algo por descubrir.
Las piscinas termales y los piletones del río son parte de este circuito que crece y toma lo que la naturaleza tiene para ofrecer.