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Bodega Comedor: amalgama de tradiciones y gastronomía

Alfredo Morales es el cocinero jujeño de esta propuesta de cocina sincrética; son sus platos los que despiertan el deseo de viajar al norte argentino y empaparte de su cultura.

¿Estás listo para conocer un espacio donde la gastronomía y el vino se encuentran en una propuesta que fusiona identidad, historia y sabor? Esperamos que sí porque realmente, vale la pena descubrir  a Bodega Comedor. 

Esta propuesta de una bodega y un comedor nació del sueño de tres amigos -Nicolás Garciarena, Matías Casagrande y Martín Rau- que buscaban un lugar para completar el ciclo que comienza en la finca y culmina en la mesa. La bodega Santos Paganos es el alma vitivinícola del proyecto mientras que la cocina está en manos del cocinero Alfredo Morales, nacido en Jujuy y radicado en San Juan, quien ahora eligió Mendoza para instalarse «e incomodar» con su concepto de «cocina sincrética». 

Esta idea se basa en la fusión de ingredientes, técnicas y tradiciones de diferentes culturas, rindiendo homenaje a lo cotidiano y a la memoria gustativa de los pueblos.

Este restaurante ubicado entre viñedos de Agrelo (Luján de Cuyo) y con alma del norte argentino, revaloriza los productos y productores locales como así también los saberes ancestrales. Con Bodega Comedor se abren las puertas a una propuesta que es mucho más que una experiencia gastronómica; se trata de un espacio donde la cocina, las historias, el vino, el arte y la cultura conviven de manera orgánica, generando un diálogo y despertando el deseo profundo de viajar por el norte de nuestro país.

Alfredo Morales: de Jujuy a Mendoza, cocinando identidad

Alfredo Morales creció en Cabrería, un pequeño pueblo jujeño donde la naturaleza y la vida rural marcan el pulso cotidiano; desde niño estuvo ligado a la tierra y a las enseñanzas de sus abuelos agricultores. Nunca cocinó hasta los 17 años, que lo convencieron para hacer viandas y venderlas en oficinas; sin saber cocinar encontró el medio para hacerlo, aprendió de una mujer catamarqueña quien le enseñó a valorar los ingredientes y el esfuerzo detrás de cada plato.

Ese fue el inicio de su camino que lo llevó por varias provincias del noroeste y de Cuyo, hasta que en San Juan fundó Identidad Rural, un proyecto que rescata la cultura gastronómica local, trabajando con productores, bodegas y comunidades indígenas. Con un equipo diverso, comprometido con el aprendizaje y el compartir, logró consolidar un movimiento que va más allá de la cocina.

Para Alfredo, la cocina no es solo gastronomía, sino también un relato de territorio, cultura y tradición: «Planteamos contar la historia de mi infancia, pero que termina siendo la de toda la gente de mi alrededor, por eso siempre me escucharán hablar en plural».

En Bodega Comedor, él presenta una versión sincera de su historia personal a través de un sincretismo culinario que trasciende lo gastronómico. Y eso es lo que ofrece en cada plato: un recorrido sensorial por la memoria gustativa de los pueblos, con ingredientes autóctonos y técnicas tradicionales. Además de mostrar el trasfondo de las personas y de todo lo que ocurre en la cocina. Como él mismo dice: «Con los años yo cambio y, por ende, mi cocina también cambia. Hoy soy yo quien siembra, cultiva y cosecha los cherries, entonces terminamos sirviendo los tomates cherry que queremos contar».

Bodega Comedor: un menú con historia y sentido

La propuesta culinaria de Bodega Comedor se basa en platos que combinan la simpleza con la profundidad de los sabores ancestrales. En la carta, la cuajada de queso con mote, los hongos con quinoa y papines, y la chicha de maíz conviven con el pan de maíz y la focaccia. Cada preparación es un guiño a la identidad de la región, un homenaje a las recetas transmitidas de generación en generación.

El menú se complementa con bebidas no alcohólicas como fermentos y kombuchas, y una selección de vinos locales que incluyen la línea Santos Paganos, cuyo nombre rinde tributo a esos santos cotidianos de la vida rural como el Gauchito Gil y la Difunta Correa. Las etiquetas de estos vinos dialogan con la esencia del sincretismo, reflejando la conexión entre la fe popular, la tradición y el trabajo de la tierra. 

De hecho, en varios puntos de la finca cercanos al restaurante uno encuentra diferentes ofrendas que «son parte de nuestra identidad», como en el cartel del restaurante. Uno ve un montículo de piedras con cintas de colores y Alfredo revela su significado: «El mojón de piedras era una forma de comunicarse y hoy es un punto de encuentro. Antes, quien pasaba por uno dejaba un mensaje debajo de una piedra como para avisar sus coordenadas y actualmente, en los carnavales, cada persona suma su roca para que la montaña de piedras sea alta».

Un espacio que respira territorio

El diseño de Bodega Comedor busca conectar al visitante con la naturaleza y la cultura mendocina. La cocina, abierta a la vista de los comensales, invita a ser parte del proceso, mientras que la decoración incorpora cuadros y detalles artísticos del fotógrafo Marcos López, que representan la iconografía popular argentina.

La fachada del restaurante está alineada con el último rayo de sol del día, haciendo referencia directa a las tradiciones aborígenes. Cada elemento del lugar está pensado para contar una historia, para generar un vínculo entre el comensal y el entorno.

Más allá de la cocina, Alfredo ve su labor como un movimiento que busca generar impacto en la comunidad: «Nuestro trabajo va más allá de la cocina, es un trabajo social, un reclamo social. Necesito incomodarme yo, sentir que incomodamos a otros, para despertar la reflexión y así mejorar con nuestras acciones. Si nosotros mejoramos, todos los que están alrededor mejoran». 

Con esta mirada, Bodega Comedor se convierte en un espacio donde la comida alimenta el cuerpo, pero también la conciencia y el alma. Cada plato es una historia y cada historia, un viaje. Alfredo y su equipo nos invitan a saborear no solo la comida, sino la identidad de un pueblo que resiste, se transforma y sigue contando su historia a través del fuego y el tiempo.

Bodega Comedor está ubicado dentro del predio Finca Garciarena (Cobos 10196, Agrelo, Luján de Cuyo). Abre de jueves a lunes, de 12 a 17 hs. Para reservar, comunicarse al 261 7599 778.

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