“A los 16 años recibí mi “Pentax” (legado de mi padre), y a los 19 me encontré con una “Yashica” que es mi compañera hoy a mis 34. No sé usar Photoshop, ni programas de edición de fotos. Hace un tiempo compré una “Nikkon” digital réflex nueva, pero después de muchos intentos volví a lo analógico. El disparo mecánico, único, preciso, incierto; la imagen dentro de la retina, y después dentro del recuerdo…todo eso tiene un tono nostálgico, atrapante, que casi me define” (Alejandro Boverman).
Con este relato, que podría pasar por simple, Alejandro logra describir, y nos lleva a imaginar casi detalladamente, la trayectoria de su carrera artística como fotógrafo. Y sin quererlo llega también hasta el hueso de su propia obra, pues ésta -una obra que él mismo dice no haber podido nunca describir con certeza- es una obra directa y sincera, creada sin filtros ni retoques. Son sus fotografías una invitación sin protocolos, un camino directo, a la propia sensibilidad del artista.
Su serie “A vuelo de pájaro” es la producción que podremos disfrutar en la edición XVI de “La Imagen Accesible”, durante el mes de setiembre en el Espacio Cultural Julio Le Parc.
Esta serie concentra un grupo de obras que, según las propias palabras del artista, “hablan de miradas pájaro, de las ganas de irse hacia arriba para ver proyecciones de cómo nos vemos, la inmensidad, lo monumental que sigue presente, con alas de monstruo; las nubes como dios, y el diablo como chancho»