“Y ellos fueron los que me incentivaron a venir acá. Y bueno, bien, conocí a una mendocina y me quedé…Bue, cosas que pasan, uno era tan joven…” (risas)
“Ellos” son los artistas grabadores mendocinos que Esteban Grimi conoció en los Encuentros de Grabado que se hacían en la década del ´90 en el Chaco. “Los organizaba una grabadora del Chaco, muy conocida en el país. Iban estudiantes, profesores, grabadores de todo el país. Se realizaban en la plaza central de Resistencia. Y de ahí, de varios años, conocí a Cristian [Delhez], a Daniel Fernández, y a varios de acá, de Mendoza”, dice.
Y así es como, por un joven corazón enamorado y a causa de sus amigos artistas, Grimi reside en Mendoza desde 1996; donde vio nacer a su hijo y amplió su experiencia artística.
Recién llegado de “SP Estampa” (feria de grabado organizada por la Galería Gravura Brasileira, de Sao Pablo, Brasil), donde cada año expone su obra y dicta talleres, Grimi nos recibe en su taller y nos habla generosamente, mate de por medio, de su pasión: el grabado.
Nos cuenta que en Mendoza comenzó trabajando en el taller particular del reconocido grabador Cristian Delhez, a quien aprecia y admira enormemente: “yo me vine así, medio alocado, y Cristian me ofrece ser su impresor porque él tenía que hacer la tirada de sus grabados grandes. Me dio una mano y me sirvió para aprender muchísimo”.
El collagraph es una de las técnicas que aprendió con Delhez. Grimi la utiliza para la realización de sus obras de gran formato; luego el tiempo y la experiencia han hecho que hoy él sea un artista referente del collagraph, como así también un apasionado por enseñar a otros la magia del grabado. Constantemente está dictando seminarios en Buenos Aires, Tucumán, Bahía Blanca y Sao Paulo (Brasil); es docente de una institución de Rivadavia en Mendoza, y dicta clases en su taller particular.
La obra gráfica que nos ofreces este artista concentra años de experiencia y creatividad; ha sido, y es, halagada, valorada y premiada en numerosas oportunidades. Su virtuosismo, plagado de sensibilidad, ironía y humor ha conquistado la mirada de los especialistas, que han sumado su obra al patrimonio de Colecciones de Museos, Instituciones y colecciones privadas de Argentina, Brasil, Bélgica, Francia, Serbia, Japón, España, Italia, Polonia, México, Cuba, Estados Unidos, República Checa, Suiza y Bielorrusia.
Si bien sus obras poseen una impronta visual y formal propia, que no es difícil de distinguir, Grimi considera que como artista no podría autodefinirse ya que todo el tiempo está transitando procesos diferentes. Pero explica que si hay algo que une toda su obra, es una característica constante y persistente: la falta de color. “Mi obra siempre es en blanco y negro, a lo sumo habrá un color, como contrapunto del negro”.
“Mis imágenes suelen ser estáticas aunque ahora estoy trabajando otras más dinámicas”, explica, pero nos atrevemos a decir que esta es una expresión que cabría a la descripción formal de su obra, porque en lo que se refiere a contenido, la imaginación fluye, y nada tiene de estático. Divertido y serio a la vez, se sirve de un lenguaje simple y directo, pero sus imágenes despiertan múltiples interpretaciones; donde la ironía es una constante.
Despliega una gran variedad de conceptos y temas que conectan a cada obra con nuestro mundo contemporáneo. “Tsunami para todos” es una serie de obras que está realizando actualmente y que será expuesta a fin de año en el Museo de Arte Contemporáneo de Santiago de Chile.
La globalización y el sistema capitalista se manifiestan para este artista como un Tsunami del cual nadie puede escapar, que nos inserta en una incertidumbre catastrófica. A su vez, la imponencia natural y real de un Tsunami nos pone cara a cara con la pequeñez que representamos frente a las fuerzas naturales de nuestro planeta. Una sensación que fue representada en 1830 por el artista japonés, y gran precedente del grabado: Katsushica Hokusai.
Este discípulo de la escuela del Ukiyo-e -término que significa “imágenes del mundo flotante” y que es el nombre con que se conoce al grabado sobre madera (xilografía) en japón- nos ofrece una obra que detrás de lo que vemos, insinúa una realidad paralela, una verdad pululante, que no todos son capaces de ver, por estar ensimismados en la realidad visible y superficial de su presente.
Algo parecido, pero con nuevas imágenes, viene a proponernos Esteban Grimi con su “Tsunami para todos”, citando a una obra ícono, prácticamente atemporal, del arte: “la gran ola de Kanagawua” de Hokusai, resignificándola con su cita, para dar proyección a un tema que simboliza el sentir de un artista, que antes que artista, es una persona que vive lo que todos vivimos. Pero tendremos que esperar a fin de año para disfrutar de esta producción.
El grabado tiene algo muy interesante, a lo que la obra de Grimi no escapa, y es esa conjugación de antiquísimas tradiciones con nuevos lenguajes y medios de expresión. La producción en pequeño formato y la realización de “ex libris”, son ejemplos de esto. Hoy los grabadores siguen ligados a estas tradiciones técnicas que tienen que ver con la historia del grabado y su vinculación a los libros; y las rescatan a través de su impronta personal, volviéndolas contemporáneas.
Entre las obras de pequeño formato de Grimi, sus “ex libris” se destacan. El “ex libris” es una parte importante de la producción de un grabador, son esas pequeñas obras (el “ex libris” no puede exceder los 13 x 9 cm) que el artista dedica a una persona o entidad especial y particular, a las cuales representa e interpretada a través de imágenes; citando en la obra, el nombre de la misma, que es tradicionalmente acompañado por la leyenda “ex libris”.
Los artistas suelen tener una imagen “fetiche” que repiten constantemente. Grimi al respecto cuenta que no tiene una imagen “fetiche” fija, pero que sí ha tenido algunas épocas en las que ha replicado ciertas imágenes, como por ejemplo la araña, la calavera, y una “muñeca” un tanto especial:
“Hice mucho tiempo la imagen de una muñeca que denominé “muñeca hueca”, como en un juego de palabras, pero no con la intención de decir que la mujer es hueca”, aclara Grimi apresurado entre risas. Muy por el contrario, su significado tiene que ver con algo que no tiene un sentido despectivo, pues ese hueco de la muñeca “representa una cerradura, y como se sabe, cada cerradura tiene una combinación que hay que descifrar”. “Modelo 77” es una obra que fue para él todo un desafío en ese sentido, ya que se propuso representar, mediante imágenes, 77 tipos de “cerradura/mujeres” que habría que saber descifrar.
Y así, como pasó con la muñeca, la calavera fue una imagen importante en su obra. La utilizó como símbolo de la muerte, y fue, por proyección, también un símbolo del tiempo. El tiempo para este artista es algo fundamental y siempre presente en su producción.
“Una vez escuché una charla de Liliana Porter, donde decía que su obra se basaba en el tiempo, y escuchándola a ella descubrí cosas mías, a las que no le había puesto palabras. Me di cuenta que el tiempo, inconscientemente estaba presente en todo, que a veces el tiempo me moviliza, pero otras, me inmoviliza… no me gusta hacer cosas por hacer. Tengo mi tiempo para producir”.
Y en ese tiempo, el proceso creativo de Grimi fluye desde su interior, sin condicionamientos. “No me condiciono pensando qué va a pensar o sentir la persona que vea mi obra. Me concentro en el trabajo en sí. Quizás después, cuando la obra está terminada, empiezo a pensar cómo lo puede llegar a interpretar cada persona, porque lo bueno es eso, que el final sea abierto”.
Creale a sus obras tu propio final. Visitá su página y apreciá lo mejor de su producción.
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