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Sodeado, un cachetazo a la sacralización del vino

Tres mendocinos tuvieron la brillante idea de producir un vino gasificado, rompiendo todas las reglas de una degustación políticamente correcta

La mitad de los consumidores de vino mezcla estas bebida con soda, para conseguir ese «invento argentino» denominada «sodeado». Inspirados en esta tendencia y apuntando a un target informal –que prefiere vinos más livianos y con menos graduación alcohólica que un vino pero más que la cerveza– Lucas Impellizzieri, Juan  Ricardo Palma y Martín Rafaniello crearon en Mendoza Sodeado, una bebida que reúne en un envase de 1,5 lts, vino gasificado.

Elaborado por enólogos en una bodega, sin conservantes ni aromatizantes, de excelente calidad, gasificado con el mismo método que el champán, el Sodeado busca, según Martín Rafaniello, «sumarse a los productos de la vitivinicultura y de ninguna manera competir con el vino».

El Sodeado tiene 7,5 ° de alcohol y su producción está controlada por el INV. Se vende en los kioscos en envases descartables y con tapa a rosca. En Mendoza también se encuentra en GoBar y en el mercado mayorista Oscar David. «Nos están contactando de Córdoba y del Norte del país. También estamos en tratativas con Perú y Paraguay», explica Rafaniello, y agrega que el Sodeado lleva recién 20 días en la calle y la gran tarea es lograr una buena distribución.

Bajo el eslogan «Un cachetazo a la formalidad», la bebida mendocina apunta a los jóvenes que muchas veces prefieren la cerveza. «En esta primera instancia nuestro público son los jóvenes que consumen cerveza. Sin embargo, queremos llegar a los buenos consumidores de vino, porque el producto que hacemos es de muy buena calidad, a un precio muy accesible». La botella de litro y medio se vende en los kioscos a $44.

Según un estudio de la consultora Initiative, el mercado de las bebidas alcohólicas en Argentina está liderado por la cerveza y el vino. Desde 2006 a 2010 la cerveza tiende a mantenerse. Pero el vino decrece. Cada vez ganan más terreno los aperitivos que tienen menor graduación alcohólica, o que no tienen alcohol, sobre todo las aguas saborizadas.

Según el análisis de la Corporación Vitivinícola Argentina el 88% de los consumidores habituales toma vino tinto, mientras que casi el 23% «consume blanco y 3% toma rosado». Los hombres prefieren el tinto mientras que las mujeres eligen –mayoritariamente– los blancos.

El mismo estudio asegura que la mitad de los que toman vino lo mezclan con soda, hielo o  gaseosas: el 51% de los usuarios toma el vino solo; el 30 % con hielo; el 33 % con soda; el 13 % con gaseosa y el 2 % con jugos. Los refrescos con menor graduación alcohólica, la cerveza y los destilados que se toman mezclados con jugos o gaseosa, han incidido en la disminución del consumo de vino.

Como consecuencia  de la reducción,  algunos popes de la vitivinicultura miran con buenos ojos al famoso «sodeado». Mezclar el vino con soda, una costumbre muy popular,  mal vista en los ámbitos donde el vino es una «bebida de culto», podría dejar de ser un «sacrilegio» para convertirse en la nueva tendencia cool.

En este contexto la idea de crear un sodeado es una idea que pretende seducir a los consumidores de fernet con coca y cerveza, con un perfil más informal.

Hecho por un corte de vino genérico y agua mineral carbonatada –60% de vino tinto blanco o genérico y 40% de agua mineral carbonatada y mosto– es ideal para tomar con hielo en previas, un after office, el asado del mediodía y reuniones familiares.

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