Una de las características más llamativas de la obra de Zully es que utiliza el vino para pintar. Su hijo, el reconocido enólogo Alejandro Vigil, fue quien motivó este procedimiento.
«Ale me invitó a pintar en Casa Vigil y me pidieron que pintara con vino. Anteriormente lo había hecho, pero no había tenido buenas experiencias porque usé vino puro y no sabía que el vino se oxida inmediatamente con el oxígeno y se transforman los colores», explica la artista y continúa, «entonces, se me ocurrió mezclar el vino con los pigmentos con los que habitualmente trabajo».
Así nació su serie Musas del vino, de la cual una pieza está en manos del Premio Nobel de Literatura, Mario Vargas Llosa, ya que el entonces gobernador Alfredo Cornejo se la obsequió, en la última visita del escritor a la provincia, en el año 2018.
Su premisa como artista es que el arte llegue a todos. «Lo más importante de una obra de arte es que es una ventana para volar y tiene que llegar a todos. Hay que hacer lo posible para lograrlo porque es un cable a tierra para quien lo mire.»
«En el arte existen, por ejemplo, las grandes galerías del mundo donde una obra vale millones de dólares, y después está lo otro, que es que a vos te guste una cosa y te la puedas llevar a tu lugarcito y sentirte bien mirándola. El arte tiene que llegar a la gente».
Las mujeres tienen una fuerte presencia en sus creaciones. Dentro de su obra abundan las figuras femeninas. «Siempre hice, durante mucho tiempo, mujeres. Tal vez porque mi padre falleció cuando era muy chica, no tengo hermanos, y se dio una gran simbiosis con mi mamá. Luego empecé a hacer mucha gente, ya no hacía una sola cara, sino muchas. Eso tal vez pasó porque comencé a usar otra técnica».
La artista utiliza un método en el que imprime manchas sobre el papel presionando la pintura con un vidrio, para después darles forma con una pluma u otro material. «Eso viene de mi infancia. Cuando era chica vivía mirando cosas y encontraba otras formas. En mis pinturas miro las manchas para ver qué veo y la mancha me dice qué es lo que hay. Al principio los demás no lo ven, pero yo sí».
Con este curioso procedimiento llevó a cabo una serie de dibujos que representan grupos de mujeres llenos de vida y color: «una murga», define la misma artista. Pero con la llegada del Covid-19 ese trabajo sufrió una transformación. «Durante la pandemia hice la serie en blanco y negro porque necesitaba decir otra cosa».
Sus dibujos están repletos de simbolismos. Es común encontrar en ellos lunas, triángulos y palomas, entre muchas otras figuras. «En esta serie monocromática todo tiene un símbolo…la fuerza, el tercer ojo, las mujeres en el árbol de la vida, el vuelo…Cada uno tiene un por qué», explica.
Zully reconoce el carácter terapéutico del arte y, si bien ella no lo hace con ese fin, afirma que es un canal para la comunicación. «Los primeros meses de pandemia fueron durísimos. Yo me puse a dibujar e iba a pasear al parque por las mañanas. Eso me hizo muy bien. Llegaba y dibujaba. Es una expresión, una vía de contacto muy grande. No todos van a dibujar y ser artistas, pero sacamos lo que tenemos dentro».
En su juventud Zully Bazán estudió Artes Plásticas en la Universidad Nacional de Cuyo. Ha realizado numerosas exposiciones individuales y colectivas en todo el país, en las que ha obtenido premios y menciones.
Dueña de una vasta obra que abarca murales, pinturas, esculturas, dibujos, escenografías y vestuarios para teatro, ballet y televisión, actualmente se dedica a trabajar en su casa-taller, donde realiza únicamente lo que nace de su deseo. «En este momento estoy haciendo sólo lo que me gusta. La gente viene, mira, se lleva cuadros…Sigo pintando y haciendo las cosas como toda la vida, pero más tranquila, sin la locura de antes».
Su taller se puede visitar con cita previa comunicándose al número 156 559 701 o enviando un mail a m.vigil2021 @gmail.com