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Vivian Magis y la saga de las Zulemas

La escultora Vivian Magis expone en el Hotel Intercontinental una serie de obras que refrescan con humor, fina ironía y enorme creatividad su larga trayectoria en el arte argentino. Son imperdibles las Zulemas, regordetas féminas que hablan con gracia del mundo contemporáneo.

Por Valeria Mendez 

La escultora mendocina Vivian Magis presenta una serie adorable de sus obras figurativas Zulema y Juanita, esculturas de una redondeada fémina «pletórica de humor e ironía» que la artista pone en escena con acciones, poses y cotidianidades. La muestra que se exhibe en el Hotel Intercontinental es una bocanada  de frescura, alegría y humor. A la serie de regordetas y graciosas Zulemas (parienta de su antecesora Juanita) se agregan tres instalaciones: El grito sagrado, Alternancias del corazón y Secuencias del cerebro.

 

Vivian Magis
Zulema haciendo topless, escultura en cerámica de Vivian Magis, parte de la muestra en el Hotel Intercontinental.

 

El grito sagrado alude a una época en que la escuela era más formal, donde se hacía fila y se tomaba distancia. La niña que va primero es como la cara visible de la educación, aparentemente perfecta, y atrás los muchachitos más desgarbados y desalineados que representan un poco lo que no se ve, como son las escuelas-rancho de la Argentina.

Secuencias del cerebro es una serie de cerebros que manifiestan las distintas situaciones del órgano humano. Los hay encorsetados, librepensadores, reprimidos, creativos, y toda una gama que alude a las diferentes personalidades. Lo mismo sucede en Alternancias del corazón, la instalación muestra diferentes corazones en diversos tamaños y una serie de instancias como el corazón partido, colorido, roto, se trata de diferentes metáforas de las emociones del corazón.

 

Vivian Magis
Cerebro encorsetado, una de las obras que integra la serie Secuencias del cerebro.

 

Las graciosas Zulemas, en cambio, son obras individuales en las que el personaje encarna distintas facetas de la vida de una mujer contemporánea. Tenemos así a Zulema haciendo topless, a una Zulema madama, a Zulema desafiando la gravedad o haciendo contorsiones con su abultado cuerpito de mujer.

 

Vivian Magis
La serie de las Zulemas, gorditas que se resisten a la imagen impuesta por la sociedad mediática.

 

–Hay una frescura lúdica en tus obras pero también un concepto, un contenido…

–Me preocupa el hombre y sus emociones, su integración o no al mundo convencional, su alienación, sus miedos y pasiones. Enfatizo la parte conceptual, sin descuidar lo formal, a fin de lograr una relación dialéctica entre forma y contenido. Comienzo con una idea y trabajo para meter esa idea en una forma, pero a medida que avanzo en la forma, ésta me genera nuevas ideas y conceptos entonces hay una retroalimentación permanente entre forma y contenido.

 

Vivian Magis
Zulema contorsionista.

 

–¿Las Zulemas regordetas pretenden correr a la mujer del puesto de ícono u objeto de consumo mediático?

–Sí. Por eso vemos a la mujer gordita, como una ironía, como una resistencia a la mujer impuesta por los medios. La imagen de la gordita que no coincide con la imagen impuesta por la sociedad contemporánea es como una resistencia. Esta es mi manera de oponerme al sistema, al mundo. No soy feminista exacerbada pero defiendo la posición de la mujer.

 

Vivian Magis
Alternancias del corazón, instalación que expone metáforas de las emociones.

 

–Me recuerdan a las mujeres del artista colombiano Fernando Botero, ¿hubo alguna influencia?

–No, no encuentro un vínculo. Las mujeres de Botero son gorditas más desproporcionadas, las mías son gordas pero con buenas formas. El diván, por ejemplo (obra que no está expuesta en este momento), es de pequeño formato, inspirada en la Paulina Borghese de Canova. En aquella escultura neoclásica el artista (Canova) nos presenta a Paulina Bonaparte de Borghese bajo la forma de una Venus triunfante, recostada en un sillón de un solo brazo. En El diván, yo les muestro un sillón semejante, pero en él está sentada una señora cualquiera, rellenita, con un vestido negro, sencillo, en actitud insegura, que cruza sus corpulentas piernas para no mostrarlas. No está recostada, abandonada a su belleza, sino incómodamente sentada, con la mirada alejada, evitando la del espectador que la observa. El diván es metálico frío y parece duro, incómodo, como los juicios implacables de la sociedad posmoderna en la que la gordura fastidia, molesta. El de Paulina, en cambio, pese a ser de mármol se nos presenta como un diván blando, suave, acogedor, como el mundo burgués que ampara y admira al Emperador y a su entorno.

 

Vivian Magis
El grito sagrado, en alusión a la escuela de décadas atrás.

 

–Las Juanitas pueden ser gimnastas y nadadoras, las Zulemas madamas y contorsionistas a pesar de su gordura…

–Trabajo con la cultura del cuerpo, como una problemática de la contemporaneidad. El culto a la juventud y a la belleza física, lo superficial y lo frívolo son temas recurrentes de mi poética que marcan la intención de resistencia al modelo impuesto por la cultura mediática.

En las redes

Vivian comparte a diario en su muro de Facebook (Vivian Magis Escultora) las sensaciones y emociones que le provocan sus obras. Nada mejor para nosotros que tener ese devenir íntimo de la artista para disfrutar aún más sus creaciones.

 

Vivian magis
Zulema desafiando la gravedad.

 

–El uso de las redes sociales para dar a conocer tus obras y lo que para vos es, ¿ha tenido buena repercusión?

–Los comentarios que pone la gente son le evidencia de que hay un público activo que ayuda a construir el sentido de la obra. Hay gente a la que le gusta mucho escuchar un comentario del artista, creo que es importante poder expresar lo que nos motivó para genera la obra. Esto se me ocurrió porque una vez en el Museo Fader hicimos algo similar en vivo, es decir, fue el primer intento de dar como una explicación de lo que era la obra y a la gente le gustó mucho. Lo primero que te dicen frente a la obra es «¿qué querés decir?». Y eso al artista un poco lo mata, porque no tiene un sentido unívoco. Podés dar una orientación pero yo considero que la obra es el punto de encuentro entre el artista y el espectador y puede tener tantas significaciones como espectadores haya.

 

Vivian magis
Vivian Magis con una de sus deliciosas Zulemas que se exhiben en el Hotel Intercontinental.

 

Visibilidad

En uno de sus post Vivian habla de una obra emblemática que fue tapa de la Revista La Nación en la edición 2003 de ARTEBA y se vendió en aquella ocasión. Se trata de  Prohibido sumergirse, de la serie Juanitas Nadadoras es «un llamado a no dejarse rendir, a resistir y a tomarse con calma los problemas y la adversidad».

–Para muchos artistas del interior ArteBA es una oportunidad y para otros, una muestra arbitraria. Vos participaste muchos años, ¿cómo te fue?

–Lo pasé muy bien porque vendía todo. La primera vez que expuse en ArteBA fue en 2001, justo después de la crisis, y curiosamente me fue fantástico. Estuve como 4 o 5 años hasta que murió mi galerista, pero debo decir que la pasaba muy bien. Para entrar tenés que tener un galerista, sino conseguís un auspiciante galerista, te quedás afuera. Es arbitrario, como lo es todo en el arte.

Para recordar:

Las obras de Vivian Magis se pueden ver en el Hotel Intercontinental, frente al Mendoza Plaza Shopping (Guaymallén).

 

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