La vitivinicutura es una de las actividades más ancestrales, es todo un símbolo para nuestra cultura y año a año sorprende con innovaciones, con hacedores que logran resultados estupendos y que se animan a tomar técnicas primogénitas y darles un vueltita más para lograr un producto único.
Esta industria ha recorrido un largo camino y muchos de sus actores miran con nostalgia esos inicios más sencillos donde se buscaba una bebida de expresiones nobles y puras, sin tanta intervención de tecnologías ni agregados.
El vino que rinde culto a la ecología y a esas primeras maneras de producción es el vino natural, ese que no tiene sulfitos agregados como así tampoco fermentaciones artificiales ni filtrados; tiene un proceso de elaboración cuidadísimo que va de la mano de las técnicas sustentables.
Los vinos naturales son la nueva tendencia en el consumo, son los protagonistas actuales del mundo vitivinícola y detrás suyo hay consumidores jóvenes, curiosos, que buscan frescura y también salir de los circuitos habituales. Es un vino de hoy que llegó para quedarse, de eso está convencido todo el equipo de bodega Santa Julia, productora de una línea de vinos naturales excepcionales que a continuación te presentamos.
¿Cuáles son los vinos naturales?
Empezamos por el principio antes de conocer a las seis etiquetas naturales de la familia Zuccardi. Estados Unidos y Europa comenzaron a hablar, a producir y a consumir vinos naturales y como son quienes marcan el ritmo del mercado, esta manera diferente de hacer vinos cruzó los océanos y llegó a la Argentina.
Pero ¿cuáles son? Son aquellos que no tienen sulfitos, conservantes ni ningún agregado dentro del proceso de producción; generalmente se elaboran a una escala menor y requieren de un cuidado específico. No tienen levadura ni se filtran.
«Los vinos llamados naturales son en realidad vinos con baja intervención, con los sulfitos mismos de la uva; éstos son un mal necesario de la industria porque han permitido el desarrollo de la actividad pero, a la vez, se puede prescindir de ellos con determinados cuidados. Y el claro ejemplo son estos vinos naturales», así lo explica Rubén Ruffo, Gerente de Enología de Bodega Santa Julia.
«Los sulfitos tienen tres funciones: son un disolvente fuerte para los polifenoles de la uva así evitan que pasen el vino; son antioxidantes y microbicidas, es decir que controlan las bacterias. Entonces ¿se puede elaborar vinos sin un agregado de ellos? Sí, sin problema pero utilizando uvas sanas, cuidando la higiene durante todo el proceso de fermentación, procurando un embotellado rápido e higiénico para que así no haya riesgo de contaminación», explica.
Y suma: «No existe el vino sin sulfito y los naturales tienen entre 10 y 20 miligramos por litro de sulfitos producidos por la levadura y nada de sulfitos externos».
¿Esto afecta a la vida del vino en botella?
Era la gran pregunta cuando comenzamos a elaborar estos vinos y todavía estamos aprendiendo de ellos. Estamos viendo que no tienen una vejez prematura, aún degustamos botellas de la primera cosecha que fue en 2018 y están muy bien, con una evolución propia del vino.
Julia Zuccardi asiente a las palabras de Ruffo y remata: «Al ser vinos con casi nada de intervención es ideal tomarlos en el año de cosecha, no son vinos de guarda, son vinos que son para beberlos; se compran y se abren».
¿Con qué experiencia maridan bien?
Son vinos frescos, fáciles de tomar, que van muy bien con comida fresca o de mar. Son vinos jóvenes, de consumo liviano e invitan a tomarlo. No son vinos de postres aunque perfectamente se pueden combinar con frutas.
¿Se enfrían los vinos naturales?
El vino blanco se enfría y al tinto, a nosotros, nos gusta tomarlo fresco pero es una cuestión de gustos. En la copa, la bebida va tomando temperatura entonces está bueno empezar la experiencia con unos grados menos de lo ideal.
Vinos Naturales una tendencia de consumo que crece y crece
«Es una movida que cada vez gana más interés en los consumidores por no tener agregados», coinciden Julia y Rubén respecto a la tendencia en alza del consumo de estos vinos más puros y sin casi intervención.
«La conciencia en la alimentación y en todas las elecciones de consumo que estamos haciendo las personas lleva a que estos vinos sean un boom pero no es una moda pasajera; la gente busca productos más amigables con la naturaleza y con el cuerpo, pone en valor diferentes características y descarta productos de síntesis».
Como no es algo pasajero y el compromiso de Santa Julia es real con estos vinos y los consumidores que lo eligen, están a punto de estrenar su propia bodega de vinos naturales; un proyecto espectacular que en la vendimia 2024 comenzará a funcionar.
Estos son los vinos naturales de Bodega Santa Julia
Una de las bodegas mendocinas pioneras en esta vinificación es Santa Julia, de la familia Zuccardi. En 2018 lanzaron su primer vino natural, un Malbec y hoy, 5 años después, están a punto de lanzar su sexta etiqueta de una línea extraordinaria.
El Burro, La Oveja, El Zorrito, La Vaquita y La Mantis son los integrantes de esta colección que fue muy bien puntuada por Descorchados 2023, por sobre los 90 puntos. A este clan pronto se le sumará El Cabrito, el cual está listo para salir.
Sebastián Zuccardi fue seducido por los naturales en bares exclusivos para estos vinos e inmediatamente, junto al equipo de enología, comenzó con la investigación de este producto que da que hablar en el mundo entero y que marca los índices de consumo.
Así se pusieron en marcha con su vino natural que, además es orgánico ya que la vid utilizada es de sus propios viñedos orgánicos certificados. Por eso es «un vino con baja intervención en bodega y también en el viñedo». Vale destacar que la bodega cuenta con 400 hectáreas de estos viñedos en Maipú lo que la convierte en la productora de vinos orgánicos más grande del país.
Además, para elaborarlos privilegian la calidad, eligen uvas de las parcelas más sanas ya que cualitativamente son mejores, «para los vinos naturales se necesita una buena concentración de componentes en la uva sumado a una sanidad natural alta; partiendo de una uva sana todo el proceso enológico en bodega se facilita».
Pero esta colección de naturales tienen esa «vueltita de rosca» que hacíamos hincapié al principio porque elaboran varietales diferentes y utilizan distintas técnicas de vinificación. «Son vinos que imaginamos desde nuestra tierra, naturales, disfrutables, ricos», comparten.
- El Burro – Malbec. A la vista muestra un color bien intenso con marcados tonos violáceos. En nariz, tiene aromas a frutas frescas como cerezas y ciruelas. En boca se presenta con gran cuerpo y volumen, arrojando un delicado sabor final a mermelada de ciruela al final.
- La Oveja – Torrontés. A la vista, impacta su color amarillo con reflejos verdosos. En nariz, se destacan sus aromas amoscatelados, con toques de frutas como el durazno y flores como el jazmín y los geranios. En boca presenta una acidez refrescante y un largo final cítrico.
- La Mantis – Pet Nat de Chardonnay. Es un espumante con 9 gramos de azúcar natural y una burbuja elegante y delicada. A la vista impacta por su color amarillo claro, con destellos dorados. En nariz sorprenden sus aromas a flores y frutas blancas tropicales. En boca ostenta una acidez refrescante y atrevida para un espumante.
- El Zorrito – Naranjo de Chardonnay. Fermentado como los tintos, con las pieles u hollejos de la uva. Es intenso en el paladar, con textura y buen cuerpo. Lo acompañan notas aromáticas florales y a frutas blancas y cítricas como la cáscara de naranja. En boca se presenta ácido y refrescante, con un largo final.
- La Vaquita – Clarete de Malbec 80% y Torrontés 20%. Vino de color ligero y con gran impacto aromático que recuerda a frutillas frescas, frambuesa y cerezas combinadas con toques florales, características del Torrontés. En boca se destaca la acidez natural.
- El Cabrito – Cabernet Sauvignon. «Es la novedad 2024, está por ser lanzado en breves».
«Es un proyecto que nos tiene felices y nos da orgullo, tiene mucho de nosotros, tenemos una relación emocional con ellos. No soñamos de acuerdo al mercado sino que soñamos, proyectamos, según lo que nos hace sentir cómodos y si al mercado le gusta, mucho mejor. Nunca pensamos que 5 años después de presentar El Burro íbamos a tener una línea completa y que estaríamos construyendo una bodega específica para estos vinos», dice Julia Zuccardi.
Uno de los valores de la familia es la calidad, «si no estamos seguros de la calidad del producto que sacaremos al mercado, no lo sacamos por más que sea algo en tendencia. Y los naturales nos sorprendieron, el mercado nos dio indicio para seguir creciendo y seguir probando cosas nuevas».
Las etiquetas, un mundo aparte en los vinos naturales de Santa Julia
Dicen que las cosas nos atraen a primera vista, y sí que sucede cuando uno se topa con un vino natural de Bodega Santa Julia. Sus nombres, de por sí, son originales y sus etiquetas presentan un arte único que refleja historias familiares de los Zuccardi y la identidad de un artista local.
Emiliano Pierro es el artista encargado de hacer cada uno de los dibujos que llevan los vinos, «tiene una impronta muy personal, su estilo único y le encantan los animales como a nosotros».
Los vinos no llevan nombres de animales al azar ni tampoco fueron dibujados porque sí. El Burro es en honor al burro que tenía Miguel Zuccardi de niño; La Oveja nació por Juanita, la cría que alimentó Julia y sus hijos durante la pandemia; La Vaquita es Olivia y El Cabrito es Pancho, las crías que recibieron como regalo dos de las integrantes de la tercera generación de la familia; y El Zorrito y La Mantis, «como seres que nos acompañan en la finca, conviven con nosotros y los vemos a diario».
«Emiliano supo entender interpretar cada animalito, los ideó y logró etiquetas hermosas y llamativas. Sin dudas, son una de las claves del éxito de la línea de naturales», expresa Julia.
La nueva bodega de vinos naturales
Rubén Ruffo afirma que siempre han dado pasos en firme en esta colección de vinos naturales, «no dejarnos llevar por la moda y siempre subimos nuestra propia vara. Hay un mercado ávido de estos productos y nos parece super interesante».
Y con esta premisa y ganas de seguir investigando a los naturales es que la bodega Santa Julia decidió levantar una bodega exclusiva para los vinos de mínima intervención en medio de los viñedos orgánicos. El arquitecto mendocino Fernando Raganatto fue quien creó la obra, un proyecto que se completará con un centro de turismo que incluirá wine bar, sala de arte y sala de degustación. La propuesta está pensada para el turista, para que tenga una experiencia vitivinícola orgánica completa, desde las plantas de vid, la producción del vino natural y la degustación del producto.
Lo especial de esta bodega es que está construida en suelo cemento, es decir, que toda la tierra que se sacó se reutilizó en los muros combinada con cemento; «se trata de un modo de construcción ancestral, como la tapia, la cual combinamos con un sistema de tecnología moderna antisísmica».
«Estamos con muchas expectativas y esta vendimia 2024 queremos hacerla ahí, estamos ultimando detalles de la planta que tiene una capacidad de almacenamiento de 100 mil litros de vino. El 1 de marzo tiene que estar lista». Bodega Santa Julia tendrá su propia bodega de vinos naturales y constituirá un hito en la región, es un proyecto novedoso y con propiedades mecánicas muy interesantes.
Para conocer toda la experiencia creada por la familia Zuccardi, ingresá a su web https://santajulia.com.ar/ o en su perfil de Instagram: @bodegasantajulia