Verónica, una empoderada artista mendocina que desde sus producciones logra diluir cualquier límite con creaciones subversivas y audaces. Su casa es su templo donde materializa ideas, pero además de tener su taller anidado en la propia comodidad de su hogar, también expone obras en su casa. Con un flujo de personalidad e ingenio singular en una muestra única llena de placeres sensoriales.
En su juventud Verónica transitó por diversas épocas en las que indagó el mundo del color y del hacer. «Tuve un período en donde todo lo que pintaba era extraterrestre, por ejemplo, era muy figurativo». Actualmente la artista se regocija dentro de la abstracción, la naturaleza y los paisajes pero sin una definición concreta y abierta a las múltiples posibilidades que otorga la pintura. Pinta sobre material mdf, lo que le permite más posibilidades que el lienzo. Cada vez que se dispone a pintar encara una nueva odisea ya que no planifica con anterioridad.
Vero utiliza la técnica mixta (uso de dos o más materiales) para pintar, en donde une esmalte sintético y acrílico. Lo interesante de los cuadros de Verónica son las texturas particulares que aparecen de manera irrepetible e impredecible. Esto se logra gracias a que debajo de los cuadros subyacen obras pasadas que la artista continúa interviniendo. A veces deja transcurrir años para toparse nuevamente con alguna de sus obras y modificarlas, las mira y lo siente. Es decir que cada vez que vemos algún cuadro de la artista, posiblemente coexiste con otra impactante obra pasada aunque hay algunas que continúan vírgenes.
El transcurso del tiempo, la mirada maleable Verónica y la acumulación de pinturas y sus resultados físicos en el cuadro, son aspectos súper genuinos de su arte. Se trata de entenderlo como una relación humana la cual requiere de observación, distancia, aprendizaje y oxigenación. «Mis cuadros hoy son de una manera, pero mañana esto puede ser una película totalmente distinta». Surgen texturas y transparencias nuevas incesantemente, lo que genera capas cromáticas de colores muy interesantes, dando como resultado creaciones realmente inusitadas. «A veces la “punkeo” fuerte, pero en muchas ocasiones resultan maravillas, por eso lo sigo haciendo», nos confieza la artista. Porque claro, hay que correr el “riesgo”, para superarla con sus alocadas intervenciones. Por suerte son más las veces que resultan maravillas que las que me generan resultados caóticos. «A mí me da mucha adrenalina y vértigo», dice.
Otra característica es la danza de productos solventes y al agua que origina además creaciones únicas y naturales en un proceso de azar orgánico. «Es similar a lo que sucede químicamente con el agua y el aceite», nos comenta la artista sobre su intervención. «Para mí es muy orgánico y a la vez puedo intervenir un poco en esto direccionando las manchas. Se da una cuestión de figura y fondo constantemente». Dos parámetros fundamentales que desarrolla Vero con mucho amor son la observación y la paciencia para que surja lo inesperado. «Estoy muy presente en el proceso, soy parte de esto. No lo induzco de forma directa, el resto sucede porque es la maravilla de Dios».
Algunos elementos que podemos visualizar en sus obras son manchas, líneas, superposición de materiales y colores. Pero la artista no para de sorprendernos utilizando la figuración para continuar desafiando los límites. Usa figuras de la naturaleza como pajaritos o bien hojas de árboles para hacer sellos. «Me gusta poner figuras en el medio para esconderlas». Alocada por la naturaleza, esa imprenta de amor hacia lo que la rodea puede palparse divinamente en sus obras. «Me encanta la naturaleza, por eso la quiero plasmar». Ella nunca busca imponer ideas ni condicionar en absoluto, lo deja todo librado al sentimiento e interpretación de las personas. Se resalta en sus obras la carencia de títulos, por lo que nos brinda papelitos para poder escribir, donde toma relevancia la interacción de esa persona con la obra y lo que le sucede adentro.
La artista nunca se privó del placer sensitivo y quiso innovar desde ese lugar para su muestra. Comenzó exponiendo en la parte superior de su casa complementaria y luego quiso ocupar todo el espacio, desde que la gente entra a su hogar. «Yo quería hacer algo en otro formato, algo sin mí. Me pareció delirante y quise probar. Lo particular es el contexto: casa, taller, galería, esa es mi intimidad». Es una rareza muy interesante y se complementan todos los elementos privados de la vida de un artista, es más que una muestra, es la entrega a la intimidad.
Desde que cruzamos sus puertas nadamos en un juego de curiosidades y cuestiones sensitivas donde el espectador se sumerge con seguridad y comodidad. Ella jamás se muestra, pero su omnipresencia nos contiene y guía de manera natural por todo el exuberante recorrido. La privacidad de su hogar, su acompañamiento no tácito y los sentidos a flor de piel nos seducen en este recorrido de placeres artísticos. Además en esa íntima vorágine estamos rodeados de esculturas y pinturas que Verónica escoge de distintos artistas con los que se contacta, entre ellos Pata Luján Williams, Leandro pintos, Sergio Hocevar y Gabriel Fernández. Eso crea una interacción aún más vívida y penetrante con el arte. ¡Estamos rodeados!
«Me gusta elegir lo que traigo a la muestra porque convivo con ello, está en mi jardín». Con una filosofía en hacer algo a lo que le gustaría que la inviten, ella no cesa sus ganas de innovar y corregir. Además de ir moviendo las cosas dependiendo lo que quiere, busca o siente. Cabe destacar el valor de la música gracias a un instrumento llamado campanas tubulares, que toman un hipnótico protagonismo. La muestra nos invita al tacto y los destellos del vino y a la vez garantiza que todo lo que se expone brinde seguridad.
Esta exposición se ha desarrollado de una forma pasiva y natural, no por una búsqueda frenética de armar las cosas, todo se fue generando con gracilidad. «La muestra tiene que ver con mi vida, está integrada. Si sucede algo inesperado en la casa puede suceder algo impredecible, o bien que no. La gente puede chusmear mi vida y yo lo que ellos hacen».
¿Qué te hace sentir la pintura? -No puedo decirte una palabra, siento muchas cosas. Me siento conectada, no tiene mucho que ver conmigo, es algo más divino. Mayor que el humano.
Para visitar la muestra de Verónica Valenti coordinar con la artista mediante su cuenta de Instgram @veronicavalenti00. Expone sus obras junto a Pata Luján Williams, Leandro Pintos, Sergio Hocevar y Gabriel Fernández.
Fotos: Agustina Agost