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“Tocar la obra es como acariciar una bestia”

El escultor argentino, se obsesiona con la técnica de perforar objetos de descarte y basura para transformarlos en magníficas obras de arte contemporáneo. Gracias a las gestiones de “Proyecto Ojo”, de Adriana Puebla, y a la colaboración de “Agruparte”, el centro de estudiantes de la Facultad de Artes y Diseño de la UNCuyo, Luis Terán estuvo en Mendoza.

Para quienes no lo conocen, Luis Terán es un artista argentino, nacido en el año 1977, que se formó como escultor en la Escuela Regina Pacis de Buenos Aires, provincia en la que trabaja y vive actualmente.

Terán pone un pie en la escena del arte contemporáneo argentino en 2002, época que, según nos cuenta, fue bastante fuerte en Buenos Aires porque de repente ser artista era lo que todo el mundo quería ser.

 

Luis Terán
Luis Terán.

 

Y es que frente a la crisis que atravesaba nuestro país, prácticamente no quedaba otra. “Fue como si un Tsunami hubiera tirado sobre la escena a miles de nuevos artistas, y en esa oleada también caí yo”, explica metafóricamente el escultor.

Con esa introducción contextual Luis Terán comienza la charla, y nos ofrece un detallado recorrido por toda su producción, recorrido que nos adentra en una historia personal, que ha atravesado sus obras. Entre imágenes y relatos nos permite ir un poquito más allá de lo visible, para hacernos sentir lo vivido.

Su “Vida y Obra” parece estar llena de extremas intensidades y sensaciones que oscilan entre lo agresivo y lo amable, entre la atracción y el rechazo, entre el adentro y el afuera, entre lo que se desecha y se “Conserva”. Una obra que hace uso hasta de los “Últimos Recursos” y que, paradójicamente, aunque emerge desde la basura, no tiene desperdicio.

 

Luis terán
Objetos de desecho perforados. “Lata-coca”(2001-2003). “Leche” (2003-2006)

 

 

Luis Terán
Packagings orientales perforados, y enmarcados por cajas de luces diseñadas por Luis Terán (2006-2007)

 

 

Luis Teran
Carteles recolectados de la basura, perforados e iluminados. (2006-2007)

 

 Por mi culpa, por mi culpa, por mi grandísima culpa…

En la vida de Luis la educación religiosa fue bastante fuerte y eso se manifestó en acciones artísticas. El acto de perforar fue, de todas las acciones artísticas que realizó, la más ligada a esa educación. “En la perforación encontraba un ejercicio que era como una especie de sacrificio (…) era como que estaba mal ser artista y yo pagaba esa culpa haciendo un trabajo minucioso”.

A la vez cada agujerito significaba lo mínimo y lo máximo que él podía hacer con los objetos que perforaba, objetos que siempre eran elementos de desecho o de descarte. En ese mínimo y en ese máximo, radicaba su misión: Hacer de la basura algo digno, sacralizarla, a través de su trabajo.

Y es que la obra que Luis produce en esta etapa implicaba tomar objetos, elementos de descarte, o basura, para exponerlos a un acto de “flagelación” que consistía en perforar, perforar,  y perforar hasta herir al objeto en toda su superficie, pero no para darle muerte o destrucción, sino para que de él emergiera la belleza, y la dignidad. De ese modo, volviendo digno a un objeto que podría haber sido sólo basura, Luis Terán mitagaba sus culpas.

 

Luis Terán
Figuras de yeso perforadas, iluminadas interiormente con focos de leds que cambian de color imperceptiblemente. Dispuestas en familia. (2008)

 

 

Luis Terán
Silla perforada e iluminada. El diseño del perforado dibuja diferentes texturas visuales con sus sombras (de la muestra: Afterwords-Afterwards – Budapest 2007)

 

 

Luis Terán
Paneles de espejos y luz coloreada, que contiene a una serie de obras. Muros intervenidos con grandes mapas de puntos (de la muestra: A traveler´s Stories | Foundation d’entreprise Hermes | Singapore. 2009)

 

 

Luis terán
Obras realizadas con hojas de revistas perforadas y luego superpuestas, creando nuevas imágenes a partir de las existentes (detalle de panel de espejos)

 

 

Luis Terán
Pintura perforada, montada sobre ventana. Las perforaciones se iluminan desde afuera con la luz del día; y dejan pasar luz hacia afuera durante la noche, creando una obra de luz que sólo puede verse desde el exterior. (De la muestra “Conserva”. 2010)

 

 Cuentos de amor, de locura y de muerte

Pero mitigar no alcanza, y las culpas pueden volverse demonios.  Es así que Luis Terán decide liberarse, y vomita todas sus culpas para mostrarse tal cual es. Sale del agujero y entra a un campo de juego más amplio, donde se mueven libremente las ideas de defensa, de lucha, de ataque, de vulnerabilidad y de fuerza; ideas que lo atraviesan, que vuelven al agresor en agredido, al fuerte en débil, y viceversa.

Los clavos, elementos con los que antes perforaba, serán ahora el objeto con los que represente dichas dualidades. Dualidades que a veces nos confunden, nos enamoran y nos enloquecen, pero como todo, son parte de la vida… y también de la muerte.

 

Luis Terán
“La máscara que me hace invulnerable tiene la cara de la muerte” (De la muestra: “Vida y Obra”. 2013)

 

 

“La máscara que me hace invulnerable tiene la cara de la muerte” es una obra que pertenece a la muestra denominada “Vida y Obra”. Se trata del calco de una cara sobre el cual se han soldado varios clavos que simbolizarían la protección tan buscada por el artista, pero al retirar el vaciado, luego de soldar, apareció calcada la viva imagen de una calavera, y el sentido de la obra se volvió contradictorio y paradójico.

La máscara que lo protegería ahora tiene la cara de la muerte, y piensa:   “Eso que yo creía que me defendería, podía terminar matándome. O quizás la obra me estaría diciendo que la muerte era ya la única forma de sentirse protegido. Una vez muerto ya no hay nada de qué cuidarse”.

 

Luis Terán
Móvil de maderas de descarte y clavos. (De la muestra “Vida y Obra”. 2013)

 

 

Amable a lo lejos, éste móvil se vuelve inmenso y agresivo cuando nos acercamos, sentimos miedo al ver la crudeza de los clavos en aquello que parecía a los lejos una danza de fractales, o de flores. Pero el miedo durará poco si nos atrevemos a tocarlo para poder oír la música que sus partes producen al rozarse. El movimiento, que sólo es posible a través de nuestra intervención, vuelve frágil a la obra, nos hace fuertes y disipa nuestros miedos.

 

Luis Terán
Trozo de cuero intervenido con clavos. (De la muestra: “Últimos Recursos”. 2014. Muestra realizada y montada dentro de las instalaciones del MAMBA de Bs As)

 

 

Sacar los demonios a la luz, empezar a mostrarse con todo lo bueno y lo malo que tenemos, permitir que los demás nos vean más allá de las primeras apariencias,  nos vuelve seres más reflexivos, más flexibles.

En esta obra podemos ver representado cómo el artista deja ver lo noble y lo amable de su trabajo. Los clavos que intervienen este trozo de cuero hacen que a la vista la obra parezca rígida y agresiva, pero si la tocamos sentimos que  todo es blando, que los clavos se vuelven flexibles con el tacto, y al tocarse unos con otros producen sonidos suaves. Mirar esta obra, y luego tocarla es “como acariciar una bestia”.
 

La paz esté con vosotros, y con tu espíritu.

En una etapa de comunión con los demás, con el legado que los otros le dejaron, con lo aprendido, y con lo vivido, Luis Terán produce obras que rinden homenajes.

Homenajes a la escultura tradicional, a grandes escultores de la historia del arte nacional, a la familia unida, a la naturaleza, y a un ser muy particular, una alfarera apasionada, que especialmente nos sacó muchas risas cuando oímos su historia:

“El contacto con el barro húmedo y el movimiento del torno es muy estimulante y bastante relajante”, cuenta el artista, “y en un taller que hice hace mucho tiempo había una señora, que siempre llevaba puesto varios collares, esto la hacía entrar en una especie de trance, de éxtasis, haciendo que los collares se le enredaran con el barro. Nosotros le decíamos: ¡pará!, pero ella sacudía la cabeza y nos decía: no importa…. no importa…. A mí me quedó esa imagen de la artista tan ensimismada con su obra, tanto que no le importaba que hasta el torno pudiera estrangularla. Había que ayudarla para sacar los collares de su pieza, y obviamente nunca podía hornear nada, y lo que quedaba eran unas masas deformes (…) Se me ocurrió rendirle un homenaje y traer esos cacharros deformes a la escena”.

 

Luis Teran
“Cerámicas” Obras que homenajean a una ceramista muy particular. 2011

 

 

Luis Terán
Una familia de obras realizadas con envases descartables rellenos de cemento y apilados, que citan y homenajean al escultor Brancusi (1876-1957). (De la muestra: “Últimos Recursos”. 2014)

 

 

La obra más reciente de Terán, también nos ofrece piezas con estructuras que evocan formas más naturales y clásicas. Y es así como Luis comulga con la naturaleza misma, y siente que a través del trabajo le da orden a su propio caos.

 

Luis Terán
“Espacio Temporal”. Intervención arquitectónica. 2012

 

 

Luis Terán
“VKG2”. Madera atornillada. Intervención de espacios en el PROA. Bs As. 2012

 

 

Luis Teran
Obra que es parte de la muestra: “Últimos Recursos”. MAMBA de Bs As. 2014.

 

 

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