No hay mejor herencia para los hijos y nietos que los valores y la educación a través del ejemplo. Quizá eso lo pueden asegurar Francisco y Eduardo Rodríguez, la tercera generación de la familia que elabora sus vinos en Corbeau Wines.
La bodega familiar radicada en el Este mendocino -en San Martín, para ser precisos- encontró de la mano de estos dos hermanos el camino para llevar la bebida nacional a la mano y al celular de los jóvenes.
Levantando la bandera de la innovación, como lo hizo Eduardo Rodríguez padre, Fran (Brand Mánager) y Edu (enólogo) crearon un proyecto que cuenta con dos líneas de vino que apuntan a cautivar a los millennials: Mad Bird -con su línea tradicional y reposado- y Pixels, el vino recientemente presentado en el mercado y que llegó para patear el tablero.
Pixels es un vino desestructurado, fresco y fácil de tomar que busca acompañar a los jóvenes en cualquier ocasión. Según reveló Fran, la idea era hacer un vino nuevo, distinto «porque está tan atomizado el mercado que la diferenciación hoy lo es todo»; un vino que acerque a los jóvenes a su consumo, «algo que fuera justo a sus paladares y a las tendencias».
Las variedades de este vino son cuatro, dos tintos y dos blancos. Entre los tintos tienen el Ancellotta 100% y el Malbec 50%, Syrah 30% y Ancellotta 20%. En cuanto a los blancos, Chardonnay 100%, Sweet -Torrontés 70%, Sauvignon Blanc 15%, Chardonnay 15%.
Estos vinos recientemente lanzados, tienen una imagen fuerte y una línea de comunicación sencilla que remite a los años ´90. Su etiqueta es su punto diferencial ya que es interactiva, es decir, permite una experiencia de realidad aumentada en 360° porque envuelve a la botella.
Sobre este recurso novedoso, Fran contó que lo vio aplicado a otro producto y que instantáneamente se preguntó ‘¿por qué no en el vino?’. «Costó mucho pero creíamos que era algo importante de lograr porque la interactividad es parte del joven al estar todo el tiempo con un celular inteligente en la mano. Y se nos ocurrió juntar ese aparato con el vino y el resultado fue Pixels», sumó.
Tener un vino Pixels y un teléfono en la mano resulta toda una experiencia visual y sonora, es que la etiqueta de cada variedad del vino tiene diferentes elementos de ciudades que crean una nueva para que el consumidor la sienta como propia.
Los vinos blancos, por ejemplo, tienen un puente colgante, un río, una florería y un café que salen en tres dimensiones; mientras que en las etiquetas de los tintos aparece un edificio, construcciones y graffitis resaltando la parte más under de todo lugar.
Al desarrollar este vino, los jóvenes hermanos quisieron -y lograron- que la etiqueta de Pixels trajera a la memoria del consumidor recuerdos de su infancia, como por ejemplo, los videos juegos que tenían imágenes con pocos píxeles y la música con las que tantas horas se divirtieron.
Solo basta, entonces, con bajar la aplicación a tu smartphone, presentarlo delante de una botella y disfrutar de la experiencia única de meterte dentro del mundo Pixels.
Otra gran apuesta: la variedad Ancellotta
El Pixels tinto Ancellotta es el primero del mercado 100 % joven, un varietal generalmente elaborado con madera y para vinos reserva.
«Es una variedad que no se conoce mucho en el mundo y nosotros le tenemos mucha fe. Queremos romper paradigmas en muchos aspectos, no quedarnos sólo con hacer una etiqueta loca para un Malbec igual al de todos», aclaró Francisco.