Husmeando en mares exóticos y playas ideales para bucear, nunca imaginamos que en el desierto mendocino estaba la meca del “buceo de altura”.
Ya saben cómo es el lago de Potrerillos: azul profundo, cerros de colores y rocas sumergidas. El paisaje de la superficie es de postal, pero para los espíritus inquietos esto no es suficiente. Vamos por más, mucho más. Inmersiones de altura para conocer el paisaje subacuático.
Para Daniel Alonso, buzo instructor 3 de Prefectura Naval Argentina y dueño de Buceo Aventura Mendoza “el nitrógeno adentro del cuerpo genera cierta adicción” y no duda en sentenciar: bucear es un vicio, no se puede parar.
Pero esto no nos impacta, ya hemos escuchado que los aviadores son adictos al vuelo y que los montañistas los son a la altura. Joseph Pegueroles, un bloggero amigo, fanático de la vida acuática asegura que “cada vez que hacés una inmersión es una nueva aventura, una descarga de adrenalina que recorre tu cuerpo en un afán de descubrir cosas nuevas”.
En Argentina los lugares para hacer buceo deportivo son los diques y las lagunas, o Las Grutas y Puerto Madryn, si queremos mar.
Daniel Alonso asegura que “el dique de Potrerillos es privilegiado porque tiene el agua de color azul, se ven truchas, pejerreyes dientudos, bagres y si bien la profundidad máxima del dique es de 120 mts. buceando se puede descender hasta 40 mts. El Carrizal en un lago imposible “no se ve nada”. Quedan también los diques y lagunas del sur. Los Reyunos, un paraíso de aguas verde-turquesas por sus particulares algas; Valle Grande, dique donde se vende un circuito de turismo aventura que consiste en bucear en una cava submarina para buscar una botella de vino; El Nihuil y pequeños humedales en Malargüe como las dos lagunas de Valle Hermoso y la de la Niña Encantada que se alimenta de las aguas de ríos subterráneos. Los buzos con experiencia solían internarse en las enigmáticas cavernas subacuáticas de la Laguna de la Niña Encantada. Sin embargo una de estas formaciones cavernarias se derrumbó y se prohibió el buceo en este vericueto que se inicia bajo el cerro que esconde a la laguna.
Otro lugar muy poco conocido son los pozos de Carapacho, en las cercanías de la Laguna de LLancanelo, en Malargüe. Las aguas surgentes le dan una buena visibilidad, pero el ingreso es restringido y hay que pedir autorización.
El buceo de altura requiere cierto perfeccionamiento. El que aprende a bucear en altitud puede hacerlo en cualquier lugar, sin embargo el que aprende en el mar deberá adaptarse para poder hacer inmersiones en la montaña, deberá conocer los efectos de la presión a altitudes elevadas. Es cuestión de saber cuán alto estás y cuán profundo te adentrarás en las aguas a explorar. La preciosa Laguna del Diamante, por ejemplo, a más de 3.000 msnm, supera la altura permitida para bucear en forma deportiva.
“El agua me da placer, el ruido del silencio absoluto debajo del agua te da paz, calma, te relaja, no hay psicólogo que se compare, entrás y salís limpio. Se escucha solo el ruido de las burbujas, el sonido es el silencio”. Así son las sensaciones de Daniel, un hombre que vive sumergido en Potrerillos y que como la mayoría de los adictos al buceo organiza viajes a distintos lugares. Con frecuencia cruzan a Chile, bucean en Quintay, Pichidanguy y Punta Choro. “Pero el mejor lugar sigue estando en casa” –asegura- y ese lugar es el dique Potrerillos.
Lugares para bucear en Mendoza
- Dique de Potrerillos: Ruta 7, Las Heras, Luján de Cuyo.
- Laguna de la Niña Encantada: Ruta 222, Malargüe.
- Dique Los Reyunos: Pasando la Villa 25 de Mayo, San Rafael.
- Represa del Tigre: entre la Villa 25 de Mayo y Los Reyunos, San Rafael.
- Valle Grande y El Nihuil: se puede acceder por el Cañón del Atuel o la ruta a Malargüe.
- Carapacho, en Malargüe, en las cercanías de LLancanelo.