Cosmetóloga, esteticista, actriz y bailarina, Romina hace de su cuerpo un medio de expresión para romper prohibiciones y prejuicios. «Me gusta incomodar con lo que hago ya sea con mis intervenciones urbanas o performances, pero siempre con respeto». De joven se ha rodeado de cuerpos desnudos, «ya sea desde la estética, la danza o el teatro».
¿Qué significado le das al cuerpo?
Es algo hermoso, sobre todo si está desnudo. Es algo maravilloso, ya sea una persona joven, adulto o niño…ya sea que esté cuidado o natural desde el inicio de la vida. No tiene que ser estéticamente lindo para admirarlo. Consumo, a través del arte y por mi trabajo como esteticista, muchos desnudos – en ambos espacios el cuerpo se expone bastante -. El arte erótico es el que más me llega. A través del arte puedo apreciar mucho más de lo que están viendo mis ojos. Me parece un mundo interesante para explorar. Cuando naturalicemos un poco más los desnudos vamos a llegar a evolucionar como seres desde la mente y el amor.
«La sexualidad, la sensualidad y el erotismo son muy necesarios para el ser humano. Todo se relaciona con el contacto, las sensaciones y emociones hasta el punto de volver a vivenciar a través del recuerdo» asegura Romina.
CensurArte o el arte de la censura
A raíz de varios hechos que marcaron «profundamente» su rol de mujer comenzó a manifestar, a través de instalaciones o performances, su descontento con la sociedad poniendo el foco en sus «tetas». Las pinta para plasmarlas en diferentes objetos – sábanas, remeras, autos (uno de ellos el «fitoteta»), sillones, …- para que sean visualizados por toda la sociedad.
«Hay dos partes del cuerpo de la mujer que están muy sexualizados y por eso no son mostrados de manera libre: la teta y el pezón. Por esas dos cosas es que hago Censurarte y son tres los motivos que me movilizan: uno es la censura de la teta de la mujer en la sociedad, como por ejemplo cuando damos de mamar;otro motivo es hacer topless en Argentina – está prohibido por ende te llevan presa -; y el tercero es la censura del pezón de la mujer en las redes sociales – no así el del hombre -».
Actualmente Romina participa de tres obras de teatro: en el Ciclo Canapé «son micro obras, que componen una gran obra» en el Teatro El Taller; a su vez estrenó otra obra de danza y teatro aéreo llamada Redes que se está presentando en la Nave Cultural, y la obra Hembra. Este año viajó a Cannes por ser parte del elenco del film Muere, monstruo muere, de Alejandro Fadel.
¿Cómo fue tu participación en el Festival de Cannes?
Quedé seleccionada para un personaje super interesante, el de una psiquiatra ya un poco cansada de su profesión que ayuda a investigar un caso de asesinato. Es un personaje que tiene poca presencia, pero transita misteriosamente la película hasta el final. Una película oscura, con suspenso, fuerte. Llegamos a Cannes porque se presentó el proyecto y quedó seleccionado entre otros. Estuve diez días en el festival, fue un regalo de la vida. Mi meta como actriz fue filmar una película porque queda para siempre, se puede a recurrir a ella infinitamente.
Podes ver los trabajos de Romina Iniesta en su instagram: @roiniesta.
Agradecimientos: Pablo Agapito (producción), María Laura Tinte, coordinadora del Museo Carlos Alonso (locaciones) y Luis Fernando García (maquillaje y peinado).
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