Es un hecho comprobado científicamente que las hormonas del estrés mantienen al cuerpo en alerta incluso cuando no hay peligro y que, con el tiempo, contribuyen a crear efectos de enfermedad. Según Joe Dispenza, doctor en quiropráctica, escritor, investigador y uno de los oradores más buscados del planeta, explica que los seres humanos podemos activar al estrés solo con pensar en nuestros problemas, por lo tanto, también es posible que los pensamientos puedan curarnos. Dispenza, asociado a científicos de múltiples disciplinas, realiza investigaciones en neurociencia, epigenética y física cuántica sobre los efectos de la meditación en la curación.
En varios de sus libros interviene la noción de hábito como acción fundamental para el cambio, como así también la idea de que vivimos casi en un estado de perpetuo pasado. Tal vez esto ya te esté sonando loco, pero lo que él explica es que, básicamente somos una especie de construcción habitual. El hábito es un conjunto redundante de pensamientos inconscientes automáticos, comportamientos y emociones que se adquieren a través de la repetición, esto quiere decir que cuando hemos hecho algo tantas veces, nuestro cuerpo sabe cómo hacerlo mejor que la mente.
Pensamos y cómo nos sentimos está creando nuestro estado, un pasado ya conocido tarde o temprano será un futuro predecible y así vamos creando la misma vida. Repasemos lo que hace la mayoría ni bien se despierta: agarrar el teléfono, revisar WhatsApp, revisa el correo, TiK Tok, Facebook, saca una foto la publica o tuitea algo, revisa las noticias y ahora sí ya se siente en conexión con todo lo que se sabe en su vida. Luego existen una serie de comportamientos rutinarios, levantarse de la cama, del mismo lado, ir al baño, ducharse, vestirse, tomar un café, ir al trabajo, ver a las mismas personas. De alguna manera, todos los días se presionan los mismos botones emocionales, eso se convierte en la rutina y se convierte en un programa. Y de alguna manera, aunque se sienta fuerte, se pierde el libre albedrío en pos de un programa.
El 95% de lo que somos cuando tenemos 35 años es un conjunto memorizado de comportamientos, reacciones emocionales, hábitos inconscientes, actitudes cableadas, creencias y percepciones que funcionan como un programa de computadora, por lo que la persona puede decir con su 5% de su mente consciente: “quiero estar sano”, “quiero ser feliz”, “quiero ser libre”, pero el cuerpo está en un programa completamente diferente, he aquí la pregunta ¿Cómo hacemos para comenzar a hacer los cambios?
Primero, disminuir la velocidad y, cuando lo hacés correctamente, podrás ingresar a tu sistema operativo para hacer algunos cambios realmente importantes. La mayoría de las personas están esperando la crisis o traumas o enfermedades o diagnósticos, una pérdida, alguna tragedia para decidirse a cambiar y el mensaje aquí es por qué esperar si se puede aprender y cambiar de un estado de dolor y sufrimiento a un estado de alegría e inspiración ¿Por qué a las personas les resulta tan difícil superar un trauma? Cuanto más fuerte es la reacción emocional hacia alguna experiencia en tu vida, mayor es el cociente emocional, el cerebro pone toda su atención, toma una instantánea y a eso se llama memoria, por lo que los recuerdos a largo plazo se crearon a partir de experiencias muy emocionales.
Lo que sucede entonces es que las personas piensan neurológicamente dentro de los circuitos de esa experiencia y se sienten químicamente dentro de los límites de esas emociones. Resulta que si permitís que esa reacción emocional dure horas o días se llama estado de ánimo. Si mantenés esa misma reacción emocional durante semanas o meses, se llama temperamento y si la mantenés durante años, se llama rasgo de personalidad. Por lo tanto, aprender a acortar el período refractario de reacciones emocionales es realmente donde comienza el trabajo.
Según el Dr. Joe Dispeza, en cierto sentido el cuerpo es la mente inconsciente, explica que si empezás a pensar en algún escenario futuro negativo el cuerpo desconoce la diferencia entre lo que estás imaginando y lo que estás experimentando en el mundo 3D; y descubrió que el estado de estrés donde intervienen las emociones conectadas a la supervivencia como el miedo, la hostilidad, el odio, la ansiedad, la preocupación, la impaciencia, la culpa, los celos, la envidia y la vergüenza, el corazón late incoherente, mientras que ante una emoción elevada de apreciación, alegría y gratitud, late de manera ordenada.
La mayoría de las personas espera que algo externo las haga felices, un nuevo auto, un nuevo trabajo, un viaje, un nuevo amor y así la lista no se termina. Ese es el viejo modelo de realidad de causa y efecto, el modelo cuántico de la realidad trata de causar un efecto en el momento en que las personas sin que pase nada externo se sienten completas, aman la vida y así mismas. Ahí comienza la curación y la meditación es la herramienta esencial para sintonizar el corazón y el cerebro en un nuevo orden.
Poner música suave para disminuir la estimulación sensorial, sentarse, cerrar los ojos para desconectar del entorno exterior y observar qué pasa, sería el primer paso. Hacerlo suficientes veces permite familiarizarse con el proceso y si aparecen sentimientos del pasado angustiantes, no resistirlos, dialogar con ellos y también ir más allá, dejarlos pasar, cuánto tiempo permitiremos seguir sintiendo esa emoción. La meditación es el espacio donde se puede crear una nueva personalidad, el foco no es sanarse si no transformarnos a nosotros mismos para vivir más ordenados. ¿Qué tipo de persona queremos ser? ¿Qué queremos sentir? Y empezar a sentir antes de que algo externo ocurra.
Nota: Natalia Pizarro