En 2013 ganó el premio a mejor spa “de las sensaciones” del mundo (Best Sensuous Spa of the World) y en 2014 fue elegido mejor spa de hotel boutique del mundo (World’s Best Spa Boutique Hotel). Ambos reconocimientos -entre otros tantos recibidos- fueron otorgados por los World Boutique Hotel Awards, un esquema internacional único de premios dedicados exclusivamente a reconocer la excelencia entre los hoteles boutique de lujo.
Para llegar hasta este lugar, los mendocinos no debemos tomarnos ningún avión. Solo basta que conduzcamos algunos kilómetros hasta Vistalba. Allí, a los pies de la cordillera de Los Andes, se ubica Entre Cielos, un lujoso y moderno hotel boutique, rodeado de viñedos, y respetuosamente integrado en el espectacular paisaje.
El de Entre Cielos no es un spa común y corriente. Es nada más y nada menos que el primer hamam tradicional de Latinoamérica. Un hamam o baño turco es un concepto milenario que consiste en circuitos de baños de vapor a diferentes temperaturas. Con la gran concentración de humedad en las diferentes salas, el cuerpo libera toxinas, limpiando el organismo y generando paz mental.
Estos baños de vapor desempeñan desde hace más de mil años un importante papel en las culturas de Medio Oriente. Son el centro de la vida social, un lugar de encuentro cotidiano para compartir el buen diálogo, hacer negocios o simplemente disfrutar del placentero ritual solo o acompañado. Incluso, arquitectónicamente hablando, algunos son hoy edificios históricos.
Si bien el hamam de Entre Cielos tiene una arquitectura minimalista, ya en el hall de entrada nos cautiva su exquisito diseño, sus cuidados detalles. Una vez adentro, la luz va volviéndose más y más sutil y empezamos a percibir la humedad del ambiente a medida que avanzamos.
¿Cómo funciona el hamam? El circuito dura aproximadamente una hora y media y tiene 7 etapas o pasos. Nos vestimos con el tradicional pestemal turco, que es como una especie de pareo en el que nos envolvemos, y que cumple la función de mantener la temperatura del cuerpo durante todo el recorrido.
Es importante destacar que, si bien puede haber otras personas realizando el circuito, las salas no se comparten, excepto que uno elija vivir la experiencia con la pareja o con un grupo de amigos (se permiten grupos de hasta 6 personas), por ejemplo.
“La principal ventaja es la desintoxicación del cuerpo y también de la mente. Es un espacio cerrado, bastante oscuro y con música árabe muy suave de fondo. Y todo eso lleva a un estado de tranquilidad y quietud que no se consigue en otros lugares”, asegura María Laura Olivera, manager del hamam.
“Algunos hoteles dicen tener un hamam, pero solo tienen una sala de vapor con la kuma para echarse agua. En nuestro caso, el concepto es completo, integral, tal cual se hace en Turquía. Es el único hamam en Latinoamérica”, explica Laura.
Es momento de realizar el circuito clásico, que incluye los siguientes 7 pasos:
Comenzamos en la primera sala de vapor llamada Sogukluk, que tiene una temperatura de 37 grados, ya que es importante acostumbrar el cuerpo al calor paulatinamente. Vestidos con el pestemal, podemos sentarnos o recostarnos en los bancos e ir mojándonos permanentemente con el agua de la kuma. Permanecemos allí unos 10 minutos.
La segunda sala se llama Kese y tiene como objetivo una primera exfoliación utilizando solamente agua. En esta etapa se cuelga el pestemal y se frota la piel en forma circular con un guante especial (kese), confeccionado en una tela de seda, suave pero abrasiva, traída de Turquía. Se enjuaga el cuerpo cuidadosamente con agua tibia de las fuentes (kuma). Entre 5 y 10 minutos nos llevará este paso, en el que estimulamos la circulación y quitamos las impurezas de la piel y las células muertas.
En el corazón del hamam se ubica la piscina de agua tibia –Sicaklik-, ideal para estabilizar la circulación y para relajarse durante unos 10 a 15 minutos. El agua suele estar climatizada a una temperatura de entre 33 y 36 grados, pero en verano se baja generalmente hasta los 30.
Ya estamos preparados para pasar a la segunda sala de vapor, que se denomina Bingül y que está a 55 grados. En este caso, el vapor incluye hierbas naturales como eucalipto, lavanda y romero, entre otras. En esta estancia continuamos desintoxicando el cuerpo; permanecemos unos 10 o 15 minutos, siempre dependiendo de la tolerancia al calor y de las ganas de cada uno.
Pasamos a la segunda sala de exfoliación o Lif. Sin el pestemal, la piel esta vez se frota con un jabón de olivas que le colocamos al guante. El jabón es rico en vitamina E, ideal para empezar a hidratar y a nutrir la piel de todo el cuerpo. Nos enjuagamos y continuamos con el recorrido.
Llegamos a Gobek tasi, una roca térmica de forma circular que está a una temperatura de entre 35 y 38 grados. Allí nos recostamos, preferentemente boca arriba, para relajar los músculos de la espalda, ya que el calor trabaja la columna, el eje de nuestro cuerpo. Permanecemos allí entre 5 y 10 minutos.
En este punto del recorrido, el cuerpo está en óptimas condiciones para recibir un masaje, si así lo desea la persona. En el hamam los hay de diferentes tipos, pero no están incluidos en el circuito clásico.
El último recinto se llama Camekan y es la sala de relajación. Allí accedemos secos, ya que antes de entrar dejamos el pestemal y nos colocamos una bata de baño. El ambiente está un poco más fresco, para que nos vayamos espabilando, y el cuerpo se adapte para salir nuevamente al exterior. Aquí es donde nos relajamos, disfrutamos de un té, de algún bocado o ensalada de frutas, un jugo natural o incluso una copa de espumante. Es el momento también para una conversación tranquila y hasta un brindis -por qué no- si fuimos acompañados.
Como mencionamos anteriormente, a este circuito tradicional se le pueden sumar opciones más que atractivas, y hacer que nuestro combo sea “a medida”. En una sala especial podemos deleitarnos con una sesión de masajes de espuma. El cuerpo, sobre una camilla de piedra, se cubre por completo con espuma y las burbujas producen una sensación super relajante mientras los minúsculos glóbulos van explotando con el contacto de las manos que nos masajean suavemente. Una técnica sin dudas diferente que vale la pena probar. En esta misma sala también se hace el baño del sultán, sumergiéndonos en una bañera con leche y pétalos de rosas.
Masajes tradicionales, y también orientales de diferentes tipos. Vinoterapia, aromaterapia. Aplicaciones de arcilla volcánica -rhassoul-, cuyos nutrientes naturales penetran en la piel gracias al vapor. Máscaras y tratamientos faciales, spa de manos y pies, depilación y hasta procesos after sun componen la completísima oferta del hamam-spa de Entre Cielos. Opciones relajantes y también beauty, para combinar de acuerdo a las preferencias, al tiempo y a lo que se quiere gastar.
“Es importante aclarar que el circuito se hace de manera autodidacta, a lo sumo se guía a alguien de una sala a otra o se responde alguna duda. La privacidad es algo preciado, por eso la cuidamos en todo momento, tanto con el personal como con los demás visitantes que estuviesen realizando el recorrido. Y para quienes son reacios a mostrarse con poca ropa, el hamam es el lugar perfecto. Uno lleva puesto el pestemal, y los espacios son oscuros, así que no hay de qué preocuparse”, aclara Laura.
A la pregunta de si alguna vez un turco visitó el hamam, Laura nos responde afirmativamente: “Hemos tenido visitantes de Turquía y fue excelente la devolución. Nos felicitaron porque está muy bien logrado. Sí nos señalaron que en nuestro caso el hamam tiene más privacidad. En Turquía son lugares populares, entra y sale mucha gente permanentemente, y hasta los masajes se hacen a la vista de todos. Aquí el hamam está claramente adaptado a nuestra cultura”.
Al hamam no es necesario llevar traje de baño. El kit que se entrega consiste en el pestemal, el guante y el bol. “También les damos ojotas, pero hay quienes prefieren traerlas de su casa”, cuenta Laura. Siempre hay limonada o agua de spa -saborizada con manzana, pepino y jengibre- para hidratarse en cualquier momento del circuito.
El precio del circuito clásico es de $345 por persona. Conviene reservar con algunos días de anticipación, sobre todo si queremos ir un fin de semana o un feriado, ya que son los días más concurridos. Si en cambio, elegimos un día de semana, de martes a jueves hay una promoción imperdible para mendocinos: van dos y paga uno.
Además, paquetes y promociones especiales se van cargando en la página web y en el perfil de Facebook, por lo que es muy útil estar conectado, enterarnos primero y aprovechar los beneficios.
Y nos quedamos finalmente con una definición de la manager del lugar: “El hamam está diseñado para que nos recuerde a un útero, porque la idea es volver al inicio, a conectarse con uno mismo, a los orígenes, al lugar donde estuvimos contenidos antes del nacimiento, un lugar calentito, con poca luz y con mucha agua. Un sitio confortable, donde estamos a salvo, donde no tenemos que preocuparnos por nada”.
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