Están vinculados a la gastronomía, al vino, al arte, a la comunicación de experiencias, a la construcción de sueños. Hacen de sus vidas un completo servicio. Enamorados de la provincia, locales o ajenos, están orgullosos de trabajar en Mendoza y tener la posibilidad de mostrar a los demás –en el país y en el exterior- lo que mejor saben hacer.
Vista, nariz y boca viven seducidas por sensaciones y experiencias deliciosas. La creatividad es una búsqueda constante en sus vidas. Son amantes del buen vivir y cultivan un lifestyle que les proporciona espléndidos momentos. En estas parejas que mostramos a continuación, las chispas están a la vista, y no solo en la cocina.
Nadia Haron y José Manuel Ortega. Él es empresario (bodega O´Fournier) y ella es chef (restaurante Nadia O.F.). Hace 17 años que están juntos, hecho que implica para Juan Manuel un suspiro y para Nadia, una eternidad, según las palabras y el humor de su esposo. Se conocieron a bordo de un barco, en un lugar de veraneo en España. Hoy comparten el restaurante Urban en la bodega O. Fournier y el Nadia O.F. en el centro de Mendoza.
José Manuel sostiene que lo que más los une es la gastronomía “aunque el algún momento puede que nos haga separarnos de verdad –apunta risueño-; es difícil compartir trabajo y relación”. Él disfruta apreciar la excepcional calidad e imaginación de los platos de su mujer. Ella, está encantada con poder innovar en la cocina y “humildemente ayudar a contribuir a la excelencia de la gastronomía en Mendoza y Argentina”.
Pablo Ranea y Alejandro Cohen. De gira con “funciones gastronómicas” por los Estados Unidos (Las Vegas, California y New York City), esta pareja ronda por el mundo cocinando en los escenarios más sorprendentes. Alejandro es arquitecto, con gran experiencia en edificación de bodegas y espacios del vino, y Pablo, chef y sommelier. Hace 14 años que están juntos. Comparten Pirca food & wine, “esta actividad une las cosas que más queremos: la comida, el vino, viajar y cocinar para la gente. Es una experiencia increíble que nos permite conocer y llevar nuestra cultura” afirman.
Los alienta la búsqueda de nuevos estilos de vino en la región. “Lo que nos encanta de este ámbito es encontrar nuevos spots donde uno pueda disfrutar del momento. No necesita ser un lugar perfecto, apuntamos básicamente a hacer pasar a nuestros invitados por una buena experiencia ya sea un restó increíble o un carrito en la Alameda”.
Ianina Ciancio y Matías Podestá. Ambos son cocineros y llevan casi 11 años casados. Trabajan juntos y hoy comparten además del proyecto de familia con sus hijos, el servicio de catering, el restaurante de la bodega Finca Decero y el nuevo espacio gastronómico Más Cocina, en Vistalba. Recuerdan que se conocieron en una comida de trabajo, pero aclaran para los mal pensados: “no en relación empleada /jefe ni profesor/alumna”.
Se consideran unidos por la fe de complementarse mutuamente, la división de los roles que cada uno tiene dentro de la empresa y el objetivo de seguir creciendo profesionalmente. Los dos sienten verdadera pasión por su trabajo y aman disfrutar de la buena cocina y viajar para seguir aprendiendo, ya que sienten un gran placer por los viajes gastronómicos. “Saboreamos cada uno de los momentos que esto nos genera”.
Buscan escapar de la rutina y adoran el reto de organizar una comida fuera del ámbito diario. “Crear por sobre lo habitual se disfruta más”, alega Ianina,
Verónica García y Federico García. Comparten el mismo apellido y cerca de 20 años juntos. Se conocieron en época de estudios universitarios; él cursaba Fotografía y ella Trabajo social. “Afortunadamente en esos días ya teníamos acceso a algunos buenos vinos por el trabajo de Fede y para hacerles honor, comprábamos un rico pan, buenos quesos (ya éramos fanáticos de Torrent) y alguna otra delicatessen, si nos alcanzaba el dinero. Eran los vinos y la comida más rica del mundo; momentos inolvidables, donde todo, por sencillo que fuera, era una maravilla, una experiencia”, dice Verónica, hoy Sommellier, de las primeras que tuvo Mendoza.
Los dos provienen de familias donde se disfruta beber, comer rico, cocinar y hablar de comida. Comparten diferentes instancias de trabajo por sus actividades ligadas al mundo del vino y la gastronomía. Viajan juntos contratados por bodegas en España y Francia para hacer fotos, algo que los llena de satisfacción porque conocen, prueban y gozan de la gastronomía, de los vinos y de las costumbres de cada lugar al que van. “Siempre está latente tener un blog dedicado a contar las valiosas y enriquecedoras anécdotas de nuestros viajes, cada experiencia. Sería un placer poder concretarlo”.
Esta pareja considera que «la vida es muy corta para beber vinos malos», por lo que para ellos es una alegría cocinar, compartir -entre sí y con amigos-, y siempre descorchar algún vino, motivo de placer y pasión en sus vidas.