La Navidad trae consigo muchos momentos entrañables: la carta para colgar en el pinito, la preparación de las comidas típicas para cenar el 24 a la noche, la apertura de los regalos y el brindis acompañado de confituras y el dulce especial de la fecha: pan dulce.
El espíritu navideño invade nuestros hogares y despierta las ganas de comer el panificado exquisito y esponjoso que reúne a grandes y chicos alrededor de la mesa para degustarlo y, de paso, compartir un momento especial y único.
Quizá esta unión con nuestros seres queridos es lo más preciado de la celebración ya que durante nuestros días vamos apurados a todos lados y las relaciones humanas se alimentan de Likes y comentarios en las publicaciones de las redes sociales.
Al abrir un pan dulce, sale del envoltorio su aroma característico que nos transporta a las navidades felices de la niñez, en las que esperábamos con ansias la llegada de Papá Noel. Cuando se corta en rodajas, su textura y relleno reflejan la dedicación con la que fue preparado; y al comerlo, brota el amor y admiración en cada comensal.
Para pasar una feliz Navidad junto a nuestros seres queridos, la recomendación del mes es comparar y compartir el pan dulce de «La Vene, el pan y la pasta» y de «La Vene brunch & coffee».
Cualquiera de sus dos variedades -con chocolate y nuez y con pasas y nueces- son exquisitas, sabrosas y esponjosas gracias a los productos frescos con los que se elabora y al amor con el que se amasa.
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