En el corazón de Londres, dos arquitectos mendocinos diseñan espacios que trascienden fronteras, proyectan edificaciones de vanguardia reconocidas a nivel mundial. Sebastián Andía y Valentina Cerrone fundaron Of Studio en 2017, un estudio que entiende la arquitectura como proceso, concepto y vínculo. Ambos tienen formación en estudios internacionales como Asymptote Architecture y Zaha Hadid Architects y mantienen un lazo activo con Mendoza, donde siguen desarrollando proyectos que combinan arte, diseño y diálogo con el entorno donde se construirá lo nuevo.

A él no le gustan las etiquetas aunque podríamos describirlo como artista visual, arquitecto y dibujante; su papá es Carlos Andía y su tío, Gerardo Andía, por lo que lleva en la sangre una sensibilidad estética que se traduce en cada trazo. Ella también creció entre planos y maquetas: sus papás son arquitectos.
Ambos estudiaron arquitectura en la Universidad de Mendoza y se desarrollaron profesionalmente en el exterior. Realizaron un máster en la Architectural Association School of Architecture y desde hace 8 años funcionan como un estudio internacional, con una estructura flexible y colaborativa, teniendo al concepto como la base de todo lo que crean y como el punto de unión de sus miradas y creencias personales.

“Nos es muy importante la parte conceptual de los proyectos”, explica Valentina y suma: “Es la comunión de nuestro trabajo, es algo que se agarra desde el principio y se mantiene hasta el final del proyecto”.
Sebastián coincide: “La arquitectura tiene procesos muy largos, depende de mucha gente, y esos procesos a veces generan desgaste pero ahí estamos los dos, sosteniendo el concepto”. Esa constancia, dice, es lo que permite que los proyectos “terminen siempre en buen puerto”, logrando un impacto “para el usuario, para el que lo vea y también para nosotros mismos”.
Honestidad brutal: una obra con sello mendocino

Aunque viven en Londres, mantienen un vínculo activo y muy estrecho con Mendoza, su provincia natal a la cual visitan cada año. Con un concepto basado en la sustentabilidad, los dos magister mendocinos apuestan a desarrollar proyectos innovadores de esa índole en la provincia; de hecho, tienen varios proyectos simultáneos, como la construcción de casas en alta montaña respetuosas con el medio ambiente, y el desarrollo de un hotel boutique en el Valle de Uco.
Uno de sus proyectos más celebrados es “Honestidad brutal”, una vivienda ubicada en Chacras de Coria que recibió reconocimiento internacional desde China, Australia, Turquía, Estados Unidos, México, Grecia y Taiwán. “Tuvo muchísima difusión, y eso nos pone muy contentos porque permite mostrar lo que está pasando afuera y también lo que estamos cocinando desde acá”, cuenta Valentina.
Para ellos, ese interés global refuerza una idea central: proyectar desde un enfoque internacional, pero con un sello local y auténtico. En la casa, las paredes de retención son de color tierra y emergen como una secuencia de muros que se elevan desde el terreno, buscan parecerse a formaciones de roca abstractas en continuidad con el paisaje. Abrazan una narrativa orgánica moldeada por sus habitantes. La esencia de la vivienda reside en su auténtica y profunda conexión con el entorno, ofreciendo a los visitantes una experiencia de belleza cruda y ambiente armonioso libre de adornos artificiales.
Su búsqueda parte de una nueva naturaleza abstracta: “No pretendemos imitar la naturaleza, sino generar algo que se integre de forma orgánica con la gente, con la cultura y con el día a día”, explica Cerrone; ellos crean espacios pensados para ser vividos, con identidad, funcionales a las actividades que vayan a suceder allí, con tecnología y que estén en diálogo con el contexto en el que está inmerso para que perdure en el tiempo.
“Lo que diseñás transforma la experiencia de una comunidad entera”, comparten Sebastián y Valentina, para quienes cada proyecto es, también, una construcción colectiva. “Nos interesa la visión del cliente, cómo le gusta vivir, qué busca lograr. Eso enriquece el trabajo”, dice Andía.
“La idea es generar un diálogo entre el objeto, el proyecto y la persona que lo está usando para que exista un intercambio de información. Así yo obtengo algo de ese objeto y a la vez, le doy algo, y lo mismo con los espacios”, comparten.

En Of Studio, arquitectos y clientes se convierten en coautores, hacen el camino juntos; su metodología de trabajo implica además consultorías con grupos de trabajo con profesionales locales; con ellos se trabaja de manera articulada y on line para que el resultado sea óptimo y no de pistas de los kilómetros físicos que separa a los arquitectos de los equipos.
El estudio apuesta a una metodología transversal, donde cada disciplina aporta desde el inicio. “Intentamos incorporar a los equipos en los procesos de diseño porque creemos que es mucho más rico el proceso. Creemos en esa interacción humana que genera vínculo, conocimiento, comunidad y empatía”, dice Valentina.
Inspiraciones y el deseo como motor
“Lo imposible es la moneda corriente”, comentan quienes se formaron en gran parte de su carrera en el estudio de la arquitecta deconstructivista Zaha Hadid. “Si algo ya se hizo, se ve como aburrido. Cada día es intentar hacer algo que no se haya hecho y que te dé orgullo verlo todo el tiempo”.

La curiosidad es el motor de Sebastián: “Abrir un libro y decir ‘yo quiero hacer esto, aunque nadie sepa cómo hacerlo’ fue lo que me movió en esta profesión. Al final es el deseo, el asombro por algo lo que te mueve porque si te interesa algo, lo buscás, mirás quién lo hizo, querés aprender y terminás haciendo”. A lo que suma: “A mí no me gusta que me digan arquitecto, me gusta sentirme libre y flexible. Hacer lo que no hice antes. Si me da curiosidad, me animo, sea pintura, dibujo u otras curiosidades”.
Y con ese motor diario, la pareja pudo señalar al proyecto Land Mark, en Dubai Creek Harbour -ganador en 2020 de un concurso internacional- como uno de los que más los ha marcado. Consiste en una plaza de arena que integra los símbolos del desierto en curvas que parecen talladas en el piso.

“Era pensar en un punto de encuentro en una cultura que no era la nuestra pero también hicimos el mismo proceso de como si estuviéramos proyectando para Mendoza: pensar en que la gente sea parte del espacio, buscamos plantear esos espacios donde la gente encuentre la forma de usarlo. Nosotros siempre intentamos encontrar la identidad, para hacer algo relevante en el tiempo, para el lugar y para las personas”, dicen.
“Tenemos la suerte de ver Mendoza como locales y también como turista”, comentan asegurando que esa distancia les permite celebrar lo propio: “Nos da orgullo cada vez que vemos algo nuevo, nos encanta Mendoza, somos mendocinos. Vemos que la provincia tiene mucho potencial para hacer cosas que aún no se han hecho; tiene mucho para dar y obviamente queremos formar parte de eso porque creemos que tenemos la capacidad para aportar. Nos gusta la idea de aportar de donde venimos y estar presentes en el lugar donde crecimos, queremos que prospere de la mejor manera posible”.
Entre la arquitectura y las artes

Lo cierto es que el arte atraviesa todo lo que hace esta pareja de artistas y arquitectos. Andía descubrió el dibujo y la pintura por la arquitectura y Cerrone era fotógrafa antes que arquitecta pero todos los mundos se unen en sus proyectos e ideas.
“Todas las disciplinas artísticas entran y salen todo el tiempo en lo que nosotros pensamos y hacemos”, resaltan y aclaran que también son unos apasionados del diseño por lo que crear mobiliario también es parte de su universo creativo. “Los objetos para nosotros no son una silla, una escultura o un mueble, son objetos para generar una relación con el usuario”.
Para ellos, la arquitectura es también una expresión artística, aunque más compleja y de largo aliento: “Esta profesión tiene tiempos devastadores emocionalmente, pero es nuestro cable a tierra, nos aferramos al concepto y las artes conviven con nosotros en lo laboral y en lo personal”, reflexiona Valentina.
Una arquitectura cultural, humana y contemporánea

Cuando se definen como estudio, no hablan de estilo ni de forma, sino de concepto, de contexto, de identidad y simbiosis. “Siempre hablamos de una triangulación entre tres disciplinas: lo socio-cultural, la tecnología y lo sensorial. Diseñamos para el mundo contemporáneo y siempre tiene que tener en cuenta a la persona, el usuario y el impacto que va a tener a nivel social cualquiera de las obras a cualquier escala”.
“Ser contemporáneo significa trabajar con lo que está sucediendo en el momento”, refuerza Sebastián.
Andía y Cerrone son parte de una generación que piensa la arquitectura como herramienta de transformación. Desde Inglaterra, siguen conectados con Mendoza, con sus raíces y con una forma de mirar el mundo que combina técnica, emoción y compromiso.
Of Studio es más que un estudio, es una forma de habitar el presente con sensibilidad, identidad y visión. Y entre ideas, planos y concursos, siempre hay una pausa compartida con mates de por medio. Y ante la consulta de si dulce o amargo, entre risas respondieron: «Ella dulce y yo amargo. Ella yerba con yuyos y yo una común, eso te habla de nuestras personalidades». Pero el punto de conexión, así como el concepto lo es en el estudio, el mate lo es en la vida diaria.







