Un sendero de experiencias audiovisuales por la pantalla grande, en donde miles de mendocinos por año dejan vestigios de su presencia por las salas, en un fugaz escape de la realidad.
Lugar en donde una atmósfera muda nos une en complicidad con desconocidos bajo un mismo propósito: disfrutar. La magia que acompaña con sinergia a todos los elementos presentes en este cine lo convierte en un ritual.
El Cine de la UNCuyo en la Nave Universitaria, nos brinda un espacio apacible, conductor de emociones. Cercano al centro de la ciudad, se proyectan películas de todo tipo. Diferente a cualquier cine más comercial o convencional, nos deleita con ciclos innovadores o películas con un grado más elevado de culto, creando un dinamismo infinito.
Muchas veces queremos concurrir al cine y no estamos conformes con los estrenos de las salas comerciales, esta vivencia es una rica alternativa para poder variar en contenido. Cabe destacar que al margen de proyectar películas poco tradicionales, hay variedad para todos. Los concurrentes podrán detectar dentro de la versatilidad de la cartelera un film para cada gusto. Al margen de que muchas veces proyectan estrenos que no se han mostrado en otro lado de la provincia.
Laureano Manson, periodista y profesor de Historia del Cine que trabaja en las salas de la UNCuyo, nos cuenta de su experiencia a la hora de presentar los films: «Se crea una conexión y una especie de puente entre la propuesta y el público, sin predisponer demasiado a la gente sobre lo que vamos a proyectar. Tiene que ver con la formación de audiencia y con lo meramente místico, con esta idea de disfrutar del cine desde otro lugar. La idea es intentar detenernos un poquito antes de la película, y no aterrizar directamente de golpe como quizá lo hacemos en casa a través de las plataformas».
Al ser un cine más pequeño y no comercial, tiene un sabor distinto, identificándonos de una forma más personal y emocional. Donde la magia es pura en sí misma, sin necesitar de otros estímulos como la comida o el mismo celular que nos distrae de ese viaje al ver películas en casa.
«Cada vez hay menos propuestas en las carteleras de los grandes cines ya que muchas películas van a parar a plataformas y quedan solo un par para las salas. Muchos cinéfilos se han resignado a ir por esto», agrega Laureano. «Hay muchas plataformas buenas para ver pelis en casa, pero la decodificación, el fenómeno de inmersión que propone una sala de cine, no se da en otro espacio».
Otro rasgo especial dentro de todo este misticismo, es el recurrente hecho de observar gente solitaria. No necesariamente debemos tener un acompañante, el clima entre los espectadores nos envuelve bajo el mismo manto. Testigos de cómo las luces se apagan y de a poco la pantalla comienza a vibrar en colores.
Frente a este fenómeno Laureano Manson nos dice: «Cada vez veo más gente sola y joven viniendo al cine, eso es muy bueno porque antes se veía solamente gente más grande».
Como humanos buscamos comprendernos hace millones de años. A través de la filosofía y múltiples dilemas existencialistas. El arte es una forma de comprensión, una compañía fraternal que nos identifica.
Puede decirse que al ver una película nos estamos enredando en esa suerte de complicidad y compañía en la pantalla.
Con la llegada de la televisión se arrasó con disciplinas como el teatro o el mismo cine. Para nuestra fortuna, con los años hemos revalorizado costumbres, rescatando el ritual de ir al cine como una verdadera odisea perfumada de sensaciones.
El Cine Universidad cuenta con dos salas, la Verde, con una capacidad aproximada para doscientas cincuenta butacas (actualmente se encuentra con problemas técnicos) y la Azul, más pequeña, con cincuenta lugares, reservada para desarrollar generalmente ciclos especiales y películas más «intelectuales».
Los días jueves la cartelera se renueva con grandes films. Las entradas pueden adquirirse de forma física en Boletería o bien de modo virtual a través de su página: Cine Universidad.
Otro punto importante es recalcar el valor de las entradas, lo que hace de la experiencia algo realmente accesible. General sala Verde: $400. Estudiantes, personal UNCuyo y jubilados: $300. General sala Azul: $300. Estudiantes, personal UNCuyo y jubilados: $200.
Nota: Catalina Giachino