Sus trabajos tienen detalles alucinantes: obras de arte que realmente tienen un gran potencial en cada uno de sus puntos. Los hilos de colores se cruzan y forman figuras que remiten a otros tiempos, al hogar… al universo femenino.
Natalia Quesada comenzó a bordar hace 4 años, se define como dibujante y profesora de plástica. Desde que ingresó al mundo del bordado, su vida cambió. Decidió estudiar y perfeccionarse constantemente haciendo cursos y descubriendo nuevos puntos.
Al describir su oficio y el avance que ha tenido, a Natalia le brillan los ojos: «Empecé sola a practicar el punto base y luego estudié los demás puntos de bordado, hice cursos en Buenos Aires y aún hoy sigo perfeccionándome. Sin dudas, este es mi mundo, antes sentía que no me encontraba». Las agujas, telas, bastidores e hilados le permiten a la artista hacer un parate de la locura que se vive hoy en día y lograr según sus propias palabras «una especie de meditación placentera».
En el largo camino de aprendizaje que requiere un arte tan especial como el bordado, Natalia se mueve libremente al ritmo de la música. Según sus propias palabras: «En mi taller, que es en mi casa, paso horas escuchando canciones mientras trabajo. Esta serie que expongo actualmente tiene un costado muy femenino, ya que necesitaba redescubrir esa parte de mí».
En corto tiempo, Natalia ha logrado grandes obras e inmensos desafíos, como por ejemplo bordar la tapa y el arte del disco Hilario de la cantautora Mariana Päraway. «Trabajar con Mariana fue algo hermoso porque nos entendimos desde el primer momento, compartimos ideas y todo surgió como si nos conociéramos de toda la vida».
Su primera muestra como bordadora, llamada Jardín Interior, puede apreciarse en el Salón Cultural Seguros Rivadavia (José Vicente Zapata 351, ciudad). Sus trabajos, junto al de otros artistas como Sandra Barrozo, María Laura Curi y Tobias Valladares, forman parte de una muestra que se inauguró el pasado 8 de marzo, en conmemoración del día de la mujer.
