Desde hace tres años, Mora Pardo vive en Lisboa, donde trabaja de manera freelance para estudios, agencias, marcas y personas con diferentes códigos postales. Pero antes de llegar a Portugal, esta joven diseñadora construyó un camino sólido en Mendoza, donde estudió Diseño Gráfico y fue el lugar que eligió para comenzar su carrera profesional, una especie de trampolín para saltar a otras partes del mundo.
“Durante el cursado de la carrera en la UNCuyo ya hacía trabajos como freelancer y uno de los primeros fue con el Grupo Alfoz. Fue una experiencia muy divertida, ahí descubrí el amor por el branding, por generar identidades más allá de una marca, poder aplicarlas a un local, a una campaña, a un prototipo…”, comparte la también ilustradora y directora de arte que nació en San Juan y formó parte del equipo fundador de Kids on Coffee.
Con los años, Mora pasó por distintos proyectos, entre ellos Felicidad Collective, el colectivo fundado por Chacho Puebla en Madrid, el creativo mendocino con reconocimiento internacional. “Fue uno de los lugares de trabajo más queridos, trabajamos con clientes más orientados a la sostenibilidad, con proyectos que buscaban desarrollar su lado más responsable, uno de ellos la cervecería 23 Ríos. Fue hermoso poder llevar la esencia de Mendoza y de los mendocinos a los conceptos detrás de cada variedad de cerveza”


Branding con impronta propia
Aunque su recorrido incluye packaging, proyectos editoriales e ilustración, Mora reconoce que su foco principal siempre estuvo en el branding. “Disfruto un montón hacer packaging, pero lo que más me mueve es el desarrollo de identidades. Branding y packaging están muy relacionados porque forman parte del ADN de una marca”.
Hoy, como freelance full time, Mora trabaja con equipos de distintas partes del mundo, tiene clientes en Europa, Estados Unidos y también en Argentina, “sigo trabajando con gente de San Juan y Mendoza”.


“Siempre que puedo, intento colaborar con colegas y amigos en proyectos que me inspiran, aportando mi mirada para crear algo en conjunto”, revela y como ejemplo cita a Bitácora Lunar, el proyecto de divulgación astrológica de su amiga mendocina Fernanda Rivero Puscama que vive en Barcelona; o algunos proyectos que se vienen junto con Sticky Studio.
Diseño con alma ilustrada
Aunque no se encasilla en un estilo único y es versátil con sus resultados, hay algo que siempre aparece en sus trabajos: la ilustración, al punto que decidió explorar ese camino de una forma más profunda e independiente. “Me cuesta definir mi estilo pero sé que está marcado por mucha ilustración, de diferentes maneras y estilos, según lo que el proyecto necesite. Intento no imponer algo propio sino salir de mis lugares comunes y pensar desde la propuesta del cliente. Aunque hay impronta marcada igualmente”.
“Para Maleducat, una productora audiovisual con sede en España y Argentina, me inspiré en los conceptos de storyboard y motion para generar visuales dinámicos pero lo suficientemente sobrios como para dejar que el contenido brille. Colaboré con ellos para crear una marca minimalista pero rebelde que refleja su enfoque único del cine”.


También se permite jugar con los colores, los recursos tipográficos, las herramientas analógicas y la tecnología. “No soy minimalista ni neutra. Me gusta usar el color, hacer cosas divertidas. Obvio que si el proyecto lo pide, puedo hacer algo más limpio, que le llegue a las personas. Intento ver qué es lo que hace sentido desde el punto de vista de la competencia y lo que no hay en el mercado. Trabajo mucho con el iPad por su practicidad aunque incorpora lo manual cada vez que puedo, lo hecho a mano se nota y aporta algo diferente”.
El branding para la plataforma argentina de finanzas Welfi, por ejemplo, fue un desafío ya que tuvo que crear una identidad cercana y divertida que ayudara a romper la resistencia que suelen generar temas como las finanzas personales y las inversiones. que puede ser un tema más duro o técnico, la idea fue hacerlo accesible, colorido, que enganche”.
¿En tu vida diaria también sos versátil como con tus diseños?
Hay una cuestión que intento desafiar que es la estructura. Romper las normas no me sale sin querer, me tengo que esforzar; soy muy ordenada y estructurada y eso se transmite a mis diseños y a mis procesos creativos.
¿Y qué te saca de esa estructura o te desconecta al menos por un rato?
Me encantan las cosas manuales como ir a hacer cerámica y pintar.


De la pantalla al objeto: diseño tangible
En este último tiempo, Mora Pardo empezó a mirar más allá del branding digital. “Tengo muchas ganas de hacer cosas más tangibles. Por eso me gustan el packaging y lo editorial, porque existen en el mundo físico y real. Me interesan los proyectos relacionados con restaurantes, cosmética, alimentos, editoriales… todo lo que tenga que ver con materiales, con productos que se concreten”. Love Hurts, por ejemplo, es el libro que recorre los últimos años de trabajo de la tatuadora mendocina Sara Rosa, que cuenta con el exquisito diseño editorial de Mora.
Y en este deseo de materializar sus ideas creativas, entra en juego una de sus grandes pasiones recientes: el diseño de interiores. “Estoy armando con una amiga arquitecta un proyecto más de interiorismo, con la idea de crear productos para la casa como velas, cerámica, textiles… y quizás llegar al mobiliario”.
“Es una faceta que quiero explorar, un proyecto paralelo con foco en los materiales y la calidad. Me dan muchas ganas de ver mis diseños en objetos reales”, confiesa. De hecho, ha realizado trabajos que se acercan a su proyecto como el de Langlois, una marca de indumentaria y homeware para la que tuvo que crear un elemento marcario que reflejara su herencia francesa y pudiera aplicarse de forma versátil en sus líneas de productos.


Aunque está instalada en Lisboa y a futuro se imagina viviendo en varios sitios más, Mora mantiene una conexión fuerte con sus raíces argentinas. “Buenos Aires me enamora y Mendoza tiene algo que también veo en Lisboa y por eso creo que vivo ahí: la posibilidad de desconectar fácil porque tenés la naturaleza a un paso, podés irte al dique de Potrerillos o a cualquier lugar de la montaña… Y al mismo tiempo, estar en una ciudad efervescente, con un nivel cultural, gastronómico y de diseño muy alto. Poder tener esas dos cosas es un lujo y eso me oxigena la cabeza y me inspira”.