Dios redacta a máquina un prolijo listado. Son los mandamientos destinados al hombre. Pero, al parecer, no se le ocurre qué nuevo precepto incluir en la lista. Hasta que el Diablo, a su lado, eufórico, una idea flamante: «Se me ocurrió otro. Este sí les va a complicar la vida: “No codiciarás la mujer del prójimo”».
Lo que acabamos de contar no es el chiste de un bromista ni un fragmento del stand up de un monologuista. Es una viñeta de Alberto Montt, el dibujante chileno (nacido en Ecuador) que desde el escenario plástico de su arte ha encandilado a lectores en todo el mundo con su humor inteligente, corrosivo y desenfadado.
Montt conforma, con el argentino Liniers (Ricardo Siri) parte de una camada brillante de nuevos humoristas gráficos que parecen haber hecho propio el legado de nuestro Quino en la búsqueda de un arte (el de sus viñetas) que exceda justamente el humor y esté motorizado por la poesía y la reflexión.
Con sus trabajos para diversos medios, como El Mercurio, o especialmente con Dosis diarias (un blog de viñetas por el que ganó el premio internacional BOBs, de la cadena alemana Deutsche Welle), Montt ha dado muestras de su genial talento expresivo. Por eso resulta sorpresivo que decida, de pronto, sumarse a otro talento de su misma especie como el de Liniers no ya para trabajar juntos en lo que conocemos de ellos, sino para dar un salto a otros canales expresivos. Y ese canal es, justamente, el del stand up.
Montt y Liniers estrenaron hace poco Los ilustres, un espectáculo de «stand up ilustrado» con el que llegarán a Mendoza para presentarse el sábado 18 de junio, a las 21.30, en el teatro Plaza (Colón 27, Godoy Cruz).
Los ilustres se estrenó en México y la gira ya los tiene andando por las rutas de nuestro país. En medio de esa gira, Alberto Montt toma el teléfono y atiende el llamado de INMENDOZA.com, para empezar a contarnos cómo nació el espectáculo que lo traerá a estas tierras y, también, para reflexionar, una vez más, sobre su propio arte.
–¿De qué va Los ilustres, este stand up que te reúne en escena con Liniers?
–El show consiste simplemente en dos amigos que conversan y se van por las ramas. Pero sucede en dos lenguajes distintos, aunque complementarios. Un juego de contrapunto en el que uno habla y el otro ilustra lo que va diciendo. Pero luego también hay una interacción con el público y un momento con un par de monólogos como deben ser.
–Uno imagina la amistad entre ambos, aunque cimentada en el hecho de ser colegas y dibujantes. Pero ¿cómo termina esa amistad llegando a la posibilidad de compartir un espectáculo escénico?
–Fue todo muy orgánico y surgió por repetición. Por estar tantas veces con Liniers en un escenario por las presentaciones de libros, por las charlas o por algún show de dibujos en vivo. Un día dijimos: «esto se nos da bien. La gente disfruta con lo que decimos… hagamos un experimento». E hicimos esto. Fue como tirar una piedra el arío para ver qué saltaba.
–Las viñetas de Ricardo y, creo, especialmente las tuyas, tienen un rasgo que los acerca al stand up. ¿O me parece? ¿Sienten también esa relación entre el humor gráfico que hacen y un espectáculo como este?
–Está muy bien lo que observas. Creo que el humor en general tiene que ver con una mirada de la vida que parte de la sorpresa. Y esa mirada sorpresiva hay gente que la intepreta en música, o en dibujo… o en stand up. Así que no es descabellado que un tipo que hace stand up haga humor gráfico, en un salto pequeño, o al revés. Y hay maestros como Les Luthiers, cuyas obras pueden terminar siendo una novela ilustrada sin problemas. Por eso es que una viñeta puede ser cercana al stand up.
– Tus viñetas tienen las virtudes del dibujo y del humor pero creo que tienen algo más: la provocación. ¿Lo ves también así?
–En general no pretendo ser un provocador ni mucho menos. Sólo hablo de los temas que me importan y esos temas pueden ser delicados para algunos, pero sólo son los que hablo con mis amigos en una mesa. Y esos temas son la religión, la muerte, la relación de pareja. A algunos les tocará temas sensibles, pero no quiero provocar, no es esa mi premisa. Por ahí sí me interesa en una viñeta cuestionarme a mí mismo. El idiota reflejado soy yo mismo. Para el caso, soy el primer ofendido con mis cosas.
–Sabemos que te gusta Mendoza…
–Me fascina. Está lleno de cosas que me gustan…
–Pero además todo mendocino, si tiene que hablar de humor gráfico, sabe que puede desplegar un emblema como el de Quino, el autor de Mafalda, que nació aquí. ¿Es Quino un referente para vos?
–¿Quino? ¡Por supuesto! Es un maestro. Yo me amamanté con Quino. Yo estoy aquí por copiar a Quino (risas). Él es para mí un monstruo, alguien que me enseñó a pensar. Porque uno no mira a Quino porque te hace reír, sino porque te da una visión crítica con lo que hace.
–Y además de tipos como él, ¿qué otras cosas te inspiran?
–La gente que trabaja comunicando ideas comienza a desarrollar desde chico el tener la mente abierta, porque tú no sabes de dónde viene una idea. Así que, al menos en mi caso, me inspiro en todo. Desde cosas que he leído en un champú hasta conversaciones profundas con un filósofo. De un bocado de un flan con dulce de leche puedes hacer una viñeta de otra cosa. Es raro el entramado neuronal, cómo de repente tocas aquí y sale allá. Para mí es mágico, como el hecho de que los aviones vuelen. De hecho, me gusta verlo así y no entenderlo racionalmente, porque siento que cuando lo entienda, lo voy a arruinar. Lo prefiero mantener en el universo de otras cosas, como Dios: el rubro de las fantasías útiles, que aunque no existan pueden hacernos bien.
[alert type=white ]Los ilustres Liniers & Montt – Stand Up ilustrado. Fecha: Sábado 18 de junio. Hora: 21.30. Lugar: Cine Teatro Plaza (Colón 27, Godoy Cruz). Entradas: $ 350; $ 300; $ 250; $ 200. Venta: Chamu Rockería (Gal. Independencia), Tarjeta Nevada (Sucursal Nevada) y Teatro Plaza. Evento en Facebook. [/alert]