La industria textil es la segunda mayor contaminante del medio ambiente a nivel mundial. El 97% de sus materias primas derivan de fuentes vírgenes y sólo el 2% de fuentes de reciclaje. De los 53 millones de toneladas de fibra producida para la industria, el 12% se desperdicia durante la producción de las prendas.
Las tendencias cambian todo el tiempo y a gran velocidad. La música, el cine, la literatura, la gastronomía, la tecnología, la moda y todo lo que involucra el estilo de vida se ve interpelado constantemente por las últimas tendencias. Internet y las redes sociales tienen un impacto muy grande en la forma de consumo de la sociedad, donde de una semana a la otra las prendas dejan de “estar de moda” e instalan otras, influyendo en los comportamientos de consumo, sobre todo de los más jóvenes.
La solución que encontró la industria textil a esa demanda desmedida es lo que conocemos como fast fashion o moda rápida: la producción masiva de prendas que genera una enorme contaminación al acortarse el ciclo de vida de la indumentaria y que fomenta el trabajo esclavo.
Pero un sistema sustentable no es sólo responsabilidad de las marcas, sino de nosotros mismos como consumidores. Reducir, reutilizar y reciclar son las claves para generar ese cambio.
Comprar menos ropa y usar la que ya tenemos por más tiempo, adquirir prendas de diseñadores locales o de tiendas de segunda mano, y customizar nuestra ropa para darle nueva vida son algunas de las opciones que tenemos a nuestro alcance para reducir nuestra huella ambiental.
Nino Lucero, profesor de la Tecnicatura de Diseño de Indumentaria, Textil y Accesorios del IESDyT Gral. José de San Martín y diseñador de alta costura, comenzó a profundizar en esta problemática para incluirla como tema en el programa de las materias que dicta en dicha institución. «Como diseñadores, aunque no podemos resolver el tema de la contaminación, sí podemos ayudar con un mínimo aporte».
Algunos datos aportados por el especialista son alarmantes: la fabricación de una remera básica de algodón consume 2.700 litros de agua durante todo el proceso; el 20% de los residuos terminan volcados en agua pura; las fibras sintéticas, al no ser biodegradables, consumen 70 millones de barriles de petróleo al año para poder ser generadas. Además, los procesos de cuidado del algodón involucran el 18% de los pesticidas a nivel mundial y el 25% de los insecticidas.
En un año se generan en todo el mundo 70.000 toneladas de ropa basura, lo que equivale a 11 kilos de ropa que es desechada por una sola persona en la misma cantidad de tiempo.
Todos estos datos son a escala global. Algunos países, como España, llevan adelante diversas investigaciones alrededor de esta temática, pero en nuestro país son nulas. «A nivel nacional lo que tenemos son datos sin ningún tipo de apoyo de investigación estatal porque al ser un tema tan nuevo recién se están desarrollando esos trabajos», explica Lucero.
«Hay una investigación que se va a empezar a hacer desde el Museo de la Moda Argentina y el Instituto de Investigación Textil que depende del INTI. Si bien todavía no tenemos información completa, sabemos que muchos diseñadores están apuntando su trabajo hacia algo más responsable».
¿Qué pasa en Mendoza?
Nino Lucero explica que en la provincia la Cámara de Comercio e Industria junto a otros entes reguladores están comenzado a poner el foco en los sistemas de seguridad e higiene de la industria textil y talleres de confección. «Trabajar con textiles es complicado con respecto a la salud de las personas que trabajan en esos ámbitos, sobre todo en lo visual y las vías respiratorias. También porque la mayor parte de los materiales que usan para la confección son muy volátiles», detalla.
Desde hace un tiempo se viene instalando en la provincia una línea de confección responsable que surge mayormente de la mano de diseñadores independientes. Nuestra provincia cuenta con muy pocas fábricas textiles, la mayor masa de producción llega desde Córdoba, Santa Fe y Buenos Aires.
La compra de ropa de segunda mano es un movimiento instalado en muchos países de Europa. En Argentina crece esta tendencia y Mendoza no se queda atrás de esta movida que tiene su arista ética.
Mariana Päraway, música e influencer de moda, desde hace cuatro años lleva adelante su proyecto Blancanieves del Päraway, donde crea contenido y toca temas como la moda sustentable, el vintage y el second hand.
«En Mendoza hay varias ferias americanas, pero donde veo más crecimiento en cantidad es en la segunda mano, que es ropa actual casi nueva o nueva que sus dueñes venden o consignan en tiendas de segunda mano. Hay muchas personas de estratos sociales más altos que venden su ropa de marcas reconocidas y sin uso prácticamente. También hay marcas sustentables más enfocadas a la ética de la producción, a cuidar los recursos que consumen y a minimizar los desechos que generan: Furson, Xinca y Re son algunas», afirma.
Mariana explica que el crecimiento del consumo sustentable se da por dos factores básicos. Por un lado, las necesidades económicas. «Los precios de las tiendas tradicionales son muy elevados, los sueldos son bajos y hay un crecimiento de emprendedurismo a falta de oferta laboral». Por otro lado, juega el factor de las modas. «Se pone de moda ser sustentable y también vuelven a estar de moda estilos de otras épocas, como sucede ahora con los 90’s y el Y2K, entonces a veces es más barato comprar ropa de esa época que nueva imitándola».
Para la influencer los beneficios de esta forma de consumo son muchos. «Tu estilo se convierte en único, es más barato, no generás más basura ni desechos porque lo que comprás ya existía».
A pesar de todos los beneficios que trae poner en práctica el consumo de ropa circular, son muchas las personas que tienen prejuicios al respecto. «Mi consejo es que prueben con una camisa, un blazer, un tapado…Cosas clásicas que sean muy combinables. Que busquen precios, tipos de tiendas: todo lo que puedan para sentirse cómodes ¡Es un viaje de ida!», aconseja Mariana.
Cinco tiendas recomendadas por la artista:
El Ciclo Vintage (foto de portada): «Es una tienda vintage nueva. Tiene una ropa hermosa y además el lugar es muy lindo, súper limpio, cada prenda está perfecta. Lo super recomiendo.» Lo encontrás en San Juan 1219 de Ciudad.
No Fake: «Tiene una selección divina, unos precios increíbles y tiene el factor más hermoso que es su ideología: la ropa no tiene género, entonces no tienen los percheros divididos en ropa de hombre y de mujer, sino que esta toda junta para que la use quien quiera.» Pedí la dirección de su showroom a través de su Instagram ¡También tienen tienda online!
La Gitana: «Es una feria americana en Guaymallén. Encontrás muchas joyitas y los precios están buenísimos.» Podés pedir su dirección en su cuenta de Instagram.
La Ropería: «Es una feria americana donde hay muucha cantidad de ropa. Hay que saber que algunas prendas hay que remedarlas y hay que revolver. Hay que ir con ganas y tiempo, pero eso es lo más lindo porque podés encontrar cosas escondidas muy lindas.» Se ubica en San Juan 711 de Ciudad.
Llévame Contigo: «Es una tienda vintage. Tiene ropa muy linda y además si una prenda no te queda, o te queda grande o cuestiones así, en el mismo lugar te lo arreglan porque su dueña es modista y diseñadora.» Queda en Necochea 1448 de Godoy Cruz.
Otra opción es Flor de Feria, la gran feria itinerante que se hace varias veces al año y donde se vende ropa de segunda mano. Para enterarte dónde se hacen y en qué fechas, podés seguirlos en su Instagram