El cielo fue el escenario el sábado al mediodía, y los artistas los increíbles pilotos y paracaidistas que llegaron a Rivadavia desde todas partes de Argentina para participar del Mendoza Vuela, la primera edición de este evento organizado por Aerotec que promete convertirse en un clásico de sol, aviones, globos y paracaídas para toda la familia.
* Si bien algunos pudimos disfrutar de los silloncitos y la sombra en el sector VIP para prensa, organizadores e invitados especiales, la mayoría de la gente, que llegó de todas partes de la provincia, cargó con sus sillas y mesas de camping y todas las provisiones para un picnic al sol.
* La estrella del día fue el Loro, un locutor especializado en aeronáutica que acompañó con buen humor y comentarios la pasada de cada una de las naves. Se notaba la experiencia en este tipo de eventos: no cualquiera sabe describir los aviones o los nombres de cada pirueta.
* Además de DJ Fabu, a cargo de la música del Mendoza Vuela, bandas de Rivadavia musicalizaron las «pausas» entre una pasada y otra, una buena forma de incentivar a los artistas mendocinos y fomentar la música local.
* Los accesorios infaltables del día fueron las gorras y sombreros y los lentes oscuros. Desde los más pequeños hasta los más viejos se protegieron del sol. Quedó confirmado que los pilotos usan, en efecto, gafas estilo aviador.
* Diferentes stands ofrecían comidas y bebidas, desde hamburguesas a la parrilla, shawarma, sopaipillas con jamón cocido y hasta sánguches de bondiola. Eso sí, los precios eran bastante elevados. Para la próxima, a romper el chanchito o llevarse la vianda desde casa.
* Además del público especializado que llegó al aeroclub sabiendo con qué iban a encontrarse, muchas familias fueron en busca de un paseo diferente de fin de semana y se volvieron más que satisfechas, por lo que este evento promete consolidarse en la agenda mendocina.
* «¡Están locos!» fue el comentario general ante una pirueta, que consistía en que los comandantes de los aeroplanos subían hasta cierto punto y luego abandonaban la nave en una especie de caída libre. Desde abajo la sensación era que íbamos a ser aplastados por un avioncito en cualquier momento.
* Como quien saca a mostrar el auto un domingo a la tarde por el parque, estos pilotos deben ser súper fanáticos de sus aviones. Ni bien tocaban el suelo luego de una pasada desenfundaban sus franelas y repasaban el lustre perfecto de los brillantes aeroplanos.
* Con la precisión de un cirujano los paracaidistas aterrizaban en la plataforma después de surcar el cielo de Rivadavia y de ofrecer volteretas para el deleite los espectadores, aunque no quedó muy claro si fueron intencionales o si el viento (que soplaba algo fuerte) los hizo girar de más.
* Como corresponde a un evento mendocino de pura cepa, el horario de comienzo, anunciado para las 10, se corrió hasta casi cerca del mediodía. Al menos el sol estaba lindo y había sillones y música en el stand de la Municipalidad para mitigar la espera.
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