Estoy muy feliz, nervioso y ansioso. Han sido años apocalípticos los que hemos vivido y hace cuatro que no voy a Mendoza, nunca me pasó. Es como que se paró el tiempo y va a ser un momento único». Con esa adrenalina interna comenzó la entrevista a Marco Antonio Caponi, el maipucino que a los 21 años se fue a Buenos Aires con una valija y una guitarra.
El actor ahora regresa con muchas más cosas: una carrera sólida en teatro, cine y televisión; bolsos con las cosas de la hermosa familia ensamblada que armó con Mónica Antonópulos y un bolsón con las pertenencias de su «nuevo hijo»: «Romance del Baco y la Vaca».
Este unipersonal fue escrito por el dramaturgo Gonzalo Demaría especialmente para el mendocino, se lo regaló para que él le imprimiera su magia sobre el escenario. «Me dijo ‘amigo te regalo esta obra para que sea tu libertad, para que tu hijo -Valentino (3)- venga con teatro bajo el brazo’, fue un gesto re generoso».
Y así lo está haciendo, recorriendo varios puntos del país y a punto de cruzar el charco hacia Uruguay. La puesta desopilante se estrenó en 2018 y recorrió varias plazas, se pausó por la pandemia y ahora vuelve a salir con toda la fuerza de este gaucho llamado Baco, dueño de andanzas únicas y también de una vaca, de la cual está enamorado.
«Esta obra me impulsó, es una punta de flecha para volver a Mendoza y fusionar todo; ojalá se arme un ida y vuelta seguido porque creo que la provincia es un polo cultural para explotar».
«Romance del Baco y la Vaca»
Podríamos decir que este fin de semana, Mendoza, la tierra del vino, recibe a su Dios, al Baco, aunque en realidad este Baco en particular prefiere la leche más que al tinto. «En realidad el nombre es porque fue criado por una vaca, entonces es una especie del dios de la leche», se ríe Marco Antonio.
Dice la dupla Demaría – Caponi que «Baco es un unipersonal en verso gauchesco. La tradición rural más netamente argentina se mezcla con la épica griega y el blues. El universo sonoro creado por este gaucho con su humilde ‘viola´e lata’ hecha con restos de basura y su prodigiosa y perturbada memoria, sumergirá en imágenes y paisajes con humor y situaciones delirantes, tan delirantes como su verdadera historia de amor».
Se trata de un delirio gaucho, una historia (loca) de un amor incondicional de un hombre y una vaca. Una obra con una estructura maravillosa, divertida, en 1000 versos gauchescos.
«Sí, es un devenir de 10 años de amistad y de compartir el enfoque de lo que creemos que es el teatro. Yo tenía muchas ganas de hacer una especie de Martín Fierro entre payador, recitador y poeta. Y todo cuadró cuando vimos un video de un gaucho in fraganti con su vaca, nos reímos y dijimos ‘es por ahí’».
La idea fue crear una obra para que el espectador vea al teatro más primitivo, un trabajo artesanal. Es la primera vez que el artista asume una producción y dirección general por lo que está «100% metido»: «Me llama la atención porque yo siempre trabajo sobre el caos y la desorganización y ahora cambié, hago las cosas con tiempo y orden».
Por lo que dejó el ensayo para último momento, para cuando faltaran sólo horas para arrancar la primera de las dos funciones. «Aún no lo hago, desde que recibí el texto en 2016 pasé dos años estudiando e incorporando los mil versos. Fue tiempo y paciencia, paciencia y tiempo».
La particularidad de «El Baco», como la llama el propio artista, es que no necesita nada para hacerla, solo pararse con la guitarra (hecha por Caponi con una lata de batata) y recitar el buen texto. «Da la libertad de trabajar sobre la escasez, sobre la imagen generadora, la potencia de la palabra, de esas otras cosas que me parecen mucho más estimulantes realizarlas, es de verdad lo que sucede en la función», asegura el actor.
Gracias al «Romance del Baco y la Vaca» Marco armó su propia compañía familiar, «es como un delirio, es el principio del teatro itinerante y me hace muy feliz». Y es que el proyecto es un trabajo en equipo con personas que admira y que lo apoyan a diario: su familia, con la que viaja a todos lados. En esta oportunidad, Caponi es el director de la obra, su mujer lo asiste y le da su «espectacular punto de vista», su sobrino Manuel es su asistente de actuación y lo ayuda con la puesta y el sonido mientra que su niño lo ve en los ensayos.
Marco Antonio y su amor por el teatro
El actor que radicado en «Baires» se confiesa un amante absoluto del teatro, de la conexión personal con el público y de «que se genere lo más lindo que es el ritual de tener la sala lo más viva posible y estar ahí presente».
Cada vez que está en las tablas, Marco no puede dejar de replantearse en ese mismo momento qué está haciendo o por qué la gente está ahí, «es un tormento emocional entonces me gusta pensar en el concepto de que haciendo teatro intento desaparecer y así puedo espiar todo lo que sucede».
«Siento que el teatro es una invitación a detener tu tiempo y a meterte ahí, donde algo te replanteas o te hace viajar… es mi pasión más grande».
¿Y qué hay del cine y la televisión?
Ahí respondo a órdenes y contratos y capaz que algo de eso no me hace disfrutarlo tantísimo. Siento que el teatro me permitió la exploración absoluta, es hermoso hacer un proceso creativo, ensayar, tomar decisiones artísticas y estéticas. Es en obras independientes y autogestivas que yo encontré mi voz.
Marco tiene una basta carrera en pantallas y escenarios, En cine estuvo en películas como «La odisea de los giles» y «Pasaje de Vida” y actualmente está filmando «Asfixiados», en Uruguay junto a Leonardo Sbaraglia. En televisión apareció en «La Leona», «Graduados» y «100 días para enamorarse», entre otras novelas. Protagonizó la obra «Filosofía de vida» junto a Alfredo Alcón y «En la soledad de los campos de algodón» por solo nombrar algunos de los títulos que le valieron la nominación a varios premios reconocidos del ambiente.
En el universo de las series fue Fabito en «El Tigre Verón», interpretó a un Sandro joven en «Sandro de América» y ahora está filmando «IOSI, el espía arrepentido» para Amazon Prime Video.
«Post pandemia encontré algo del teatro que me seduce y es que se modificó, tiene un encare distinto y me gusta porque es parte de esta necesidad de explorar el espacio escénico, de no tener todo cocinado sino que cada función sea única e irrepetible».
Caponi, un enamorado de su provincia natal
Marco nació en Godoy Cruz y se crió en Maipú, el departamento que lo eligió como Ciudadano Ilustre. Extraña muchas cosas de acá y prometió que durante la corta estadía irá a la montaña y a tomar vino a una bodega, que le gustaría ir a Tupungato y a su casa de La Crucecita pero que principalmente se conectará con la familia y amigos. «Necesito volver a Mendoza, no me importa ni a dónde vaya».
Valentino, su niño de tres años, no conoce la casa de sus abuelos por lo que ésta será una ocasión muy especial para todos: «Estoy fascinado de que vea su raíz, me entusiasma muchísimo».
«Veo que en 5 años va a salir al escenario conmigo. Es insólito, tiene más personalidad que nosotros. Ya dice que es actor y yo nunca lo induciría a nada pero ya viene chipeado. Cree que es streamer y youtuber; habla desde los 2 años como si tuviera un programa de radio», cuenta emocionado y feliz sobre su niño que «vino a sacudirme el mundo».
Su aterrizaje a Mendoza lo tiene contento porque es algo que siempre soñó, «tengo muchas ganas de apostar a esa plaza. Desde que me fui todo cambió, hoy veo que hay mucho movimiento cultural, bandas emergentes, espacios teatrales… y quisiera sumar más, me encantaría organizar un festival de teatro porque re creo que es una plaza fuerte».
De hecho, Caponi ya está en acción al traer ahora su unipersonal a una de las salas más emblemáticas, el Teatro Mendoza. «Ya estoy produciendo, a la distancia, pero lo estoy haciendo. Este es solo el principio».
«Romance del Baco y la Vaca», unipersonal de Marco Antonio Caponi. Funciones: 11 y 12 de febrero. Hora: 21:30. Lugar: Teatro Mendoza (San Juan 1427, Ciudad). Entradas en Entradaweb. Director: Daniel Casablanca. Autor: Gonzalo Demaría.