Coordino con Marcela Furlani una entrevista al terminar el día. Está saliendo de una gripe muy fuerte, por eso me pregunta si nos podemos juntar en su casa, así que organizamos la reunión ahí. Llego a las seis en punto a su casa-taller, una construcción antigua y pintoresca de la Sexta (digna de una de las artistas más reconocidas de Mendoza). Toco timbre, tarda unos minutos en abrir la puerta, me recibe con una gran sonrisa –cualidad que la caracteriza– y veo en el respaldo del sillón una gata sentada. Me la presenta como Penélope, su compañera de casa. Sobre la mesa hay una bandeja con dos tazas, un termo con café y un plato con vainillas. Me invita a sentarme y así comenzamos esta profunda charla sobre su vida y obra.
Luego de conversar un poco sobre todo lo que está pasando en la provincia con el arte, la cultura y los artistas, una puerta se abre para hablar de su trabajo. Marcela Furlani tiene un amplio recorrido artístico. Este se divide entre la producción de obras y la gestión en el arte. Se destaca entre sus técnicas el grabado (en 1997 ganó el primer premio de grabado en el I Salón Regional Vendimia) y la exploración con variados materiales para desarrollar instalaciones en cada una de sus muestras.
Marcela utiliza de manera frecuente el concepto de «territorio» en sus trabajos: «trabajo hace muchos años este concepto y eso va mutando, va tomando distintas intenciones y fisonomías».
–¿Qué significa la palabra «territorio» en el desarrollo de tus obras?
–La palabra «territorio» se me da como una mezcla de acepciones que finalmente termina en mi propio concepto. Primero trabajé con el «topos», con la geografía del terreno, y con el paso del tiempo fui comprendiendo que el territorio, desde lo antropológico, es todo; lo que sucede ahí, cómo se sostiene, las cosas que coadyuvan a la vitalidad de ese espacio, lo poético de la palabra en donde yo hago una traspolación de este pensamiento sobre otras cosas. La idea de territorio es una noción que me permite surfear distintos tópicos a veces más concretos, a veces con más sentido del humor, y otras más arraigados a lo que estoy viendo.
[divider]La nueva muestra[/divider]
–Hace más de cinco meses que vengo trabajando en el desarrollo de una muestra que se va a inaugurar en el Espacio de Arte Killka a fin de mes de mayo.
–¿De qué se trata?
–Sofía Jacky, coordinadora de arte de Bodega Salentein, me contactó para realizar la primera muestra de este 2017, curada y guionada por el espacio, para realizar un homenaje al Espacio de Arte Killka. Me propuso un desafío verdaderamente interesante. Este espacio tiene un rol muy importante en la bodega, su nombre en quechua significa «portal», es el que te da la bienvenida, tiene una relación con el territorio geográfico, te invita a recorrer todo lo que hay para ver y sentir.
–¿Cómo fue el proceso para llevar a cabo esta muestra?
–Hicimos varias incursiones al lugar y empecé a notar cosas que sucedían ahí, en ellas distinguí dos actores de reparto: uno es el viento y el otro son los sapos que habitan la «fuente de ingreso» (risas), y el actor principal es la arquitectura. En un momento dado en todo el proceso de producción de desarrollar la muestra, después de mucho caminar y pensar, pensé en el libro Alicia en el país de las maravillas, que de alguna manera utiliza el recurso del portal para pasar a otra dimensión; como hace Killka con la bodega, un actor fundamental dentro del territorio en el que te invita a ser parte de él . Yo tomo ese portal como una puerta de ingreso a nuestra conciencia, de reflexión, de encuentro con el yo, puesta en evidencia de maneras diversas. Así nació el nombre a la muestra: Portales, trasconejada travesía imaginaria.
–¿Por qué «trasconejada travesía imaginaria»?
–Yo tengo una serie de muestras que se llaman Travesía imaginaria, travesía de las apariencias, que son estos recorridos a través del territorio. «Trasconejada» significa correr detrás de los conejos, y su sentido coloquial es extraviarse, un juego que se plantea en el libro Alicia en el país de las maravillas. Entonces pensé que estos portales podrían estar resueltos a través de la mirada de otros artistas,ahí aparece la dimensión del yo con el otro, en donde el otro me configura. Ahí me vi en la difícil actividad de pensar en tres colegas, Raquel Fluixá, Valeria Señorans y Héctor Ramazzi, que significaran cuestiones que llevan a otros portales. La invitación de estos artistas es un juego muy afectuoso y respetuoso.
–¿Cómo se van a presentar tus obras?
–La muestra va a estar fundamentada en el dibujo. En primer instancia va a haber una instalación que se encontrara en el ingreso de la bodega, una obra, de madera y en hierro, que se despega cromáticamente y a nivel material con lo que se va a encontrar dentro de las salas. No hay una cantidad enorme de obras, sino más bien es la manera en que esta propuesta la muestra, en donde un elemento se relaciona con otro. Tres textos van a acompañar las obras, algo que no se ve habitualmente en las muestras: uno principal de Cecilia Andresen, otro de Silvana Gutiérrez y, por último, uno de Leonardo Pedra. Son tres miradas sobre este proyecto, algunas coinciden otras no. Esto conjuga la idea de ser con el otro, las cosas nunca son del todo acabadas, son miradas parciales y habrá quien formule un concepto, o un aprecio o un desprecio. Es menos lúdica que otras muestras, van a ver dibujos y objetos con materiales que corresponden a una naturaleza transformada.
[alert type=red ]Portales, trasconejada travesía imaginaria de la artista plástica Marcela Furlani. Fecha: 28 de mayo. Hora: de martes a domingos de 10 a 18. Reservas: 2622.429500 / [email protected][/alert]
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