Si odiabas la materia Historia en la escuela o te resultaba aburrida, hay tres series de Netflix que te van a hacer cambiar de opinión. Vikingos, Versailles y Peaky Blinders son para ver en un fin de semana. Generan tanta adicción como Juego de Tronos o Breaking Bad.
Vikingos
Visualmente genial, con paisajes nórdicos, mujeres escuderas, luchas sublimes y ritos paganos a Odín, tan bellos como espeluznantes.
La trama que te hace querer ver un capítulo tras otro, creada por Michael Hirst, cuenta la saga de Ragnar Lodbrok, reconocido como uno de los primeros reyes nórdicos durante el siglo VIII, y de toda su familia. Esposas, hijos, celos, conquistas a otras tierras y ambiciones se juntan en un guión que atrapa y acaba contando el origen de la Europa contemporánea.
Los vikingos fueron los primeros exploradores y conquistaron Francia y Gran Bretaña, las dos grandes potencias. Tan crueles como solidarios, tan bellos como fuertes, se dice que peleaban bajo los efectos del ácido lisérgico que producía un hongo de la cerveza.
Si las escenas de sangre te dan impresión bajá el volumen y seguí mirando, porque es la joya de Netflix y te mostrará los mejores paisajes escandinavos y británicos, para llegar a una sexta temporada en la que vas a ver la belleza de la Rusia que empezaba a formarse como tal.
Un plus: es rabiosamente feminista y las escuderas, con Lagertha a la cabeza, son semidiosas que te van a hipnotizar.
Versailles
Con esta serie vas a entender por qué Luis XIV, El Rey Sol, fue tan loco como genial: inventor del ballet clásico, antojadizo, melómano y mujeriego, este gran hombre cambió además las costumbres de Europa y de Occidente.
En la serie conviven algo de House of Cards, algo de Downton Abbey y bastante de Game of Thrones. Ambientada en el Palacio de Versailes en el siglo XVII, vas a conocer los dimes y diretes de una corte que supo ser la más fastuosa y escandalosa del mundo.
La estética, la música –con apertura de M83 (si no lo tenés, escuchalo)-, el vestuario y el mismísimo palacio por dentro se suma a la trama de Luis y su hermano, Felipe de Orleans, rodeados de un elenco de cortesanos que vivían alejados de la pobreza parisina en una fiesta de drogas, alcohol, orgías, envenenamientos y tortura.
Un plus: Luis está encarnado por George Blagden, el cura Athelstan de Vikingos, y lo hace tan bien que llegamos a creer que es el Rey Sol. Alexander Vlahos logra una dupla magistral con él en el papel de Felipe I de Orleans, el hermano fiestero y gay que se convierte en el mejor consejero del reino.
Un plus: vas a ver realmente todo Versailles por dentro.
Peaky Blinders: la joya británica
Este drama histórico de la BBC, creado por Steven Knight, muestra la Gran Bretaña pobre de principios del siglo XX, cuando Europa no era un estado de bienestar y había que abrirse paso a codazos, o a tiros.
Cillian Murphy es el protagonista, el centro de la serie y el fenómeno de la década. Nadie reparó en las dotes del actor hasta que se puso en la piel de Thomas Shelby, un chico traumado después de pelear en la Primera Guerra Mundial, miembro de una familia irlandesa pobre de Birmingham que se convierte en un clan mafioso.
La serie se llevó muchos premios de la Academia Británica de las Artes Cinematográficas y de la Televisión, y es aclamada por la crítica: hay quienes aseguran que es la mejor de este siglo. Tiene historia de amor de por medio, además de venganza, política, drama social y lealtad.
Un plus: la música. Vas a ver a esos hombres de sombrero y trajes impecables caminando al ritmo de Nick Cave, Tom Waits, White Stripes y David Bowie. La apertura, “Woderful Life”, interpretada por los británicos Smith & Burrows, es una de las canciones más bellas y adictivas de los últimos años.