Este Día de la Madre quisimos resaltar la labor de mujeres emprendedoras que transmitieron a sus hijas el valor de perseguir sueños y trabajar para lograrlos. Que les dieron la libertad de escoger su propios mundos y que, «por cosas del destino» terminaron en un mismo negocio.
Cada mamá es única y acá destacamos a tres que supieron crear lazos de amor y laborales con sus descendientes: Eliana Bórmida, Susana Balbo y Marcela Martin.
Hablamos en exclusiva con sus hijas Luisa Yanzón, Ana Lovaglio Balbo y Agustina Cordova, respectivamente, para que nos contaran cómo es su vínculo dentro y fuera del horario laboral.
Eliana Bórmida & Luisa Yanzón
El estudio Bórmida & Yanzón es un referente mundial en la arquitectura del vino. Eliana Bórmida y Mario Yanzón lo fundaron en 1972 y en la actualidad, sus hijas -Ana y Luisa- también forman parte.
Eliana se encarga del diseño y la dirección de proyectos; sus obras parten de una conceptualización integradora de arquitectura y contexto para así aportar a la identidad regional. Luisa Yanzón es su hija menor, también es arquitecta, pero antes buscó su rumbo profesional por la gastronomía y la actuación. Y con una elección 100% propia, se convirtió en la responsable del área de interiorismo del estudio.
Desde chica dibujaba remodelaciones y ampliaciones en su habitación pero nunca dijo que quería seguir los pasos de sus padres aunque ya estaba en sus genes. Hoy es feliz y disfruta del tiempo compartido dentro y fuera del estudio.
Es dueña de una personalidad inquieta, se ha formado en varios países y encontró en la elegancia, la simpleza y la calidad su sello para sus diseños.
Siempre supo que empezaría desde abajo y que, a la hora de trabajar con su mamá, respetarían sus roles aunque, con una simple mirada, se entienden y sobran las palabras,«es algo que viene del profundo conocimiento mutuo», confirma.
«Si ayuda o perjudica trabajar juntas, creo que ambas cosas. Ayuda por este entendimiento y devoluciones más ricas, y perjudica porque a veces uno no deja de verse con el rol familiar y suelen poner etiquetas que no son reales».
Luisa confiesa ser un poco más estructurada en cuanto se habla de trabajo y cuando no «pero con la edad y el tiempo» entiende a su madre cuando le hablaba de temas laborales en un momento en el que no lo era. «Es difícil desconectar, pero sí podemos hacerlo, tenemos una relación familiar muy rica, muy linda. Logramos distendernos y cuando trabajamos nos enchufamos y no nos para nadie».
Eliana y su hija disfrutan mucho hacer viaje juntas y ahí sí se da simplemente la relación madre e hija, con una profunda amistad, «ponemos en la mesa el disfrute, las charlas profundas, las risas y hablamos del trabajo pero desde el lado de la inspiración y no tanto de resolver y cuestiones rutinarias».
«Mi madre ha sido una de las maestras más importantes para mí, trabajar juntas nos potencia, cada una desde su mirada, y eso es lo lindo, nos respetamos», comparte Yanzón y suma un recuerdo que está grabado a fuego en su interior: «Hicimos una casa en Ecuador, es uno de los proyectos que más disfruté, y ahí sí me puse en modo admiración hacia mi mamá. Fue un trabajo muy íntimo e inolvidable».
«No me imaginé trabajando con Eliana pero es una de las cosas que más valoro, porque si bien de niña le reclamaba su ausencia en las tardes, ahora la tengo toda para mí cuando trabajo, de una manera en la que las dos nos sentimos como pez en el agua, las dos nadamos juntas».
Susana Balbo y Ana Lovaglio Balbo
Susana Balbo es la primera mujer enóloga del país y apostó al trabajo familiar junto a sus hijos José y Ana, ambos son parte de los negocios gastronómicos y de las actividades de la bodega.
Pero si algo une a esta madre con su hija es la innovación enoturística de lujo que estrenaron recientemente. SB Winemaker ‘s House & Spa Suites, una apuesta que propone ser más que un Wine Lodge, siguiendo el novedoso concepto de “Be My Guest” para vivir la estadía con todos los sentidos.
Todo está pensado para que los pasajeros se sientan como si fueran recibidos en la casa de la familia Balbo porque justamente lo es. Este emprendimiento fue construido en la casa familiar de Chacras de Coria (Viamonte 5022). Ambas diseñaron cada detalle y escogieron las obras de artistas locales e invitados que generan recuerdos de todos los momentos de su vida.
Cuando a Ana se le pregunta por lo que le gusta del trabajo en conjunto con Susana, no duda en destacar «su espíritu pionero, tiene una mente muy abierta, en su cabeza todo es posible, es muy resolutiva. No tiene aversión al riesgo, no se arrepiente».
Respecto a las lecciones que ha aprendido y que puede seguir transmitiendo revela: «Que las cosas se hacen bien o no se hacen. A pesar de eso, perfecto es sinónimo de imposible por lo que no podemos paralizarnos a la hora de tomar decisiones. El límite está en nuestra mente, el techo de cristal que las mujeres creemos que tenemos no existe».
A Susana se le preguntó cómo es trabajar con su hija y no dudó en responder: «Tengo una relación maravillosa con mi hija, y trabajar con ella es el sueño de la madre. Estoy muy orgullosa por compartir este proyecto especial con Ana».
Para Balbo, no debería ser un mandato que los hijos trabajen con sus padres o en el negocio familiar. Y que cuando eso ocurre libremente, las cosas fluyen. «Debe haber un equipo de profesionales que trabaje de cerca porque eso ayuda a equilibrar la relación padres-hijos, preservando la familia y haciendo más rentable el negocio».
Marcela Martin y Agustina Cordova
Agustina Cordova es una mendocina que viajó a Buenos Aires a concretar sus sueños de actriz y modelo y que ahora su vida ha dado un giro que, por temporadas, la trae nuevamente a sus raíces.
Ella es la fundadora de Universo Diksha (Emilio Civit 313, Ciudad), un espacio creado para la expansión de la conciencia en donde hace ocasionalmente con su mamá, Marcela Martin, meditaciones, workshops, clases de yoga y despertares.
«Tenemos una búsqueda en conjunto y trabajar juntas es buenísimo porque tenemos la familiaridad para poder crear, nos formamos juntas y también por separado por lo que colaboramos la una con la otra».
Cuando no están en una actividad laboral no hablan del trabajo, de hecho buscan qué hacer para compartir tiempo y relajarse.
El proyecto a futuro de madre e hija es darle forma a su propio centro en el que puedan combinar todas las herramientas y conocimientos. «Estar juntas es super enriquecedor, cada una tiene sus trabajos por separado y esto lo hacemos porque amamos las enseñanzas; es muy gratificante y, en un punto, el trabajo se vuelve más conciliador».
Agustina y su mamá compartieron un viaje a la India para hacer un proceso juntas de cuarenta días. «Fuimos con búsquedas distintas y allá decidí comenzar con mi formación y hoy socias brindando meditaciones; se fue dando todo de una forma muy natural».
Marcela es maestra de yoga kundalini, coach ontológica, guía de meditaciones y siempre suma herramientas para compartir. Agustina es astróloga, se formó como instructora de hatha yoga y ahora sumó el instructorado de kundalini yoga. «Siempre nos actualizamos».