Una Luna llena es un evento que ocurre cada 28 días aproximadamente en donde nuestro satélite natural se coloca a 180° exactos respecto del Sol, lo que provoca que éste proyecte toda su luz sobre la Luna. En astrología, el Sol representa la consciencia, la esencia mientras que la Luna tiene que ver con nuestra parte más emocional e inconsciente. Es por ello que durante estos eventos muchas de esas emociones que intentamos ocultar salen a la luz y muchas veces brotan casi descontroladas.
Toda Luna llena implica en sí un final, un cierre de ciclo que, en este caso, inició con la Luna nueva en Piscis, el 20 de febrero del 2023.
Luna llena en Piscis
Ahora bien, para entender un poco lo que nos espera en esta lunación es preciso entender la energía del signo donde estará la Luna, hablamos nada más y nada menos que de Piscis. Es un signo de agua por lo que, a priori, podemos entender que será una lunación muy emocional, pues el agua y los signos asociados a este elemento (Cáncer, Escorpio y Piscis) están inmensamente relacionados con lo emocional, lo sutil, lo profundo. Pero con Piscis hablamos de una profundidad aún mayor pues en este signo conectamos con nuestro costado más espiritual y entendemos que somos parte de un todo, que estamos conectados no solo con los otros sino también con el universo todo.
Cómo mencionamos al principio de la nota, lo maravilloso de esta Luna llena será la interacción de la misma y del Sol con algunos planetas retrógrados como Mercurio, Saturno y posteriormente Urano y Neptuno.
¿Qué significa que un planeta esté retrógrado?
Básicamente podemos hablar de que un planeta está en retrogradación cuando, desde nuestra perspectiva terrestre, dicho planeta parece que estuviera «yendo para atrás», es decir, en dirección opuesta al resto de los planetas.
A nivel astrológico un planeta retrógrado siempre invita a la reflexión, a evaluar los pasos que hemos dado, las decisiones que hemos tomado y los pensamientos que hemos tenido.
A todas luces esta Luna llena es una invitación a la profunda reflexión, es el momento ideal para evaluar el impacto de nuestras acciones sobre los demás, recordando que estamos todos en el mismo barco y, mucho mejor que dañar al de lado, es ponerse en su lugar.
Por último y no menos importante recordemos que todos nos ponemos bastante emocionales y sensibles durante estos eventos -y durante algunos días después también- por lo que será muy bueno para nosotros escuchar y prestar mucha atención a nuestras emociones. Quizás así cerremos alguna que otra herida, ¿no les parece?
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