Desde pequeña, Luisa Yanzón se vio envuelta por el mundo de la arquitectura y del diseño de interiores; recuerda que en su infancia imaginó «una hipotética ampliación» de su casa con una sala de juegos a la que le hizo un ventanal con vista hacia la copa de un palo borracho y un sillón con las flores rosadas de ese árbol.
«Siempre fui de imaginar cosas, me acuerdo de estar haciendo dibujos y planos. Me encanta dibujar a mano alzada y ahora con las tablets encontré una manera reloaded de trabajar con esa técnica y me fascina», cuenta la arquitecta y diseñadora de interiores que toda su vida vio a sus padres, Mario Yanzón y Eliana Bórmida, haciendo eso mismo, proyectando.
Si bien la pasión por estas áreas estaba en sus raíces, no fueron su primera opción; la atraparon después de haber empezado varias carreras como gastronomía, que nada tenía que ver con los dibujos, las construcciones y la decoración.
Luisa siente un deleite único por y con el interiorismo, es decir, la arquitectura interior que llega más allá del techo, los muros y el piso; es «ese diseño que llega a la materialidad de la arquitectura con la mezcla de las texturas, los colores y del equipamiento que participan en un espacio».
«El diseñar los interiores me atrapó en la práctica y ahí empecé a entender la riqueza que tiene, su agilidad. Cuando empiezo a definirlo siento como chispazos de deleite, como si estuviera cocinando algo delicioso».
Luisa no cree seguir tendencias porque se mete de lleno en las necesidades del proyecto, en lo que el cliente quiere sentir, experimentar y comunicar. Y todo eso lo traduce con la materialidad que la hace vibrar en ese contexto.
«Me costaba entender que tenía una firma en mis diseños pero me la señalaron y la terminé notando. Mi identidad está relacionada con la utilización de materiales nobles con cierta sofisticación y llevados un poquito más allá, de una manera muy contemporánea. No me gusta usar materiales que simulan ser cosas; elijo uno puro y lo trato de la manera más franca y honesta posible, siempre llevado a su mejor expresión».
Es una convencida de que no hay reglas para combinar texturas, materiales y colores porque «es como combinar la ropa o los sabores de una preparación, donde uno deja ver la gracia personal».
Luisa Yanzón y su magia para crear sensaciones con el interiorismo
Dicen que si uno trabaja de lo que le apasiona, no lo considera como tal y lo disfruta el doble. Eso le sucede a Luisa, quien se divierte «muchísimo» en la etapa conceptual de los proyectos y en la definición de todos los materiales.
«Ahí es donde empiezo a tener los chispazos creativos de una identidad definida de cada idea. Y también en el momento de decidir cuál es el mueble u objeto que se adapta perfecto a lo que estamos buscando».
¿Qué viene primero a tu mente, el mueble que querés poner en determinado lugar o el espacio vacío a ocupar con un objeto de diseño?
Primero viene el espacio, siempre voy de lo macro a lo micro. Me habla el espacio, lo interpreto y de ahí voy al detalle en manera gradual.
La arquitecta es una fanática de encontrar materiales novedosos y un uso nuevo a las cosas cotidianas, por ejemplo un durmiente de vías de trenes; suelen usarse en su estado natural y ella lo lustra para resaltar una belleza desconocida.
«Soy de cruzar industrias también, me encanta elegir cosas de la industria automotriz para muebles o revestimientos, es darle una vueltita de rosca para que se vea algo distinto, eso me encanta», a la vez que adora combinar con materiales que hacen contraste entre sí, como metales con madera y brillos con opacos.
Si algo tienen los diseños de Yanzón es el respeto por el espacio y la naturaleza. Es ese paisaje el que la inspira a proyectar, el mismo que complementa con el tipo de arquitectura y la cultura de ese lugar.
«Nunca me quedo en lo divino del paisaje, me gusta saber qué hace la gente que vive allí, qué oficios manejan y ahí es donde mi mente empieza a ponerse más creativa. Naturalmente tiendo a hacerlo desde el respeto, que no se note tanto mi intervención sino que se entienda la arquitectura, el paisajismo y el interiorismo como un todo».
En la charla exclusiva, Luisa resalta que es respetuosa porque lo aprendió así: «Eso viene de la escuela que tengo, el estudio de mis padres Bórmida Yanzón», donde Luisa es Responsable del Área de Interiorismo.
La luz es parte fundamental en sus trabajos porque «hace que se luzca o no un trabajo». Otro infaltable en sus proyectos son las obras de arte, las que le imprimen personalidad al espacio.
«Me gusta trabajar con artistas y encargar obras especiales pero no pienso primero en el artista y luego en la obra sino que las cosas se encuentran. En el caso de una escultura, la voy pensando mientras estoy haciendo el espacio y, con los cuadros, los elijo con una relación en cuanto a la escala, el tema o los colores, no los pienso de manera aislada».
Todos sus trabajos son artísticos y en todos busca la máxima expresión de los componentes. Nada es liberado al azar y sus experiencia internacional y nacional la respaldan para ser una de las estrellas jóvenes del mundo del interiorismo.
