INMENDOZA.com charló con Hernán Crespo, documentalista y director de la productora Kraken, quien en busca del mítico “Guapo” para hacer un documental, se embarcó en una aventura y terminó siendo protagonista de su propia película. Los otros tres navegantes son Germán Moyano, Renzo Recchia , Hernán Rikkers y el famoso Guapo.
Cuatro hombres del desierto se lanzan al mar ¿cómo fue eso?
Empezó con una curiosidad de mi parte –relata Hernán Crespo-, sobre las historias que escuchaba del Capitán del barco, más conocido como “el Guapo”, un personaje nacido en Córdoba pero mendocino de toda la vida. Estamos hablando de Hernán Rikkers, un aventurero del mundo que tiene muchas anécdotas raras y de situaciones peligrosas. Me interesó como personaje para documentar sus experiencias. Lo contactamos y fuimos tirando ideas hasta que surgió esta oportunidad de cruzar el Oceáno Pacífico en velero, algo que él ya había hecho.
El resto de la tripulación jamás se había subido a un barco…
Ninguno de los otros tres habíamos tripulado un velero, además este viaje contaría con el agregado de que lo íbamos a documentar, así que tuvimos nuestros tiempos de preparativos y finalmente zarpamos desde México. El viaje duró cuatro meses, desde México hasta la Polinesia, de los cuales el trecho peligroso fueron 42 días sin tocar tierra, el resto del tiempo navegábamos y tocábamos puertos.
Estamos hablando de mar abierto ¿al menos el Guapo tenía experiencia?
El Guapo tenía una experiencia relativa, es un muchacho que empezó a navegar hace cuatro o cinco años, pasa que lo hace con intensidad, él ya había cruzado el Pacífico en un velero, completamente solo.
¿Entre los navegantes, es habitual cruzar el océano?
Este cruce lo hacen unas 100 personas por año, pero digamos que suben más personas al Everest en un día, de las que cruzan el mar en un año. De todas maneras lo riesgoso de nuestro viaje fueron las condiciones en las que lo hicimos, porque no teníamos suficiente dinero para dejar el barco en condiciones óptimas, ni tiempo para entrenarnos.
¿Los tres que nunca habían navegado, simplemente se subieron y zarparon?
Tuvimos un mes de entrenamiento, hubiésemos necesitado dos años y 100 mil dólares para hacerlo sin riesgos. Nosotros lo hicimos todo al modo latinoamericano. El velero, de once metros, un velero chico, no estaba preparado, tenía una fisura en el casco desde antes de zarpar que se fue empeorando con el tiempo.
¿Y pasó lo peor?
Digamos que no porque el barco no se hundió, sin embargo las últimas dos semanas entraba tanta agua al casco que había que bombearla. No se cruza el océano con un barco fisurado. Por otro lado el timón estaba defectuoso y tuvimos muchos problemas, de hecho el cruce más largo sin tocar tierra debió durar veinte días, no cuarenta y dos como nos tomó a nosotros. No teníamos buen equipo tecnológico, son sutilezas pero tener las velas correctas, el ancla y timón correctos hacen que tus dificultades del día a día sean menos.
La primera semana de navegación se nos rompió el desalinizador de agua que es el seguro que vos tenés, así que durante todo el viaje debimos administrar el agua de reserva que escaseó al demorarnos más. Varias veces cocinamos con agua salada y en un momento nos cruzamos con un barco atunero que nos ayudó con provisiones. Para que te des una idea bajé 20 kg durante el viaje. Verdaderamente fue una aventura.
¿Pero valió la pena?
Sin dudas, ves cosas que de ninguna otra manera podrías ver. La posibilidad de ir a una playa virgen o de cruzarte con un animal que nunca estuvo en contacto con un ser humano, estar en el océano que es tan gigantesco….
Podían pescar…
Sí, básicamente las comidas eran pescado, langostas y mahi mahi, a veces pescamos tiburones pero su carne no es buena, nos resultó muy dura.
¿Cuáles fueron las sensaciones más fuertes que tuviste?
En un viaje como este seguro que tenés el peor momento de tu vida y también el mejor. Muchas veces sentimos miedo en situaciones que nos podían costar la vida y otras sentí felicidad extrema.
Contame las de felicidad extrema…
Un día se dio la ocasión. Me había tocado la guardia del amanecer -hacíamos guardias nocturnas- y empieza a salir el sol, entonces escucho ruidos alrededor del velero, me acerco al borde y veo unos treinta delfines, cosa que es muy común cuando estás navegando. Pero en esa situación, yo solo, con el amanecer, a más de tres mil kilómetros de la costa, decidí ponerme un arnés amarrado al barco y saltar al agua. Los delfines se me vinieron y el océano estaba muy picado así que las olas me metían y me sacaban. Era consciente del peligro que corría porque si se llegaba a soltar el arnés, con mis compañeros durmiendo, me hubiese perdido en el mar. Tuve una sensación muy fuerte, una mezcla de felicidad, miedo, adrenalina, y de autorrealización porque estaba comulgando con un animal que jamás había tenido contacto con un humano. Me hubiese gustado compartirlo con alguien.
¿Hay tomas en el documental de ese momento?
Me metí con la cámara, a pesar de que a esa altura se te olvida para qué estás ahí, para qué filmás. No sabés si estás sobreviviendo, si sos un documentalista o si sos un marino. Esa distinción entre vivir una experiencia o estar contándola, entre ser un artista o una persona que solo pretende vivir se vuelve difusa, es confusa en una aventura así.
El Guapo hizo muy buenas tomas submarinas de otros momentos que se verán en el documental.
¿Estuvieron en el ojo de alguna tormenta?
Estuvimos como diez días escapando de una y nos atrapó la periferia, pero por suerte la tormenta giró, se elevó a la categoría de huracán y se fue contra la tierra dejándonos. Con las condiciones en que se encontraba el velero, si esa tormenta nos agarra nos hundíamos con seguridad. Fue justo en esos días que tuve el encuentro cercano con los delfines. Todos estos momentos están contados en la serie.
¿El documental de aventura sigue un guión o la propia aventura marca el paso?
Como estás persiguiendo la realidad con una cámara, la realidad es la que te cuenta la historia, no vos. Fui reescribiendo los guiones todos los días. Al principio yo buscaba las tomas de acuerdo a lo que tenía pensado para la historia que quería contar, después las tomas se imponían por las situaciones que íbamos viviendo. La película tiene las características de un documental de aventura pero también hay un mensaje con respecto a la conservación ambiental, con respecto a lo que es enfrentar problemas que parecen no tener solución. Es una historia de esfuerzos, de hacer lo mejor, de lo linda que es la naturaleza.
¿Qué hay de la experiencia en los puertos de México y finalmente en la Polinesia?
El documental tiene dieciséis capítulos, de los cuales, los ocho primeros son de los dos meses vividos en México. El cruce del Pacífico se lleva cuatro capítulos, y lo últimos cuatro están dedicados a la Polinesia.
México es un país gigante y lleno de extremos. Conocerlo viviendo en puertos y en barco, es otra historia. Salimos de Cabo San Lucas y navegamos por el mar de Cortés, donde hay muchas ballenas en el mar. En los puertos que tocamos encontramos gente con realidades muy distintas, desde pueblitos muy humildes hasta balnearios para los excesos y el descontrol, los típicos lugares a donde van los norteamericanos a gastar dólares.
¿Cómo les fue en las islas exóticas?
Llegamos a Nuku Hiva en las Islas Marquesas de la Polinesia que son un paraíso rarísimo. La gente es muy distinta, piensa, habla y se mueve de manera diferente, te miran de manera distinta. En la primera isla que anclamos, encontramos 2.000 habitantes de un pueblo que hace dos generaciones era caníbal y que ahora si bien está civilizado, habla de una manera muy agresiva, sentís que te están por clavar una lanza, y en realidad te están diciendo algo muy amable. Son personas sumamente solidarias, sanas, simples y puras, pero cuando hablas con ellos, según nuestros patrones culturales, pareciera que te están por asesinar.
Pero no lo hacen…
No (risas), por suerte, acá estamos, sanos y salvos. El Guapo se quedó en la Polinesia con su barco, con Renzo y Germán nos volvimos en avión.
Para recordar:
Confines, de la productora Kraken se estrena en Junio por Canal Acequia.
16 Capítulos de 30 minutos cada uno.
Trailer para ver: http://vimeo.com/82129140