Mendoza está viviendo un momento vibrante en su escena gastronómica: proyectos jóvenes, espacios con identidad propia y cocinas que combinan lo local con lo contemporáneo. Desde focaccias que homenajean a una abuela inolvidable hasta restaurantes que nacen en fincas históricas o cafeterías que se vuelven punto de encuentro urbano, estas nuevas aperturas comparten algo en común: la búsqueda de experiencias auténticas y memorables. En cada una hay una historia detrás, un equipo que apuesta por el producto y una mirada fresca sobre cómo se come y cómo se comparte hoy en la provincia.
Acá, un recorrido por los lugares que se suman al mapa gastronómico mendocino y que ya empiezan a marcar tendencia.
Santa Cantina: cocina bien casera, hits de temporada y música que te acompaña siempre
Santa Cantina nace del sueño de dos amigos que siempre imaginaron un espacio donde se comiera como en casa: con platos típicos argentinos, sabores reconocibles y una atención que roce lo familiar. Su carta combina tradición con reversiones sutiles, como la provoleta con mermelada de panceta y pesto de albahaca, el revuelto de gramajo de receta propia o la tortilla que sale bien babé, como manda la costumbre. También trabajan con productos estacionales (como los espárragos en primavera, por ejemplo) y sostienen clásicos que honran lo local: entraña, milanesa de 200 gramos y un bocconcini de pollo con papas rejilla que ya es la estrella del lugar.
El local funciona en una casa de inmigrantes de 1914, declarada patrimonio histórico, cuya estructura original fue cuidadosamente respetada por la arquitecta Carla Díaz. Pisos, cuadros, pingüinos y detalles de época construyen una atmósfera auténtica de cantina moderna, acompañada por una selección musical que va del blues al tango, del jazz al rock and roll, con shows en vivo que refuerzan su espíritu de barrio. Todo se completa con su vermú de la casa: Cinzano Rosso, soda, Cynar, rodaja de naranja y romero ahumado.
Encontralos de martes a domingo, tanto al mediodía como por la noche, en Juan B. Justo 183 de Ciudad. El proyecto —cuentan— es un sueño para el mundo, pero siempre pensado desde y para la comunidad del barrio. La marca, diseñada por Clarisa Betania de Ykira Studio, resignifica el universo de la cantina en un isologo donde el pingüino se vuelve símbolo y anfitrión.
Surco Restaurante: territorio, técnica y origen en cada plato
Surco Restaurante abrió sus puertas en Almirante Brown 2403, dentro del Hotel Amerian Chacras de Coria, como una declaración de origen y propósito: el surco es el primer gesto del cultivo, el acto de abrir la tierra para sembrar. Bajo esa metáfora fundante, el restaurante propone revelar lo que yace bajo la superficie combinando ingredientes regionales y técnicas contemporáneas.
El proyecto está liderado por Etienne Koninckx (26) y Clementina Cervantes (22), dos jóvenes chefs que se conocieron en una cocina mendocina y que luego profundizaron su formación en hoteles cinco estrellas de Europa. Su paso por Andorra, Costa Brava y especialmente por Croacia (donde tuvieron a su cargo el diseño conceptual de un restaurante completo) marcó un punto de inflexión: aprendieron a pensar la gastronomía desde una mirada 360°, a leer la identidad local y a transformarla desde técnicas modernas sin perder raíz. Al volver a Mendoza, recibieron la propuesta del Hotel Amerian para desarrollar el restaurante del lugar y así nació Surco: una síntesis de sus viajes, sus aprendizajes y su forma de entender la cocina como camino y como gesto inicial.
La propuesta gastronómica se centra en el producto y en el detalle absoluto: fuego, tierra, texturas y reinterpretaciones del cotidiano conviven en una carta que fusiona técnicas multiculturales con ingredientes del entorno. Surco ofrece menú a la carta todos los días (con opciones vegetarianas y celíacas), menú ejecutivo de lunes a jueves y una experiencia de pasos de viernes a domingo donde un único menú marida con cinco bodegas locales. Además, organizan eventos tanto dentro del hotel como a domicilio. ¿Listos para conocerlo?
Pato Coffee: café de especialidad y vibra urbana non-stop
Algunos ya lo conocimos cuando estaba en calle Roca de la Quinta Sección, pero ahora, Pato Coffee llegó a Montevideo 245 con la misma esencia: ser un spot urbano donde siempre pasa algo: música, color, movimiento y café del bueno. Inspirado en la cultura callejera, el espacio propone una experiencia que va más allá de pedir un latte. La idea es que quien entra por primera vez sienta ese “ok, encontré mi lugar”.
La propuesta combina café de especialidad con pastelería y comida rápida, influenciada por cafeterías modernas y sabores simples pero bien hechos. Entre sus productos estrella están el tostado de jamón y queso con pesto de rúcula, los chipá y alfajores (símbolos absolutos del lugar) y bebidas exclusivas creadas por su equipo, como el Blueberry Coco Latte, el Strawberry Latte y el Maracuyá Latte. Cada preparación parte de ingredientes frescos y elaboraciones hechas al momento, acompañadas por granos de especialidad que elevan la propuesta.
Ubicados a media cuadra de Plaza España, impulsan también el ritual de llevar el café y disfrutarlo en el espacio público, al estilo de las grandes ciudades. Porque en Pato siempre se la pasa bien: conocelo, abren de lunes a viernes de 8 a 20 h. y los sábados de 9 a 14 h.
Finca Bandini: sabor, paisaje y raíces en un rincón único de Las Compuertas
Ubicado en un rincón privilegiado de Las Compuertas, rodeado de agua, hileras, historia hídrica y arquitectura típica de los años ’30, el restaurante de Finca Bandini propone una experiencia que es, como ellos dicen, un acto de amor. Cada visita invita a detenerse, respirar el paisaje y vivir una gastronomía auténtica: vista al callejón de rosas, aromas de fuegos, el tilo centenario, el canto de los pájaros y los sabores profundos de la cocina mendocina. Todo está pensado para que quien entra por primera vez pueda desconectarse y admirar este rincón de Luján de Cuyo que resume lo mejor de la provincia.
La propuesta gastronómica, a cargo del Grupo Bretta, con Pablo y Charly Torre al frente, interpreta lo cuyano en contemporáneo. La cocina toma como inspiración cómo recibimos visitas en casa: con mesa generosa, productos propios, conservas, despensa y esa impronta de madre y abuela que nos acompaña desde siempre. Trabajan con productores locales, profundizan en la estacionalidad, elaboran su propia charcutería y mantienen una despensa de conservas, pickles y encurtidos que multiplican posibilidades. La provoleta, uno de los platos más logrados de la carta, se volvió emblema por su combinación de técnica, creatividad y respeto por el producto.
Finca Bandini surge del sueño de un mendocino que, luego de vivir toda su vida en Houston, vuelve a su tierra natal para crear un legado vinculado a sus raíces. El restaurante se asienta en lo que fue el antiguo lecho del río Mendoza, un lugar realmente soñado. La casona mantiene su arquitectura original, los platos se sirven sobre madera de olivos recuperados, el aceite es de elaboración propia y cada elemento refuerza lo autóctono de la propuesta. Visitalos de miércoles a lunes al mediodía en Callejón Peralta s/n, Las Compuertas.
ÁGORA: experiencia campestre con cocina criolla contemporánea
ÁGORA es un refugio al aire libre donde la naturaleza, el fuego y la cocina de Agustín Aguilera Cavagnaro se combinan para crear momentos que se sienten genuinos. El proyecto nació como un homenaje a las reuniones de campo, a esa manera tan mendocina de estar chill y compartir alrededor del fuego. Quien llega por primera vez encuentra una bienvenida muy cálida, junto a una propuesta gastronómica que invita a quedarse.
Acá, el fuego es el protagonista absoluto del espacio. Es una cocina criolla y contemporánea con influencias regionales, técnicas de asado tradicional y cocciones prolongadas a las brasas. La carta se complementa con un foodtruck pensado para los chicos, lo que vuelve al lugar ideal para familias. Lo copado de este lugar es también su formato Sunset (los sábados desde las 17 h.) y los almuerzos familiares de los domingos. Todos los ingredientes provienen de productores locales, con foco en la frescura y la estacionalidad.
ÁGORA se diferencia por su formato abierto y su enfoque en la experiencia completa: gastronomía + entorno natural + música + eventos especiales. Y si algo quieren que la gente recuerde, son los durazneros que rodean el lugar: el sonido del campo, la música en vivo, el fuego listo y esa sensación de haber vivido un momento verdaderamente especial. ÁGORA está en Ruta 60 (ex Finca La Maruca) y funciona los sábados desde las 17 h. y los domingos desde las 13 h.
La Matilde Focaccería: recetas de abuela y focaccia como religión
La Matilde Focaccería nace como un homenaje vivo a “La Mati”, una abuela tan auténtica como inolvidable: coqueta, divertida, con carácter y dueña de esas recetas que hace “a ojo” y nunca revela. El local busca transmitir justamente esa energía: que sea cálido, familiar y moderno donde los sabores abundantes funcionan como excusa para compartir. La marca se construye sobre su historia (sus colores, sus gestos, su humor) y cada sándwich lleva un guiño a su personalidad.
El pan de focaccia lo es TODO. “Focacceros italianos pero bieeeen mendocinos”, dicen. Buscan velocidad en el servicio, combinaciones nuevas y un producto que tenga calidad. Entre las estrellas del lugar están el “Matilde”, el “Pablito el preferido” y el “Bruno”, todos preparados con ingredientes frescos, recetas caseras y un trabajo cuidadoso sobre el pan y las cocciones. Y te dejo un plus: la excelente relación precio-calidad.
Probalos en Lomas Plaza Comercial (frente al barrio Dalvian). Funciona de lunes a jueves de 11 a 23 h., en formato take away.
Lobo Pollito: café literario con onda, cocina rica sin vueltas y libros que te atrapan un rato más
Lobo Pollito nació de un viaje y de un sueño: el de crear un café literario íntimo, chiquito, lleno de libros y con un piano empotrado dentro del propio mueble. Esa imagen que Santi, su esposa y su cuñado imaginaron años atrás, finalmente tomó forma en el espacio donde funcionaba Cora, en Olascoaga 829. La premisa es sencilla, pero desafiante: que la gente se vaya mejor de lo que entró, un poco más estimulada por el arte, por un libro abierto al azar o por elección, por una conversación que se estira.
La propuesta gastronómica sigue esa línea: comida “como en casa”, simple y hecha con cariño, pero con un sabor que sorprende gracias a la mano del chef ejecutivo Willy Gómez, peruano y especialista en platos llenos de carácter. La carta es breve, pensada, cuidada. La gran vedette del lugar es la torta vasca, un imán absoluto para los que repiten visita. También cuentan con un menú ejecutivo de seis platos muy bien logrados.
Lobo Pollito también quiere convertirse en un polo cultural: talleres para niños inspirados en la hija de Santi, agenda artística y una app de fidelización que ofrecerá cafecitos gratis y acceso a toda la biblioteca. Es un espacio que busca mezclar literatura, música, comunidad y comida rica, sin pretensiones y con mucho corazón.
Abre de lunes a viernes de 8 a 22 h., y sábados y domingos de 9 a 23 h.



















